Columna

Tiburones

Para qué andarse con rodeos, 'Billions' es una de las mejores series del año

Imagen de la tercera temporada de 'Billions'.

El pasado lunes concluyó la tercera temporada de Billions (de Showtime, se ve en Movistar +). Para qué andarse con rodeos: "Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio". Antón Chéjov. Pues bien, Billions es una de las mejores series del año.

La feroz lucha entre un tiburón de Wall Street, Bobby Axelrod (Damian Lewis), y el fiscal del Sur de Nueva York Chuck Rhoades (Paul Giamatti), ejemplifica el comportamiento límite de la economía especulativa del siglo XXI y la manipulación de una de las i...

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El pasado lunes concluyó la tercera temporada de Billions (de Showtime, se ve en Movistar +). Para qué andarse con rodeos: "Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio". Antón Chéjov. Pues bien, Billions es una de las mejores series del año.

La feroz lucha entre un tiburón de Wall Street, Bobby Axelrod (Damian Lewis), y el fiscal del Sur de Nueva York Chuck Rhoades (Paul Giamatti), ejemplifica el comportamiento límite de la economía especulativa del siglo XXI y la manipulación de una de las instituciones esenciales de los sistemas democráticos, la justicia, torticeramente utilizada para satisfacer una ambición personal. Dicho así podría inducirse que se trata de una reduccionista lección de historia contemporánea. El talento de sus creadores y guionistas hace de Billions algo mucho más atractivo: una serie excelentemente narrada, magníficamente interpretada, soberbiamente producida y con un apabullante sentido del entretenimiento.

A ello habrá que añadir el cada vez mayor conocimiento de la ciudadanía en materias tradicionalmente abstrusas. Si Vázquez Montalbán dijo en cierta ocasión que "de Zubiri se habla ya en todas las peluquerías", también se podría afirmar que los fondos buitres, Goldman Sachs, Lehman Brothers y los fiscales anticorrupción se han incorporado ya al paisaje cotidiano. Con una diferencia importante: en Estados Unidos quien la hace la paga casi inmediatamente mientras que en España la aplicación de las condenas de los delitos de guante blanco duermen durante años, incluso prescriben.

No es fácil que una tercera temporada de cualquier serie mejore las anteriores. Este es el caso. Y aún es más extraordinario que su final abierto sea perfectamente coherente con la evolución de la trama. Los adversarios irreconciliables se preparan para combatir a los nuevos enemigos. La vanguardia de los especuladores, representada por la inquietante Asia Kate Dillon, está dispuesta a matar al padre o a sustituir a lo establecido. La lucha continúa y los seguidores de la serie anhelan la anunciada cuarta temporada.

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