EUROCOPA | REPÚBLICA CHECA 1 - PORTUGAL 3

Ronaldo abate a Cech

El delantero firmó el triunfo de Portugal ante un rival que se batió con bravura

Cristiano Ronaldo firmó la victoria de su equipo frente al de Peter Cech. A ambos se les concedió un protagonismo especial, como si la suerte del partido estuviera en los pies del delantero o en las manos del portero, y no en el litigio entre portugueses y checos, interesados ambos en alcanzar el liderato y los cuartos de final. Ronaldo sintetiza el espíritu ofensivo de Portugal mientras que la capacidad defensiva de la República Checa está representada por Cech. El resultado certificó el triunfo del portugués frente al checo. Ronaldo marcó un golazo, el segundo, e intervino en los otros dos d...

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Cristiano Ronaldo firmó la victoria de su equipo frente al de Peter Cech. A ambos se les concedió un protagonismo especial, como si la suerte del partido estuviera en los pies del delantero o en las manos del portero, y no en el litigio entre portugueses y checos, interesados ambos en alcanzar el liderato y los cuartos de final. Ronaldo sintetiza el espíritu ofensivo de Portugal mientras que la capacidad defensiva de la República Checa está representada por Cech. El resultado certificó el triunfo del portugués frente al checo. Ronaldo marcó un golazo, el segundo, e intervino en los otros dos de forma distinta: en el primero provocó el rechace que aprovechó Deco y en el tercero asistió a Quaresma para que una vez vencido Cech marcara a portería vacía. Resuelto individualmente, el encuentro fue colectivamente muy peleado, porque la República Checa defiende con cuatro zagueros del calcio que se las saben todas a la hora de trampear el juego y porque Portugal, además de un centrocampista excelente que se llama Deco, tiene peligro en las dos áreas: la contraria por sus buenos delanteros y la propia por su fragilidad defensiva.

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A Portugal le pudo de salida la suficiencia, lógica si se atienden los parabienes que recibe a diario y desproporcionada si se cuenta que sólo había derrotado a un rival al que se le ha parado el reloj futbolístico como es Turquía. Actuó como un nuevo rico, con un punto de desdén, confiado en el aura que desprenden futbolistas como Ronaldo. A Portugal no le llaman porque sí el Brasil de Europa. El gol inicial de Deco le vino que ni pintado para agrandar su autoestima y no reparar en el encuentro. El volante se encontró con la pelota despedida por Cech después que Ronaldo hubiera tirado una pared con Nuno Gomes y la acompañó a la red. Muy fácil. Portugal creyó que no hacía falta jugar a fútbol para ganar a la República Checa.

Ocurre que la selección de Scolari tiene problemas estructurales tan serios que no puede abandonarse ante ningún adversario por más ventaja que tenga. No basta con tener buenos delanteros si no se cierra en la medular, fallan los laterales, especialmente Paulo Ferreira, y el portero tiene las manos blandas, especialmente en los balones laterales. Los checos respiraron por la derecha, con Sionko encarando a Ferreira y provocando la ayuda de uno de los centrales, pendientes ambos, por otra parte, del polvorilla Baros. Brückner prefirió una liebre a un gigante, a Baros en lugar de Koller, y su equipo tuvo más dinamismo y llegada, una mejor cintura. Así, Sionko forzó un saque de esquina en una entrada preciosa y a la salida del córner el propio delantero cabeceó el centro bien puesto por Plasil.

Igualado el marcador, el partido se puso muy bravo, especialmente trabado, con faltas tácticas reiteradas. Los checos estaban encantados con el cuerpo a cuerpo porque son más altos y más fuertes que los portugueses. La calidad física se imponía a la técnica. Antes confiado, Portugal pasó a sentirse preocupado por la suerte del partido. No estaba a gusto en el campo, no tenía la pelota, no tocaba a las bandas y sus extremos no profundizaban ni desbordaban, de manera que no había ocasiones.

Los portugueses espabilaron después de la intervención en el descanso de Scolari, discutido como entrenador y elogiado como psicólogo, efectivo con sus arengas. Aunque continuaron expuestos a encajar cualquier gol, juntaron mejor las líneas con Deco al frente, de medio y de delantero, tomaron la iniciativa, ganaron el campo ajeno, se arrimaron al área y comenzaron a apuntar a Cech. A diferencia del primer tiempo, la concentración en la tarea fue entonces tan extrema que consiguieron el segundo gol con un jugador menos, con Moutinho en el suelo, y Deco abriendo como extremo por la derecha. El interior puso el centro al punto de penalti y Cristiano Ronaldo enganchó un remate duro e imposible para Cech.

A Brückner no le quedó más remedio que recurrir a Koller para reforzar su ofensiva. El juego aéreo podía ser una buena solución para vencer a una zaga portuguesa que tiritaba en cada ataque. A su rescate acudió con los cambios Scolari, siempre intervencionista, lo requiera o no el partido. Volcados los checos en el portal de Ricardo, la pelota se escapó por el lado derecho, Portugal montó una contra muy rápida, con Ronaldo de asistente de Quaresma, y se acabó el partido como ya pasó ante Turquía. Aunque las manos del arquero son de mantequilla, Ronaldo tiene dinamita en sus botas.

Ronaldo dispara a portería ante la atenta mirada de Sionko.AFP