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Por Equipo de Comunicación

Dos suscriptores en el desierto de Arabia

La corresponsal para Oriente Próximo y Asia Central, Ángeles Espinosa, relata su encuentro en Riad con una pareja de lectores del diario

Paco y Bea, suscriptores de EL PAÍS, en Arabia Saudí.

En el departamento de Suscripciones saben que hay lectores de EL PAÍS por todo el mundo. Pero esta corresponsal tiene la suerte de encontrarse de vez en cuando con algunos de ellos en los lugares más inesperados. Es lo que me sucedió el pasado viernes en Riad, la capital de Arabia Saudí, a donde viajé para asistir al llamado Davos del desierto y, de paso, ver cómo marchan los cambios introducidos en el país por el príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán.

Me había cruzado con Paco en las redes sociales a raíz de un reportaje que yo había escrito en una visita anterior. Así que en cuanto supo que iba a estar en Riad, me invito a comer junto a Bea, su mujer. Todo un lujo, como bien comentó en Twitter Luz Sánchez-Mellado, a quien no se le escapa nada de lo que pasa en Madrid y alrededores, en sentido amplio.

Bea y Paco llevan ocho años viviendo en Arabia Saudí. Son arquitectos y dan clases en sendas universidades, una experiencia vital y profesional muy positiva, pero que les ha alejado del barrio madrileño de Malasaña donde empezaron su vida en común. Además de familia y amigos, Bea confía que echa de menos “una cañita de vez en cuando en el bar de la esquina”.

A pesar de la distancia siguen al tanto de lo que pasa en España a través de la web de EL PAIS. “Estamos suscritos desde el principio, bueno la suscriptora es Bea”, concede Paco. Antes, cuando vivían en Madrid, recibían en casa el periódico, pero a menudo se lo robaban. Harto de la faena, Paco decidió un día levantarse temprano y esconderse tras el cubo de la basura para intentar pillar al responsable, cuenta entre risas. “Al final tuvimos que dejar la edición en papel”, recuerda.

Ese problema no se plantea con la suscripción digital.

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