FÚTBOL | Ida de los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA

El Athletic vuelve a Viena para empatar a cero

Los de Valverde se jugarán el pase a octavos en San Mamés dentro de tres días

El Athletic de Bilbao no supo o no pudo materializar su superioridad. Austria no es nombre de tango, precisamente, pero es que esta tarde no bailó ningún cisne en el helado lago vienés. El equipo vasco puede hacer un balance 'no negativo', pero deja un escaso regusto a sus aficionados, que se han marcado una machada de kilómetros en una semana para ver cómo su equipo guardaba la ropa seca pensando en la Catedral. A ver si allí se sueltan la melena.

Hay sembraos en España que están en mejores condiciones de acoger un partido de la UEFA. Un auténtico patatal. El césped del Ernst Happel ya...

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El Athletic de Bilbao no supo o no pudo materializar su superioridad. Austria no es nombre de tango, precisamente, pero es que esta tarde no bailó ningún cisne en el helado lago vienés. El equipo vasco puede hacer un balance 'no negativo', pero deja un escaso regusto a sus aficionados, que se han marcado una machada de kilómetros en una semana para ver cómo su equipo guardaba la ropa seca pensando en la Catedral. A ver si allí se sueltan la melena.

Hay sembraos en España que están en mejores condiciones de acoger un partido de la UEFA. Un auténtico patatal. El césped del Ernst Happel ya no está cubierto de nieve, pero casi sería mejor. Al menos parecería más uniforme. En semejantes circunstancias el Athletic salió a demostrar quien era el equipo grande. A mandar y a marcar, no fuera a ser que se helaran hasta las ganas, que era lo único que permanecía a más de diez grados.

A los 25 segundos, la primera: oportunidad de Yeste con el pie izquierdo a pase de Gurpegi. Rugía el Athletic. La banda derecha de Iraola (a parte de sembrar patatas) servía para subir la pelota una y otra vez. El Austria jugaba al pelotazo. No utilizaban mucho el centro del campo, no. La elaboración se reducía a lanzar auténticos 'melonazos' al aire y esperar que se convirtieran en balón. Y eso no es jugar al fútbol: es esperar milagros. Estaban oxidados los vieneses pues no jugaban competición oficial desde hace dos meses por el parón invernal de esas latitudes europeas.

En el 28, primer ataque del Austria. Fallo de Casas y de Yeste, carrera de Sionko y solo ante Lafuente eligió la peor opción y se cerró el ángulo de tiro. Pese a estar dominando, demostrando más señorío y todo eso, el equipo español no definía. Los últimos metros se atragantaban y eso que daba la sensación de que, si apretaban un poco más, llegarían media docena de goles. Pero nada. A falta de un minuto, Santi Ezquerro desperdició la mejor oportunidad del primer tiempo, un buen pase de Orbaiz que se perdió fuera.

Al salir del vestuario tocaba más el Austria, si es que a 'eso' se le puede llamar tocar... El caso es que pedían más el balón y corrían más. Le estaban perdiendo el respeto a los vascos y se empezaban a envalentonar. Se estiraba el Athetic, con lo que el partido ganaba espacios. Y emoción. Pero goles, lo que se dice goles, va a ser que no. En el minuto 12, Etxeberría desde el borde del área, le pegó como es debido, pero un poco desviado. El balón tocó el suelo y debió de encontrar un tomate o alguna hortaliza vienesa, con lo que se escapó fuera.

Lacruz estaba siendo lo mejor de los españoles en este tramo de partido. Y eso pasa por ser preocupante tal y como estaba la película. El caso es que, con el pase de los minutos, se calentaba el Austria ¿O tal vez se enfriaba el Athletic? O, a lo mejor, no era tan malo el resultado para Valverde: la vuelta en casa, ningún gol en contra, el campo impracticable, la machada del Bernabéu que pasa factura...

Etxeberría y Jocelyn Blanchard luchan por el balón.REUTERS

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