Opinión

Sexo

Si la publicidad encontró en ‘Mad Men’ un pilar esencial para su comprensión, ‘Master of Sex’ acaba con buena parte de los tabúes sexuales vigentes hasta los años cincuenta y sesenta

Cuando se anuncia la llegada de la cuarta temporada de Master of Sex, la serie sobre la larga trayectoria de dos científicos norteamericanos empeñados en hacer luz en el oscuro mundo de las relaciones sexuales, la fiscal general del Estado hace balance de los tipos de delitos producidos en España en 2015: por ejemplo, el acoso a menores en las redes sociales aumentó un 63% con respecto al año anterior. El Observatorio del Poder Judicial, por su parte, señala que las denuncias por violencia de género aumentaron el pasado año un 1,9% con respecto a las presentadas en 2014, hasta una med...

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Cuando se anuncia la llegada de la cuarta temporada de Master of Sex, la serie sobre la larga trayectoria de dos científicos norteamericanos empeñados en hacer luz en el oscuro mundo de las relaciones sexuales, la fiscal general del Estado hace balance de los tipos de delitos producidos en España en 2015: por ejemplo, el acoso a menores en las redes sociales aumentó un 63% con respecto al año anterior. El Observatorio del Poder Judicial, por su parte, señala que las denuncias por violencia de género aumentaron el pasado año un 1,9% con respecto a las presentadas en 2014, hasta una media de 353 denuncias diarias. O que los delitos de pornografía infantil se incrementaron un 32% sobre el año precedente.

La excelente serie —basada en el libro de Thomas Maier Masters of Sex: La vida y la época de William Masters y Virginia Johnson, la pareja que enseñó a América cómo amar—, cuyas tres primeras temporadas se exhiben en Movistar, habla de la pionera labor de los dos científicos, pero también muestra la evolución de una sociedad desde la cerrazón conservadora hasta la mayoritaria tolerancia. Si el mundo de la publicidad encontró en Mad Men un pilar esencial para su comprensión, Master of Sex acaba con buena parte de los tabúes sexuales vigentes hasta los años cincuenta y sesenta, sin renunciar a la denuncia de la obcecación moral.

La televisión y las nuevas tecnologías hace tiempo que se incorporaron al paisaje doméstico cotidiano, pero la memoria de la fiscalía demuestra que hace falta algo más para que quienes las utilizan no lo hagan desde prejuicios retrógrados. Son tiempos confusos en los que la comunicación instantánea global convive con decisiones como la de suprimir la asignatura de Educación para la Ciudadanía, dedicar a la prevención integral de la violencia de género un 26% menos de recursos que en 2010 o permitir webs en las que se pretende curar la homosexualidad.

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