PERFIL

Un portero con carisma

El nombre de Urruti, que se formó en la Real Sociedad y se consolidó en el Espanyol, irá siempre ligado al F.C. Barcelona, donde se ganó la admiración de los aficionados

Urruti, que jugó 230 partidos con el Barcelona entre 1981 y 1988, formó parte del tridente de míticos porteros vascos que defendieron sucesivamente la portería azulgrana entre mediados de los años 70 y mediados de los 90, junto con su predecesor, Pedro María Pello Artola (1975-1984), y su sucesor, Andoni Zubizarreta (1986-1994).

Urruti nació en San Sebastián el 17 de febrero de 1952. Su afición al fútbol nació cuando era niño, gracias a los partidos de la playa donostiarra y a su gran admiración por José Angel Iribar, portero del Athletic de Bilbao durante 18 temporadas.
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Urruti, que jugó 230 partidos con el Barcelona entre 1981 y 1988, formó parte del tridente de míticos porteros vascos que defendieron sucesivamente la portería azulgrana entre mediados de los años 70 y mediados de los 90, junto con su predecesor, Pedro María Pello Artola (1975-1984), y su sucesor, Andoni Zubizarreta (1986-1994).

Urruti nació en San Sebastián el 17 de febrero de 1952. Su afición al fútbol nació cuando era niño, gracias a los partidos de la playa donostiarra y a su gran admiración por José Angel Iribar, portero del Athletic de Bilbao durante 18 temporadas.

A los 15 años ya era miembro del Lengocoak, del que salieron otras figuras destacadas como Arconada, Artola o Zubiarrain. Estuvo tres años en ese equipo como jugador juvenil antes de pasar al San Sebastián, donde permaneció idéntico periodo.

Más información

En 1973 fue fichado por la Real Sociedad como suplente de Esnaola y en 1976 protagonizó un sonado traspaso al Español.

El 29 de marzo de 1978 debutó en la selección española, de la mano de Ladislao Kubala. Fue internacional A en cinco ocasiones y B en otras tantas. No obstante, no jugó un solo minuto en los tres Campeonatos del Mundo a los que acudió: en Argentina'78 tuvo delante al madridista Miguel Angel, en España'82 a Luis Miguel Arconada y en México'86 a Andoni Zubizarreta.

En las filas del Barcelona

El Barcelona se hizo con sus servicios en agosto de 1981 y permaneció en sus filas hasta 1988, cuando ya había pasado a ser suplente de Andoni Zubizarreta.

Pese a que Urruti se formó en la Real Sociedad y se consolidó deportivamente en el Espanyol, su nombre irá ligado para siempre al club azulgrana, donde se convirtió en un jugador idolatrado por la afición y en un peso pesado del vestuario gracias a su carácter extrovertido pero a la vez fuerte.

En Barcelona, pensar en Urruti es hacerlo en la Liga conquistada en la temporada 1984-85, con Terry Venables como entrenador.

Aunque el Barcelona ganó aquel campeonato sobrado de puntos, se proclamó campeón matemáticamente en un partido en campo del Valladolid gracias a un penalti que detuvo Urruti.

Aquella era la primera Liga conseguida por el Barcelona en once años (la anterior fue en la temporada 1973-74), y se hizo muy famosa la frase que pronunció reiteradamente el locutor de Catalunya Radio Joaquim Maria Puyal cuando el portero vasco detuvo el penalti: "Urruti, t'estimo!" ("¡Urruti, te quiero!").

Aquella frase incluso dio origen a un libro sobre el portero vasco, escrito por José M. González y titulado "Urruti t'estimo: no me leas para recordarme, recuérdame para leerme".

El momento más triste

El momento más triste de Urruti fue la final de la Copa de Europa de 1986, disputada en Sevilla, en la que el Barcelona perdió a los penaltis ante el Steaua de Bucarest, tras acabar el partido y la prórroga con empate a cero.

Urruti paró los dos primeros penaltis lanzados por los jugadores rumanos, pero no sirvió de nada, ya que en una desafortunada actuación también erraron sus disparos los cuatro primeros lanzadores del Barcelona, con lo que los goles de Lacatus y Balint fueron suficientes para darle el título al equipo del Este de Europa.

A partir de entonces llegó la decadencia de Urruti, ya que en la temporada siguiente el Barcelona fichó al portero Andoni Zubizarreta, quien le arrebató la titularidad y acabó forzando su jubilación en 1988.

El día de su marcha, cuando el Barcelona le obligó a quedarse una temporada más sin jugar a cambio de pagarle la integridad de su contrato, Urruti comentó que "la Real me vio nacer, el Espanyol crecer y el Barcelona desaparecer".

Pero Urruti ya se había instalado definitivamente en Barcelona, donde se dedicó a varios negocios, como una tienda deportiva, un concesionario de coches y una escuela de fútbol.

Tras la llegada de Joan Gaspart a la presidencia del Barcelona el año pasado, Urruti pasó a formar parte del organigrama técnico del Barcelona como ojeador de porteros y colaborador de la escuela de fútbol del club azulgrana.

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