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Una Liga disparatada

Sólo el Celta y el Alavés mantienen un poco de cordura en esta Liga que ha arrancado más disparatada que nunca. Con tres jornadas disputadas el campeonato se ha convertido en una noria tan desbocada que tiene al Madrid anclado en puestos de descenso.

Una situación extraordinaria, pero no nueva en Chamartín, que ya vio cómo en la temporada 84-85 el equipo también sumaba un punto en las tres primeras jornadas. Mejor incluso que en la temporada 93-94, cuando celebradas las cuatro primeras rondas el Madrid era colista.

Puesto que su esperpéntica clasificación sólo es un hecho circuns...

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Sólo el Celta y el Alavés mantienen un poco de cordura en esta Liga que ha arrancado más disparatada que nunca. Con tres jornadas disputadas el campeonato se ha convertido en una noria tan desbocada que tiene al Madrid anclado en puestos de descenso.

Una situación extraordinaria, pero no nueva en Chamartín, que ya vio cómo en la temporada 84-85 el equipo también sumaba un punto en las tres primeras jornadas. Mejor incluso que en la temporada 93-94, cuando celebradas las cuatro primeras rondas el Madrid era colista.

Puesto que su esperpéntica clasificación sólo es un hecho circunstancial, lo preocupante para el club es su indefinición. Del Bosque, siempre prudente y mesurado, aún no ha encontrado el equilibrio necesario. Su rotación en Sevilla le salió rana y el equipo, más destapado que otras veces y con mejor pinta en la foto inicial, pasó un calvario por sus baches defensivos. Con los focos mediáticos sobre Zidane, la derrota, inesperada tras la brillante sinfonía de Roma sin el francés, amenaza con inflar un debate sobre Zizou.

Algo fatuo dada la indiscutible calidad del francés, pero que quizá permita a algunos sacudirse cualquier atisbo de presión y focalizar toda la atención sobre la gran estrella. Ahora será el Bernabéu quien dicte sentencia en las dos próximas semanas, en las que el Madrid jugará consecutivamente cuatro partidos como local: dos sin Zidane (Lokomotiv y Anderlecht) y dos con él (Espanyol y Valladolid).

En Barcelona también se siente un molesto cosquilleo. El equipo no funciona, juega entre tinieblas y se deja muchos puntos. Su falta de gol es alarmante -un tanto en propia puerta del Rayo ha sido toda su cosecha frente a los vallecanos y Osasuna-, pero ni siquiera ausente Rivaldo, Rexach tira de Saviola, su fichaje más caro y rutilante de este verano. Kluivert reclama más delanteros y Alexanco, el segundo técnico azulgrana, espeta que el equipo jugó en Pamplona de forma -y sólo le faltó...-.Visto lo visto, inexplicable.

Como lo es que el único punto que ha pillado el Rayo lo hiciera en el Camp Nou, o que el Málaga que bailó en Chamartín sucumbiera en La Rosaleda ante el Valladolid. Y qué decir del trompicón del Deportivo, que se atragantó con un Athletic capaz de deleitar como visitante y pifiarla como local. La Liga precisa un diván.