Crónica:

Rusia, rival de España tras ganar a Lituania

Kirilenko amenaza con arrebatarle el oro a España

Rusia está de vuelta, catorce años después de su última final continental (Alemania''93), jugará contra España por la cima de Europa (16-09-07; 21.30; La Sexta) instalada en las buenas sensaciones que la auparon por encima de Lituania y que, de momento, ya han sellado su clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Los rusos borraron al equipo báltico de las zonas en el primer cuarto, se apropiaron del rebote (11-2 en esa fase) y anotaron sin tregua (9/11 de dos) para encarrilar la noche frente al único equipo que permanecía invicto en el torneo. Así, hasta distanciars...

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Rusia está de vuelta, catorce años después de su última final continental (Alemania''93), jugará contra España por la cima de Europa (16-09-07; 21.30; La Sexta) instalada en las buenas sensaciones que la auparon por encima de Lituania y que, de momento, ya han sellado su clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

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Los rusos borraron al equipo báltico de las zonas en el primer cuarto, se apropiaron del rebote (11-2 en esa fase) y anotaron sin tregua (9/11 de dos) para encarrilar la noche frente al único equipo que permanecía invicto en el torneo. Así, hasta distanciarse por 33-14 en poco más de diez minutos de encuentro. Luego, resurgió el conjunto de Ramunas Butautas, el partido se igualó (52-52 m.26) y todo empezó de nuevo. Y, ahí, fue cuando los rusos demostraron el equipo que son.

El base ruso-estadounidense John Robert Holden administró el arsenal ofensivo de los ex soviéticos con pericia de relojero en el acelerón inicial. El ala-pívot de los Utah Jazz Andrei Kirilenko ejercía de referente sobre la cancha y, apuntalado por el alero de los Chicago Bulls Victor Khryapa y el pívot del Dinamo Moscú Nikita Morgunov, secundaban a ambos y cavaban una fosa abismal bajo los pies de Lituania. Costaba contemplar un bloqueo de semejante calibre por parte del equipo báltico. Se salía de la lógica, que pese a todo empezó a brotar en cuanto los tiradores verdes entraron en funcionamiento.

Los diecinueve puntos de ventaja amasados por Rusia bajaron a ocho tras un parcial de 5-16 (38-30 m.18) en manos de Ramunas Siskauskas, Darjus Songaila y Simas Jasaitis. Lituania había renacido de sus cenizas. El base de los Golden State Warriors Sarunas Jasikevicius entendió que también podía echar leña a la caldera de su equipo y estrechó aún más la brecha (38-33 m.19), detenida en siete puntos con la bocina del intermedio (40-33).

La semifinal recobraba el pulso. Rusia y Lituania, tras repartirse equitativamente dos fases de dominio, competían a la vez (44-42 m.23). Los ayudantes del seleccionador español, José Vicente Hernández, seguían el choque atentamente desde la grada. Siskauskas lo empataba en la cancha mediante un triple frontal y una bandeja (52-52 m.26). La alegría duró poco en el bando báltico. A la vuelta del tiempo muerto, Rusia cogía nuevamente ventaja (65-52 m.29) y era Butautas quien debía detener el reloj. Un par de tiros libres y un robo finalizado en mate, todo ello obra de Siskauskas, clausuraron el tercer tramo sin nada decidido, pero con las urgencias en la mochila de Lituania (65-61).

El alero del Panathinaikos griego insistió en el duelo anotador que se había establecido entre él y Kirilenko. Con 70-61 (m.32) acumulaban veinticuatro tantos por barba. Aunque Kirilenko disponía de un respaldo más sólido, Siskauskas producía sin parar. Para su desgracia, el baloncesto es un deporte de equipo y Rusia superó a Lituania en lo colectivo. Ganó como bloque.