La productividad en Chile sigue estancada: “Estamos desde hace casi dos décadas en una fase de lento declive”
Según el informe anual de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, el mayor motor de la economía en el país sudamericano ha tenido una tendencia a la baja desde 2006. En 2024 el rango osciló entre el -0,2 % y el 0,1 %
La productividad, un músculo indispensable para el crecimiento económico, no consigue salir del estancamiento en Chile. En 2024, ha oscilado entre el -0,2 % y el 0,1 % para la economía agregada, lo que sitúa al país sudamericano con el cuarto peor desempeño entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los datos, presentados este martes por la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) —una entidad independiente que, entre otras funciones, evalúa y realiza asesorías técnicas para la presidencia de Chile— en su informe anual, muestran que el principal motor de la economía ha tenido un aporte escaso en la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) que, según estimaciones del Banco Central, podría haber aumentado entre un 2,25 % y 2,75 %. Es una tendencia observada en los últimos 16 años, dice en una conversación telefónica el secretario ejecutivo de la CNEP, Rodrigo Krell: “Estamos desde hace casi dos décadas en una fase de lento declive”.
Fue en la década de los noventa cuando la productividad en Chile tuvo una buena racha. Solo entre 1991 y 1995, el PIB creció a un ritmo promedio del 7,6 % anual, un 40 % de ese aumento —cerca de 3 puntos porcentuales— se lo debió a la productividad.
En esa época los recursos mineros, como faenas de alto valor, comenzaron a ser explotados intensamente y llovían las inversiones en un país que había dejado atrás la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Pero luego se dejaron de encontrar nuevos yacimientos de cobre y fueron otros sectores productivos, como el vitivinícola y el salmonero, los que experimentaron una etapa de maduración. Esto ha dejado al Estado chileno con la misión de encontrar nuevas fuentes de crecimiento, más allá de sus industrias tradicionales, afirma el secretario ejecutivo de la CNEP.
Pero las cifras indican que no lo ha conseguido hasta ahora. De variaciones en la productividad total de los factores (PTF), que mide la capacidad de una economía para generar ingresos con los recursos utilizados en la producción, por encima del 3 % a comienzos de los noventa, se pasó a un estancamiento desde mediados de la década de los 2000.
La productividad, la única fuente de crecimiento sostenido a largo plazo, fue paulatinamente reemplazada por la acumulación de capital. En los momentos más duros de la pandemia, en 2021, tuvo un fugaz repunte (4,4 %) debido a la reapertura de la economía y los estímulos fiscales. Pero eso revirtió y la tendencia siguió la ruta del estancamiento. Hoy, la PTF está en un 1,5 % por debajo de su nivel previo a la pandemia.
Las razones detrás del ocaso son multifactoriales y no es exclusivo de Chile, pues desde la crisis financiera global de 2007 y 2008 la productividad se ha desacelerado a nivel mundial. La conclusión de Krell es que el país sudamericano, en particular, tampoco ha sido exitoso en el desarrollo de sus sectores productivos, lo que se debe a deficiencias en la formación de competencias de sus trabajadores y, en menor medida, a un “complejo aparataje” regulatorio. “Chile fue capaz de aumentar el acceso a la educación, pero la calidad se quedó atrás”, asegura.
Según el estudio, el sistema educacional chileno y, en general, de capacitación de competencias laborales “tiene deficiencias importantes que le han impedido conjugar su aumento en la cobertura con una mayor calidad” y menciona que mediciones sobre el nivel educativo de la población apuntan “inequívocamente que un porcentaje elevado de la fuerza de trabajo no cuenta con las habilidades mínimas para desempeñarse en los empleos que demanda una economía global crecientemente compleja y digitalizada”.
Para Raphael Bergoeing, presidente de la comisión encargada del informe, lo que está ocurriendo es que la economía no está logrando generar más valor a través del uso optimizado de los recursos existentes. “Esto restringe su capacidad para sostener un desarrollo económico robusto, competitivo y sostenible en el tiempo”, indicó en una rueda de prensa. Y alertó que, de continuar sin mejoras en la eficiencia, estiman que la economía chilena podría demorar en duplicar su ingreso 30 años. Pero si se consiguiera un incremento del 1 % anual, este tiempo se podría reducir a casi una década.