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Rambo, el espejo de Kahn

El portero del Bayern, al borde de la retirada, reconoce que se inspiró en algunas películas de los ochenta para forjar su mentalidad

El meta y capitán del Bayern de Múnich, Oliver Kahn, sostiene que su camino hacia el éxito estuvo marcado por la mentalidad típica de los años ochenta expresada en películas como 'Rocky', 'Rambo', 'Scarface' o 'Wallstreet', que trasmitían el mensaje del ascenso del lavaplatos a millonario. "Ese era el mensaje de la época. 'Rocky', 'Rambo', 'Scarface' o 'Wallstreet'. En los años ochenta, todos creían en la historia del lavador de platos que llegaba a millonario", dice Kahn en una entrevista que publica hoy el suplemento semanal del diario Süddeutsche Zeitung de Múnich.

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El meta y capitán del Bayern de Múnich, Oliver Kahn, sostiene que su camino hacia el éxito estuvo marcado por la mentalidad típica de los años ochenta expresada en películas como 'Rocky', 'Rambo', 'Scarface' o 'Wallstreet', que trasmitían el mensaje del ascenso del lavaplatos a millonario. "Ese era el mensaje de la época. 'Rocky', 'Rambo', 'Scarface' o 'Wallstreet'. En los años ochenta, todos creían en la historia del lavador de platos que llegaba a millonario", dice Kahn en una entrevista que publica hoy el suplemento semanal del diario Süddeutsche Zeitung de Múnich.

Kahn declara que esa mentalidad lo convenció de que a través del esfuerzo y la voluntad podía lograrlo todo. "El mensaje de la época era: cualquier puede llegar muy arriba. Yo venía de una familia de clase media de Baden y quería hacer algo del talento que tenía que casualmente no era tocar el piano sino el fútbol", asegura el meta. El portero del Bayern, que pone fin a su carrera a final de esta temporada, admite que sólo con el tiempo comprendió que la vida estaba compuesta de algo más que disciplina, ambición y trabajo duro. "Mi meta no era ser amado por el público. Lo que yo quería era ser el mejor portero del mundo", dice Kahn que admite sin embargo que le agrada cuando la gente reconozca su rendimiento.

Actualmente, según Kahn, los mensajes que recibe la juventud ya no son tan claros sino confusos y múltiples por lo que los jóvenes ya no saben que es lo que tienen que hacer. En la entrevista, Kahn sostiene además que para llegar al éxito es necesario tener la capacidad de asimilar muestras de resistencia y desprecio por parte de gente que quiere defender sus terrenos. Kahn se refiere, por ejemplo, a una escena de sus comienzos del profesionalismo, cuando tenía 18 años y un compañero del Karlsruher SC orinó contra él en la ducha, y recuerda como al joven Mehmet Scholl, también en el Karlsruher SC, los jugadores ya experimentados lo cazaban a patadas por todo el campo en los entrenamientos. "

"La lucha interna en los equipos era entonces físicamente más dura de lo que es ahora. Los titulares defendían su territorio frente a los jugadores jóvenes", dice Kahn. Sin embargo, Kahn dice que todas esas experiencias le ayudaron a aprender qué tenía que hacer en el campo para ganarse el respeto de los contrarios, a veces con recursos algo rústicos. Por otra parte, en la entrevista Kahn evita ajustar cuentas con Jürgen Klinsmann, por haberlo despojado de la titularidad en la selección alemana. "Klinsmann hizo lo que consideraba correcto. Uno no debe creer que en la vida las cosas siempre se desarrollan como uno quisiera", dice Kahn.