Columna

Esto, en mi pueblo…

No hay semana sin su polémica machista en la tele

Risto Mejide en 'All you need is love... o no'.

No hay semana sin su polémica machista en la tele acompañada de su reflejo en redes sociales. Si hace dos fue Pablo Motos, la de la semana pasada la protagonizó Risto Mejide. El presentador dijo esta barbaridad sobre una chica que aseguraba que se daba la mano en el cine con un amigo: "Esto, en mi pueblo, tiene un nombre (...) esto es ser una calientapollas".

A algunos lo de quejarse por las actitudes machistas en la tel...

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No hay semana sin su polémica machista en la tele acompañada de su reflejo en redes sociales. Si hace dos fue Pablo Motos, la de la semana pasada la protagonizó Risto Mejide. El presentador dijo esta barbaridad sobre una chica que aseguraba que se daba la mano en el cine con un amigo: "Esto, en mi pueblo, tiene un nombre (...) esto es ser una calientapollas".

A algunos lo de quejarse por las actitudes machistas en la tele les parece aburridísimo: que qué pesadas, que si no hay cosas más importantes de las que preocuparse... A mí, sin embargo, me parece una noticia maravillosa que la gente se queje: mientras aumentan las denuncias públicas, se reduce la tolerancia a estas actitudes. Que ya hemos aguantado muchos años de tertulianos machistas.

La tele ya no es un medio unidireccional, porque 8 de cada 10 españoles que se sientan frente al televisor lo hacen con su teléfono en la mano. Y eso se traduce en poder, al menos para hacer ruido y decirles que no nos gusta lo que vemos. Telecinco aprendió la lección cuando una campaña en redes tocó lo que más duele: los anunciantes. Varias marcas retiraron su publicidad de La Noria por unas protestas tras la entrevista pagada a la madre de El Cuco, condenado por encubrimiento en el caso Marta del Castillo.

Hace unos meses, una tuitera consiguió que varias marcas quitaran su publicidad de un medio online, al que no quiero nombrar, que preguntaba en un artículo: ¿por qué las feministas son más feas que las mujeres normales? Cristina, la impulsora, escribió públicamente a los anunciantes, que finalmente retiraron sus campañas. La semana pasada hubo un caso parecido. Esta vez, en menos de una hora, la marca que se anunciaba ya se había disculpado y solicitado que retiraran su publicidad.

Muchos seguirán pensando lo mismo en sus casas pero, aunque sea por el rapapolvo que les caerá después, se lo pensarán dos veces antes de llamar calientapollas a alguien en antena. Esto, en mi pueblo, se llama machismo.

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