Shearwater, 'Animal joy'
Seguir hablando de Shearwater como un mero proyecto paralelo de Okkervil River dejó ya definitivamente de tener sentido. La criatura ha crecido y se consolida con un octavo trabajo ambicioso, solemne, realmente bello y, si se quiere, con querencia a la apoteosis.
Jonathan Meiburg es dueño de una voz melancólica y plañidera, tan hermosa y proclive a la expresión atormentada como Mark Hollis en los mejores tiempos de ...
Seguir hablando de Shearwater como un mero proyecto paralelo de Okkervil River dejó ya definitivamente de tener sentido. La criatura ha crecido y se consolida con un octavo trabajo ambicioso, solemne, realmente bello y, si se quiere, con querencia a la apoteosis.
Jonathan Meiburg es dueño de una voz melancólica y plañidera, tan hermosa y proclive a la expresión atormentada como Mark Hollis en los mejores tiempos de Talk Talk (escuchen, si no, Open your houses). Pero frente al talante más retraído de las entregas anteriores (Rook, The golden Archipelago), este Animal joy se atreve a expanderse, a coquetear con la épica y la grandilocuencia inteligente.
Género: Pop
Título: Animal joy
Sello: Sub Pop / Everlasting
Año: 2012
Puntuación: * * * *
El tema inaugural, Animal life, parte de una melodía elemental y preciosa que se repite con creciente intensidad de himno: como Biko, de Peter Gabriel, pero mucho más optimista. Immaculate apuesta por el desparpajo de los REM más fulgurantes, e incluso las piezas más reposadas (Run the banner down, Insolence) son auténtica filigrana sonora. Agridulce y hermoso como un álbum de The National, este Animal joy se antoja uno de los primeros grandes discos del año.
Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.