Soledad Onetto a tres meses del nacimiento de su hijo Borja: “Convertirme en madre ha sido alucinante, loco y conmovedor”
La periodista chilena habla con EL PAÍS sobre la maternidad a los 47 años, analiza el rol de la televisión a la que regresa este lunes como conductora de noticiario central de Canal 13, desclasifica sus nuevos proyectos y confiesa sus temores: “Por primera vez tengo miedo a morir”
La guagua [bebé] de Chile. Así, medio en broma, medio en serio, bautizó una amiga de Soledad Onetto (47 años, Santiago), al primer hijo de la periodista nacido el 1º de febrero pasado. Con más de 25 años de carrera en diferentes canales de la televisión chilena, Onetto es una de las comunicadoras más conocidas y mejor valoradas del país sudamericano. Ha sido rostro de programas de tecnología, de política, de matinales, animadora del ...
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La guagua [bebé] de Chile. Así, medio en broma, medio en serio, bautizó una amiga de Soledad Onetto (47 años, Santiago), al primer hijo de la periodista nacido el 1º de febrero pasado. Con más de 25 años de carrera en diferentes canales de la televisión chilena, Onetto es una de las comunicadoras más conocidas y mejor valoradas del país sudamericano. Ha sido rostro de programas de tecnología, de política, de matinales, animadora del Festival de Viña del Mar por dos años y ahora regresa tras un postnatal de tres meses a Canal 13, donde es conductora del noticiero central junto a Ramón Ulloa. Por lo mismo, su maternidad ha sido seguida por todo el país y prácticamente no hay persona en Chile que no haya escuchado hablar del pequeño Borja.
El jueves recién pasado nos cita a las cinco de la tarde en una heladería cerca de su casa en Los Trapenses, un barrio residencial de la zona oriente de Santiago de Chile, donde pide café y un pastel. Confiesa que no ha tenido tiempo de sentarse a comer en todo el día, algo que le ocurre con frecuencia desde el nacimiento de su hijo. Borja se ha quedado al cuidado de su padre y Soledad –Sole, como la conoce todo el mundo- muestra en este encuentro lo buena conversadora que es. Es su primera entrevista en profundidad desde que fue mamá, un proceso que describe con tres palabras: “Alucinante, loco y conmovedor”.
Pregunta: ¿Cómo describiría su momento personal tras el nacimiento de Borja?
Respuesta: Siento que estoy en un momento trascendental de mi vida. No voy a dictar cátedra respecto de que lo anterior no lo era y que esto es realmente la vida para lo cual fuimos llamadas, porque no lo pienso ni lo siento tampoco. Durante muchos años defendí personalmente la idea, no ante nadie ni menos públicamente, de no querer tener hijos. Y lo sostengo: no todas las mujeres están llamadas a ser madres. No querer tener hijos es muy legítimo. En lo personal, y ya pasado este proceso, solo puedo decir que no habría sido bueno perderme esta experiencia. Tenía que vivirla, que experimentarla, que gozarla y sufrirla.
P. ¿Cuánto ha cambiado su vida en estos meses?
R. Ha sido radical. Venía de trabajar, trabajar, porque amo mi trabajo. Para mí no es un castigo. Siempre he tenido y participado de muy buenos equipos de trabajo. Pero en algún momento pensé que a lo mejor no iba a querer volver. Bueno, pues no. Yo creo que uno no traiciona su propia esencia. Pero sí han sido meses que, pese a todos los años de trabajar y estar muy conectada, he vivido una desconexión diferente, de andar como en una nube. Ahora ya estoy más en la realidad porque estoy pronta a volver. Pero los dos primeros meses fueron como de sentir que no había nada tan importante. Que lo que me hablaban, lo que pasaba en el mundo, nada era tan relevante como Borja.
P. Escribió sobre lo solitario que es el proceso de la maternidad en comparación a cuando se criaba en tribus. ¿De dónde viene esa reflexión?
R. Creo que la maternidad hoy es muy distinta a como era cuando vivíamos en tribus, donde todos eran parte de la crianza. Hoy la crianza es totalmente puertas adentro y muy solitaria. Es un proceso en tu casa, con poco tiempo y con muchísima información. Entonces, además, cuando entras en el colectivo, a la tribu, cuando te juntas los fines de semana con tu familia y amigos, se produce una cuestión que no tiene nada que ver con la tribalidad original. Hay mucho de “así yo lo hice”, “lo que tú debes hacer”, el consejo que siempre viene con mucho cariño, pero que siento que es un poco abrumador. De repente una se abruma con tanta forma de hacer lo correcto.
“Defiendo el periodismo y creo que tenemos un estupendo periodismo en Chile”
P. Su maternidad ha sido muy seguida, ha causado mucho interés. ¿Cómo se lo explica y cómo se lo toma?
R. Va a sonar cliché, pero es la pura realidad. Cuando vengo acá [al centro comercial], camino por la calle, voy al banco o por donde ande, desde el embarazo –y probablemente desde nuestro embarazo anterior, y con mayor motivo porque tuvimos una pérdida muy dolorosa–, todo ha sido buena energía. Y me pasó que en ambos períodos hubo demasiada energía positiva. Y ese amor no me es indiferente, es muy conmovedor. Sobre todo por las historias que me comparten muchas personas sobre su propio dolor, su propia infertilidad, su forma de traer a sus hijos al mundo, sus deseos y esperanzas de ser madres. Me impacta mucho que donde voy me preguntan cómo está Borja. Así que me lo tomo bien, con mucho agradecimiento, porque creo que me ayudó mucho en el embarazo, además.
P. ¿Y cómo maneja el asunto de la privacidad? ¿Cómo tiene pensado manejarlo con Borja?
R. Estoy un poco vieja con el manejo de la privacidad. Llevo mucho tiempo expuesta. Tengo 47 años y empecé muy joven en esto. Al inicio era super celosa de mi privacidad. Me acuerdo que en el Festival de Viña era como una obsesión. Y he soltado las obsesiones. Este es mi trabajo, es un trabajo maravilloso y sí, tiene cosas que hay que aceptar, y una de ellas es que la gente se te acerque porque tú estás todos los días o intentamos estar todos los días en sus casas. Así que te conocen, han visto tu historia, tu proceso, etcétera. Tú misma expones parte de ese proceso a través de tu propia agenda, tus redes, y claro, es lógico que vengan de vuelta a querer saber algo. Pero obviamente soy yo la persona conocida, pero está Andrés [Barrios, abogado], el padre de la criatura. Y en eso soy más cuidadosa porque, obviamente, a él le interesa que haya mayor privacidad.
P. ¿Cómo ha cambiado su relación con el trabajo?
R. Vuelvo a trabajar el lunes y empecé a enchufarme [conectarme] de a poco. No logro cuajar esto de que te despides de una mujer para pasar a ser otra. Yo creo que uno siempre va a ser quien es y siempre he estado conectada.
P. ¿Cómo ha observado, desde fuera, el tratamiento de la actualidad en la televisión?
R. Uno se pone más de televidente, con otra perspectiva. Y sí: pienso y sigo pensando que tenemos que seguir dándole vuelta a todo el trabajo que hacemos en televisión. Yo defiendo el periodismo y creo que tenemos un estupendo periodismo en Chile, desde el punto de vista digital, escrito, radial, y también desde la televisión. Han sido muy injustas las críticas en contra de la televisión, probablemente porque no se entiende nuestro rol. Pero sigo pensando que tenemos que seguir dándole la vuelta a la construcción también de una sociedad más justa. Como canal de televisión –no sólo estoy pensando en programas informativos– sí creo que podemos hacer un aporte. Hay ahí una responsabilidad respecto de la sociedad en la que construimos. Hoy los matinales se han transformado en grandes editoriales también y estamos abrumados por la delincuencia, por un montón de fenómenos. Pero también creo que tenemos que abrir ventanas de luz, porque si no, es muy difícil, es muy duro, es muy pesimista todo. Y cuesta salir de ese círculo vicioso para entrar a uno virtuoso. No estoy diciendo que contemos una realidad que no existe, pero también pasan otras cosas.
P. Vuelve a trabajar ahora a los tres meses de Borja. ¿Por qué a los tres y no a los seis como permite también la legislación chilena?
R. Me pasa que sí tengo ganas de volver. Tengo sentimientos encontrados, pero me siento privilegiada. Hay una parte de mi trabajo que la puedo hacer online y me puedo unir al equipo a las seis de la tarde y de ahí parto con el noticiero. Creo que es un privilegio y creo que me suma a mí, también. La maternidad es muy absorbente. Todas estas cosas divertidas que aparecen en Instagram son ciertas. Un día no almorzaste, no te lavaste los dientes, no te bañaste y uno entiende que son unos meses, pero creo que también, si así lo quieres, volver a contactarte con tu vida profesional es relevante. Por lo menos para mí lo es. Creo que es el momento y que me va a permitir gozar aún más los tiempos con él. Además, echo de menos a mi equipo de trabajo y soy tan trabajólica que me da cargo de conciencia, con todas estas cosas que acaban de pasar, no estar ahí para apoyar, aportar y alivianar.
“Me preguntan mucho sobre mi proceso, el tratamiento, la congelación de óvulos”
P. Está haciendo Live en Instagram sobre la maternidad. ¿Cómo nace ese espacio?¿Es algo que quiere explorar más seriamente?
R. Surgió super naturalmente. Me pasó que cuando contestaba internamente los mensajes, recomendaba cosas o me recomendaban a mí, dije: “Aquí hay un espacio gigante”. Me preguntan mucho sobre cómo ha sido mi proceso, el tratamiento, la congelación de óvulos. Y lo que no quiero es que quede la impresión de que alguien se puede embarazar en forma natural a los 47 años. Yo no me embaracé a los 47 años en la cama. Eso no pasa, salvo excepciones. Entonces quiero que esto sirva, si es que alguien le sirve, para que planteemos estos temas. Lo que nos ha pasado, como dice Ricardo (Pommer, su ginecólogo), es que todo nuestro desarrollo biológico tiene un camino y a los 30 o 33 años la producción de óvulos se cae al piso. Y eso es importante que se sepa, porque si efectivamente quieres tener un hijo a los 40, vas a tener que congelar óvulos. ¿Cuántas jóvenes saben de eso? Y la pregunta más relevante, ¿cuántas pueden hacerlo? ¿Cuántas podemos pagar ese tratamiento que es caro, doloroso también y triste cuando no funciona? La idea, entonces, es dar luces sobre eso. Y así nacen estos Live, con la idea de que este embarazo tenga un contexto.
P. ¿Le molesta que se hable siempre del tema de la edad?
R. No. Con Andrés nos reímos. Me decía: “Borja va a llegar al mundo, nos va a mirar y va a decir, me vinieron a buscar mis abuelos”. Nos matábamos de la risa. Nada de eso me ofende y es como lógico y natural también que se hable de eso porque 47 años son 47 años.
P. ¿Cuáles son sus principales temores como mamá primeriza a los 47?
R. La primera vez que fuimos a la pediatra, ella me dice: “¿Cómo estás?” Estoy bien, le dije, pero básicamente tengo miedo a que se ahogue. Es mi miedo permanente, constante, de noche, de día. Y me dice: “Te tengo una mala noticia. Desde aquí en adelante ese miedo solo va a mutar, porque va a permanecer hasta el día que te mueras”. Y eso es una parte de ser madre, aunque por supuesto que no es todo. Y a lo mejor algo que lo describe bien, es que por primera vez tengo miedo a morir. Una vez lo dije ante un grupo y se sorprendieron mucho. Dije: “Si la vida me quiere llevar hoy, que me lleve. Porque realmente he hecho todo lo que he querido, no hay nada en que me haya restringido o no haya alcanzado un sueño. He hecho todo, no solo en lo profesional, sino personalmente también. Me he enamorado, he estado cerca de mis padres, he participado en fiestas, recitales, he sido realmente muy feliz”. Pero ahora, por primera vez, por Borja, tengo miedo a morir, miedo a que mi hijo se quede sin mí. Y por él quiero vivir la mayor cantidad de tiempo posible.
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