Opinión

La tarea de hacer felices a los otros

Que se vaya alguien de tu mundo profesional más cercano siempre impacta, pero que se trate de alguien a quien aprecias ha sido un golpe duro

Miguel Ángel Ferrer, en el centro, detrás de Cristina Pedroche.

Que se vaya alguien de tu mundo profesional más cercano siempre impacta, pero que se trate de alguien a quien aprecias, con quien has trabajado y en las circunstancias en las que se ha producido ha sido un golpe duro.

Conocí a Miguel Ángel Ferrer hace más de 10 años en la producción del programa Latrelevisión, unos especiales que hice para Telecinco. Miguel Ángel era guionista del programa. Nuestro trabajo conjunto fue una gran experiencia pues desde el principio conectamos y su vis cómica y la mía dieron muy buenos frutos durante aquellos programas.

Posteriormente nuest...

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Que se vaya alguien de tu mundo profesional más cercano siempre impacta, pero que se trate de alguien a quien aprecias, con quien has trabajado y en las circunstancias en las que se ha producido ha sido un golpe duro.

Conocí a Miguel Ángel Ferrer hace más de 10 años en la producción del programa Latrelevisión, unos especiales que hice para Telecinco. Miguel Ángel era guionista del programa. Nuestro trabajo conjunto fue una gran experiencia pues desde el principio conectamos y su vis cómica y la mía dieron muy buenos frutos durante aquellos programas.

Posteriormente nuestros proyectos profesionales nos han hecho coincidir en varias ocasiones más aunque la amistad que forjamos entonces se mantuvo en el tiempo.

Pero de Miguel Ángel hay que destacar, por encima incluso de su profesionalidad, su valía como persona. Era un tipo al que nunca vi enfadado ni con mala cara. Él siempre te hacía sentir cómodo y a gusto.

Lo vi por última vez hace un mes. Quedamos en Madrid para comentar mi posible participación en un programa. Nos saludamos como siempre hacíamos: “¡Hola chatín!”. Y es que Miguel Ángel y yo, desde nuestro primer programa conjunto, coincidimos en la admiración hacia el personaje de Arturo Fernández. Él adoraba que yo le llamara chatín y nos reíamos juntos comentando lo guapos y elegantes que estábamos, como si del galán asturiano se tratara.

El jueves me enteré de lo sucedido por otro amigo en común, Dani Martínez que, consternado, me explicó las fatídicas circunstancias de su muerte. Nuevamente la vida trata muy injustamente a personas que no merecen irse tan pronto. Y, sobretodo, en el caso de personas que, como Miguel Ángel, dedicaban su vida a hacer felices a los demás a través de sus guiones y dirección de programas de entretenimiento.

Todo mi cariño y apoyo para su familia. Te echaré de menos, chatín.

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