Columna

Yo quería a Garbiñe

Que no nos vendan que el deporte femenino no nos interesa

Garbiñe Muguruza muestra el trofeo de Wimbledon. THOMAS LOVELOCK (AFP)

Madrid. Sábado a las 3 de la tarde. 40 grados en la calle. Tarde de sofá y peli. O mejor, tarde de sofá y Wimbledon. Garbiñe Muguruza se enfrenta a una diosa del tenis, Venus Williams. Pero muchos españoles no podemos ver la final y no porque no nos interese, sino porque solo la emiten en la televisión de pago. Yo quería (y mucho) ver a Garbiñe.

Hace muchos años que los derechos de la televisión influyen en cómo vemos el deporte. En este caso, una cadena de pago adquirió todo el torneo en exclusiva. O...

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Madrid. Sábado a las 3 de la tarde. 40 grados en la calle. Tarde de sofá y peli. O mejor, tarde de sofá y Wimbledon. Garbiñe Muguruza se enfrenta a una diosa del tenis, Venus Williams. Pero muchos españoles no podemos ver la final y no porque no nos interese, sino porque solo la emiten en la televisión de pago. Yo quería (y mucho) ver a Garbiñe.

Hace muchos años que los derechos de la televisión influyen en cómo vemos el deporte. En este caso, una cadena de pago adquirió todo el torneo en exclusiva. Ok, entiendo. Aunque hay mecanismos para que un partido tan importante se vea en abierto. Otras veces se ha hecho. Un mes antes, Roland Garros también se había emitido por televisión de pago, pero la semifinal y la final de Rafa Nadal se pudieron ver por Cuatro y Telecinco. Tal vez alguien pensó que Garbiñe no traería tanta audiencia.

Las tenistas ganan títulos aunque las cámaras no las miren. Venus Williams y Andy Murray reclamaron que se disputaran más partidos femeninos en las pistas centrales, que son los que retransmiten las televisiones. Lo mismo ocurre con otros deportes en los que las españolas despuntan, a pesar de que no tengan hueco en las parrillas.

Un informe del Consejo Superior de Deportes recoge esas cifras ridículas. En una investigación realizada en 108 países, las mujeres solo protagonizan el 11% de las noticias de deportes. Los hombres lo hacen en el 89% de los casos. En España, las noticias sobre mujeres deportistas fueron solo el 6%.

Normal que después se nos olvide que ellas también juegan. Y ganan. De hecho, la última vez que un español jugó una final de Wimbledon, también fue Garbiñe Muguruza.

Este año, Murray reivindicó los logros de las tenistas cuando un periodista le dijo: “Sam [Querrey] es el primer jugador estadounidense que llega a semifinales de un grand slam desde 2009”. “Jugador masculino”, tuvo que recordarle Murray. Dos veces.

Al menos, que no nos vendan que el deporte femenino no nos interesa.

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