VUELTA A ESPAÑA

Devolder se enfunda el jersey oro

Grabsch se impone en una crono en la que Carlos Sastre ha sido el gran damnificado entre los favoritos

El alemán Bert Grabsch, del T-Mobile, hizo una demostración de fuerza física y mental para adjudicarse la contrarreloj de la novena etapa disputada entre Cariñena y Zaragoza, de 52 kilómetros, en la que el belga Stijn Devolder se puso de líder y el ruso Denis Menchov demostró su condición de gran favorito en una jornada negativa para los españoles, con Carlos Sastre ahora el primero de la general a 3.15.

Grabsch, campeón de Alemania contrarreloj, de 31 años, arrasó en un recorrido hostil, de máxima exigencia, en una "prolongación" de desierto del Sahara sobre la autovía A-23, donde demo...

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El alemán Bert Grabsch, del T-Mobile, hizo una demostración de fuerza física y mental para adjudicarse la contrarreloj de la novena etapa disputada entre Cariñena y Zaragoza, de 52 kilómetros, en la que el belga Stijn Devolder se puso de líder y el ruso Denis Menchov demostró su condición de gran favorito en una jornada negativa para los españoles, con Carlos Sastre ahora el primero de la general a 3.15.

Grabsch, campeón de Alemania contrarreloj, de 31 años, arrasó en un recorrido hostil, de máxima exigencia, en una "prolongación" de desierto del Sahara sobre la autovía A-23, donde demostró su mejor condición de especialista al marcar en meta 57.05 minutos, 34 segundos por delante del húngaro Bodrogi (Credit) y 48 sobre el campeón belga Stijn Devolder (Discovery), nuevo maillot oro a las puertas de los Pirineos. El vencedor real fue Denis Menchov (Rabobank), el vencedor de la Vuelta 2005, quien con su cuarto puesto a 1.18 de Grabsch machacó a todos sus rivales directos, entre ellos a los españoles, que cerraron una jornada aciaga.

El mejor, décimo, fue Santos González (Karpin), a 2.18, Carlos Barredo (Quick Step) guardó el tipo a 3.03, pero el batacazo fue total para Samuel Sánchez, que se dejó 3.34, y para Sastre: 4.03, un resultado que aclara que Menchov es de largo el más fuerte. Óscar Pereiro completó el peor pronóstico y muy débil por su enfermedad entró a más de 5 minutos del ganador. El ex líder ruso, Efimkin, claudicó a 3.22 de Grabsch.

Devolder, que mostró su felicidad por recibir el maillot oro de manos de Miguel Indurain, su "ídolo desde niño", se personó como el invitado inesperado entre los grandes. Marchará hacia Los Pirineos con la prenda dorada. Menchov es segundo a 30 segundos, Efimkin tercero a 1.28 y el australiano Evans cuarto a 1.54. El revés de la etapa para los españoles se refleja con el séptimo puesto de Sastre a 3.15 y el decimoprimero de Samuel Sánchez a 4.09.

Pereiro aparece a 5.11, Beltrán a 5.23 y Gómez Marchante a 6.32. Diferencias para temblar y que exigirán quemar las naves en la montaña, a ver si ahí ceden los Devolder, Menchov y compañía. Bert Grabsch puso la primera marca a batir en meta por debajo de la hora (57.05), un registro de enjundia que no fue batido por ninguno de sus rivales. Ya en el kilómetro 12 los datos eran elocuentes entre los favoritos. Menchov iba como un tiro por las interminables llanuras desérticas de la autopista, un terreno de "auténtica tortura psicológica", como apuntó Samuel Sánchez". El ruso pasó a 9 segundos de Grabsch, pero le colocaba un minuto a Sastre, 37 segundos a Efimkin y 32 a Evans, que no era, ni de lejos, aquel ciclista que fue segundo en el pasado Tour.

Menchov ya había encarrilado la Vuelta en el km 27, cuando dobló a Sastre, con Efimkin a la deriva a 1.50 de Grabsch, que seguía en lo más alto de la clasificación provisional. Devolder se colaba como revelación a 28 segundos. Las diferencias se mantuvieron en proporción hasta Zaragoza. Efimkin ya se había despedido por el camino del maillot oro que se enfundó en los Lagos, Devolver aguantaba el tipo camino de suceder al ruso del Caisse d'Epargne y Menchov se recreaba mientras Sastre trataba de ponerse a su rueda. "Fue imposible, ya iba tocado física y psicológicamente", ha reconocido el español, ahora obligado a liarla en su terreno.

Una jornada que clarificó la Vuelta en víspera de dos jornadas pirenaicas que pueden perfilar incluso el podio final a las primeras de cambio, aún demasiado lejos de Madrid. Un mal día para los escaladores, que temían que el viento les diera de cara. Pero la acción de Eolo no fue lo peor, ya que casi no existió, lo peor fue que no dieron la talla en esta especialidad de esfuerzo individual contra el reloj.

La novena etapa entra en los Pirineos con un recorrido de 167 kilómetros que unirá Huesca con la estación invernal de Cerler, donde está instalada la segunda llegada en alto de la presente edición. Ante los corredores deberán afrontar los puertos de Monrepós (2a), Serralbo (2a) y Foralada (3a). Los escaladores a recuperar el tiempo perdido en la contrarreloj de Zaragoza.

Stijn DevolderREUTERS

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