Chile, a la cola de América Latina en tasa de natalidad: “No sé quién me va a cuidar cuando sea viejo”
El país sudamericano registra el menor número de nacimientos en la última década. El hogar de los Ibarra Rojas retrata la realidad de un árbol genealógico que mengua
Víctor Manuel Ibarra, de 80 años, tuvo nueve hermanos. Su fallecida esposa, Sonia Rojas, seis. El matrimonio tuvo tres hijos y solo la mayor, Cecilia, ha sido madre. Tiene dos mujeres, de las cuales una, de 30, descarta la maternidad. Rompió con su último novio porque él quería formar una familia. La segunda, de 16, quiere tener hijos joven. La reducción de la familia Ibarra Rojas no es anecdótica en Chile. El país sudamericano está ...
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Víctor Manuel Ibarra, de 80 años, tuvo nueve hermanos. Su fallecida esposa, Sonia Rojas, seis. El matrimonio tuvo tres hijos y solo la mayor, Cecilia, ha sido madre. Tiene dos mujeres, de las cuales una, de 30, descarta la maternidad. Rompió con su último novio porque él quería formar una familia. La segunda, de 16, quiere tener hijos joven. La reducción de la familia Ibarra Rojas no es anecdótica en Chile. El país sudamericano está a la cola en la región en el ránking de natalidad, con 1,5 hijos -igual que Cuba, Costa Rica y Uruguay-, según el último informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU). En 2023, Chile registró la cifra más baja de nacimientos en una década, con 173.920 nacimientos, continuando con la senda a la baja desde 2013, cuando se registraron 240.000.
Los hermanos Ibarra Rojas crecieron entre primos, acostumbrados a las mesas largas y las multitudinarias fiestas familiares en el municipio de San Bernardo, en la zona sur de Santiago, donde su padre trabajaba reparando locomotoras en la maestranza de la Empresa de Ferrocarriles del Estado. En los encuentros de hoy participa el patriarca, sus tres hijos con sus respectivas parejas y sus dos nietas.
El clan familiar se reúne con EL PAÍS en una amplia casa con jardines del segundo hijo de Víctor en una zona rural en el sur de la capital chilena. El octogenario escucha atento las razones de su hijo de 55 años, llamado igual que él, sobre por qué decidió no ser padre. El dueño de una empresa de banquetería y producción eventos conoció a los 27 a su pareja actual, quien le advirtió que por temas de salud no podía ser madre, lo que no supuso un problema porque desde entonces él tenía claro que no quería formar una familia. “Entre los 25 años y los 40 uno logra su independencia económica, puedes viajar, quieres tu departamento solo y la vida pasa rápido. Cuando llegan los 40, ya eres viejo para tener hijos”, señala. Su hermana mayor, Cecilia, difiere. Ella tuvo a su segunda hija a esa edad. El 4,7% de los nacimientos en Chile en 2023 fueron de mujeres de entre 40 a 44 años, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
La menor de los hermanos, Carolina, periodista de 38 años, está en pareja hace cuatro años y explica que sobre la maternidad ha decidido priorizar otras cosas, como el desarrollo profesional y las aventuras. “Siempre me dicen que me quedan dos años, pero mi mamá me tuvo a los 40 y mi hermana fue madre a los 40. Entonces es una posibilidad, pero hasta el día de hoy no”, apunta. Menciona la importancia que ha tenido siempre en su vida la libertad y la necesidad de tener estabilidad económica para formar una familia. “Si ese aspecto está cojo es difícil”, dice la comunicadora y hoy estudiante de biodanza. “Si no soy madre tampoco es algo que me afecte como la idea de que no tenga descendencia, que me voy a quedar sola. Ese rollo para mí no está”.
Ese rollo sí está en su hermano. “Estoy contento con lo que he logrado, estoy bien, pero obvio que también uno se proyecta cuando sea viejo-viejo, de quién te puede cuidar porque los hijos tienen esa labor... O sea, él -dice mirando a su padre- nos tiene y cuenta con nosotros”, plantea el empresario, quien proyecta terminar en un asilo de ancianos. “No sé quién me va a cuidar, mi sobrina no creo, porque va a tener su cuento o sus papás van a estar viejos”, agrega Víctor, que tiene tres perros y se declara animalista y amante de la naturaleza. “En algún lado tienes que volcar el amor, pues eso es como natural”.
Cuando Cecilia tuvo a su primera hija, su madre la ayudó mucho en el cuidado porque ella trabajaba de secretaria. Años después, Sonia enfermó y Cecilia pensó renunciar para cuidarla a ella. Para chequear su salud, se hizo unos exámenes y descubrió que estaba embarazada. Su madre falleció un mes antes de que naciera el nuevo miembro de la familia. “Ella nos enseñó esto… a querernos harto como hermanos”, dice, en alusión a la evidente complicidad y cariño que se tienen los Ibarra Rojas. El tema del cuidado es recurrente durante la conversación. El 30,4% de las mujeres jóvenes -menores de 29 años- que no tienen un trabajo remunerado ni buscan empleo volverían al mercado laboral teniendo un lugar donde dejar a sus hijos, cifra que, en el caso de los hombres, representa solo un 4,4%. La principal condición para ellos es una mejora en las condiciones de trabajo (23,4%), según el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv).
La misma encuesta señala que entre 2018 y 2022 las jóvenes sin hijos que les gustaría ser madre cayeron de un 64,8% a 55%. La hija mayor de Cecilia, enfermera de 30 años, dice que no quiere ser madre. Rompió con su último novio, con quien convivía, por eso. “Le gusta viajar, dice que quiere pasarlo bien, tener un auto, carretear [salir de fiesta]”. Sus amigas, añade, están todas en la misma postura. Diferente es el caso de su adolescente, de 16, que quiere ser madre y joven para poder disfrutar más a sus hijos. Siempre en base al sondeo de la Injuv, el porcentaje de gente que considera que las mujeres que tienen hijos se sienten más realizadas que aquellas que no, cayó de un 21,1% en 2015 a un 14,8% en 2022.
Víctor Manuel Ibarra, el hombre de familia grande que fue padre a los 22 años, no se distrae durante la conversación, pero tampoco interviene. Su hijo le pregunta si le afecta no tener más nietos. “No, cada uno toma sus decisiones”, responde. ¿Qué le pasa cuando escucha a sus hijos decir todas estas cosas? “Sé cómo son. A ella, la mayor, le puse la máxima, hace de todo. Y acá a mi hijo…estoy muy orgulloso de él, por su trabajo, por el tesón de vivir, de prosperar. También de mi hija menor, la única que salió universitaria”, describe satisfecho.
Mientras los árboles genealógicos menguan en Chile, para este 2024 se proyecta que la proporción de personas mayores será superior al porcentaje de menores de 15 años. Y en dos años más, los mayores de 60 superarán el 20%, según el INE, lo que adentrará al país en una etapa “muy avanzada” de envejecimiento poblacional.
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