Columna

Unas risas

Los británicos tienen un peculiar sentido del humor y lo saben transmitir en sus series de televisión. Como ocurre en 'The Wrong Mans'

Los británicos tienen un peculiar sentido del humor y lo saben transmitir en sus series de televisión. Los más viejos del lugar recordarán a los Roper, Georges y Mildred, ese canto al amor consolidado que da asco; El show de Benny Hill, Un hombre en casa, Mr. Bean, The Office o la breve pero influyente Fawlty Towers, con un John Cleese estelar. Ahí están P. G. Wodehouse, Evelyn Waugh o Tom Sharpe, en el ámbito literario, o Macken...

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Los británicos tienen un peculiar sentido del humor y lo saben transmitir en sus series de televisión. Los más viejos del lugar recordarán a los Roper, Georges y Mildred, ese canto al amor consolidado que da asco; El show de Benny Hill, Un hombre en casa, Mr. Bean, The Office o la breve pero influyente Fawlty Towers, con un John Cleese estelar. Ahí están P. G. Wodehouse, Evelyn Waugh o Tom Sharpe, en el ámbito literario, o Mackendrick y Lester en el cinematográfico, por citar solo a unos pocos. Ahora se suman a esta ecléctica lista las dos temporadas (10 capítulos en total, de 29 minutos cada uno) de The Wrong Mans, una muy entretenida serie estrenada en 2013 que se puede revisar en Movistar.

Un arranque brillante: Sam Pinkett contempla un accidente de tráfico en una carretera de Berkshire. Policía y ambulancia se llevan al malherido. Suena un móvil abandonado en la cuneta. Sam lo coge y contesta. Una voz le dice que o entrega el dinero antes de la cinco de la tarde o su mujer morirá. Es el comienzo de una larga serie de peripecias disparatadas en compañía de su amigo Phil Bourne, un conserje sobrado de peso que nada tiene que ver con Jason Bourne salvo, quizá, en que es su antítesis.

A partir de ese momento, Sam y Phil (Matthew Baynton y James Corden, protagonistas y coautores de la serie) se enfrentarán a terroristas, especuladores y narcotraficantes internacionales con la torpeza que caracteriza y potencia una serie de humor que parodia las películas de acción.

En España, la comedia de situación más próxima sería la de las declaraciones de algunos de los políticos o gobernantes. Aquella frase de Cospedal —“el Partido Popular es el partido de los trabajadores”— o cualquiera de las del presidente sobre la corrupción —“hoy somos más eficaces contra la corrupción”— nos hablan de la buena salud de nuestro humor.

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