Lolo Sainz, nuevo director deportivo del Real Madrid de baloncesto

Lección del Pamesa

REAL MADRID

PAMESA

74

87

Real Madrid: Mulaomerovic (11), Lucio Angulo (0), Mumbrú (13), Alston (12) y Tarlac (2) -cinco inicial-; Alfonso Reyes (0), Digbeu (8), Herreros (14), Victoriano (6) y Hernández Sonseca (8).

Pamesa Valencia: Rodilla (10), Luengo (8), Kammerichs (4), Oberto (14) y Tomasevic (25) -cinco inicial-; Hopkins (5), Montecchia (0), Paraíso (14) y Abbio (7).

Árbitros: Martín, Requena y Conde. Eliminado por cinco faltas personales: Montecchia.

Lleno, 5.000 espectadores, en el pabellón Raimundo Saporta.

Pasó por el pabellón Raimundo Saporta el Pamesa con hechuras de gran equipo y arrolló a un Madrid que no sabe a qué atenerse. Con las incorporaciones de Oberto y Tomasevic, Paco Olmos ha encontrado el hilo consistente que buscaba para coser un conjunto que ayer dio muestras de ser una pieza artesanal capaz de llevarse el título.

Se esperaba algo maravilloso de Mulaomerovic, el último fichaje del Madrid y sustituto del despedido y angustiado Hawkins. Una irrupción capaz de asentar de una vez por todas una posición, la de 1, que ha conocido doce caras en tres años. No fue así. El croata tuvo sólo un día para entrenarse con la plantilla y se notó. Dejó trazos de base con poder ofensivo que busca más la asistencia imposible y el tiro lejano. Visto lo visto, el pase sencillo y el movimiento de balón académico no le van.

En cambio, lo que sí se pudo ver fue un líder, el Pamesa, que ofreció una auténtica lección en el primer cuarto. En especial, Tomasevic, con 16 puntos en ese periodo. Su actuación, en el ataque y la defensa, fue de manual: magníficos movimientos, acierto en el tiro y responsabilidad en el rebote. Alston y Tarlac, éste aturdido, no supieron qué hacer ante la rapidez de pensamiento de Oberto y Tomasevic, que juegan con los ojos cerrados, lo que les permite saber cuándo hay que doblar a un compañero que corta la zona o cuándo hay que hacer circular el balón por la línea de tres si la situación se atasca.

En el segundo cuarto, Javier Imbroda cambió la defensa de individual a zona para detener las acometidas contrarias y la cosa aparentó mejor para los blancos. Hernández Sonseca puso más intensidad que Tarlac y, de repente, parecían que jugaban diez y no sólo los cinco del Pamesa. Un mero espejismo porque en los siguientes 20 minutos el equipo de Olmos se empeñó en amedrentar y empequeñecer al rival en todas las líneas. Además, Paraíso se enchufó a la corriente de los suyos y abrió una autopista en la zona. Entraba en la cocina con la misma facilidad que salía una vez lograda la canasta, casi andando.

Sólo al final, cuando el Pamesa decidió sestear tras la exhibición, pudo el Madrid reducir una diferencia que llegó a alcanzar los 25 puntos. El 74-87 es un disfraz de última hora. Lo que se recordará es que al Madrid le queda demasiado por afinar y a un Tomasevic imparable y pletórico.