‘The Walking Dead’: aburrimiento mortal

La temporada 7, una de las peores, termina con altibajos y demasiado relleno para alargar la ficción

Qué fácil sería decir que The Walking Dead lleva tiempo siendo un muerto viviente, pero guardaremos el chiste una temporada más. La séptima, la que acaba de terminar con un enfrentamiento final que no fue tal, sino una introducción al gran enfrentamiento final que algún día llegará, ha estado en gran parte de sus capítulos en estado comatoso. Tuvo un comienzo explosivo, con Negan y su bate Lucille privándonos, con saña, de uno de los personajes más queridos de la serie. Fue un primer capítulo con grandes momentos, mucha tensión y todos los protagonistas arrodillados frente al villano Negan. La serie prometía en ese momento lo que tanto necesitaba, algo que la agitara, que cambiara el rumbo y el ritmo. Pero desde el segundo episodio se empeñaron en desinflarlo todo. Entre ese buen comienzo y un final decente pero insuficiente, todo se ha alargado demasiado hasta momentos de aburrimiento soberano.

Ya desde la anterior temporada los signos de que la serie se estaba agotando eran manifiestos. Este año han apostado por un principio devastador, tanto que incluso incomodó a muchos espectadores —parte de ellos ya se quedaron ahí y no siguieron— que prometía una batalla final entre los protagonistas de siempre y el malvado Negan con sus malvadísimos Salvadores. Pero por el camino se ha perdido algo. Los guionistas han querido madurar la venganza a lo largo de esta temporada, pero no han logrado hacerlo interesante y se les han escurrido de las manos demasiados elementos.

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Ya desde la anterior temporada los signos de que la serie se estaba agotando eran manifiestos. Este año han apostado por un principio devastador, tanto que incluso incomodó a muchos espectadores —parte de ellos ya se quedaron ahí y no siguieron— que prometía una batalla final entre los protagonistas de siempre y el malvado Negan con sus malvadísimos Salvadores. Pero por el camino se ha perdido algo. Los guionistas han querido madurar la venganza a lo largo de esta temporada, pero no han logrado hacerlo interesante y se les han escurrido de las manos demasiados elementos.

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Sigue habiendo muchos personajes que poco importan o aburren, como Tara o Jesus, aunque de ese limbo de personajes planos y aburridos se han salvado in extremis esta temporada el pesado de Eugene, jugando a dos bandas, y Sasha, con un final dignísimo para el personaje que ha sido de lo mejor de esta entrega. Y si los guionistas hubiesen logrado que el espectador hasta ese momento hubiese empatizado mejor con ella, sin duda hubiera sido uno de los grandes momentos de toda la serie.

Ni siquiera que el último episodio fuera el mejor de la temporada, que no era difícil y aún así tiene momentos ridículos, sirve de salvación. Ha sido un capítulo decente, pero igual para antes en la temporada, no como gran final de un año que ha estado relleno con mucho aburrimiento, malos guiones y terribles decisiones. ¿Por qué, si tenían un rifle de francotirador, no esperaban a tener a Negan a tiro y así descabezar de golpe a los Salvadores? Lo intentan una vez, pero Negan no se pone a tiro. ¿Es que no podían esperar un rato más a ver si volvía a salir? O a otro día. Absurdo. ¿Y por qué Los Carroñeros, que aparecieron de la nada encima, esperan a la llegada de Negan para mostrar que son unos traidores? Si ya estaban dentro del campamento de Rick, con armas, y sabían todos los planes, podían haber acabado ellos con todo. ¿Por qué Negan se empeña en mantener con vida a Rick si sabe que siempre va a ser un rebelde y un incordio? ¿Y el tigre? ¿Sabe distinguir entre buenos y malos para matar a gente? La lista sigue con muchas preguntas de momentos absurdos, imposible enumerarlo todo.

El ritmo cansino, el aburrimiento y las malas historias —como el nulo interés en que Rick y Michonne tengan una relación— han sido la tónica en la séptima temporada. Pero además, hay una gran pega. Conocemos todo de los protagonistas, y así se empatiza con ellos o se les coge tirria, se siente emociones por ellos, pero ha faltado conocer a Negan. Sí, sabemos que es un sádico con un bate de béisbol y un maltratador psicológico, pero, ¿por qué es así? ¿Qué hacía antes del apocalipsis? ¿Cómo llegó a someter a tanta gente? Tiempo había de sobra esta temporada para explicarlo entre tanto aburrimiento. Pero todo ha quedado en ver a Jeffrey Dean Morgan haciendo muchos aspavientos y soltando demasiadas frases lapidarias. Con lo que prometía el personaje. ¡Con lo que prometía el inicio de la temporada! O al menos eso quisimos creer...

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