Opinión

Teatro

El consejero regional defiende que los promotores culturales tienen que atraer al público a las artes escénicas

Obra MESTIZA de Julieta Soria, en el teatro salón Cervantes de Alcalá de Henares.Rubén Gámez

El teatro es ese espacio privilegiado en el que se desatan los instintos, las pasiones; donde se suceden mundos para mejorar el mundo; un lugar por y para la libertad. El teatro te abre los ojos, te pellizca, juega contigo hasta hacerse tuyo, te completa. El teatro es muerte, luz y sueño. El teatro es vida. En los Teatros del Canal entendemos las artes escénicas como fuente de riqueza: cultural y social. Un vehículo para la construcción de una ciudadanía crítica y abierta, mejor. Nos hemos abierto "en canal" haciendo partícipes, a cuantos han querido de la belleza cruda de la escena, con coloq...

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El teatro es ese espacio privilegiado en el que se desatan los instintos, las pasiones; donde se suceden mundos para mejorar el mundo; un lugar por y para la libertad. El teatro te abre los ojos, te pellizca, juega contigo hasta hacerse tuyo, te completa. El teatro es muerte, luz y sueño. El teatro es vida. En los Teatros del Canal entendemos las artes escénicas como fuente de riqueza: cultural y social. Un vehículo para la construcción de una ciudadanía crítica y abierta, mejor. Nos hemos abierto "en canal" haciendo partícipes, a cuantos han querido de la belleza cruda de la escena, con coloquios, talleres y conferencias, para jóvenes, mayores y familias. Un laboratorio donde pensar, dudar y preguntarse, donde escuchar y ser escuchado, donde disfrutar de la palabra y del gesto, de los silencios tan necesarios a veces. Y es que el teatro, la danza, la música, cada una de las teselas que conforman la realidad cultural de un país, de una sociedad, son el mejor arma para combatir el desencanto, la mediocridad. Para apasionarse y celebrar. Para reír y llorar. La cultura de hoy es el patrimonio del mañana, un legado que no solo hay que proteger sino que hay que impulsar, que procurar que crezca, que se afiance. Por eso un teatro público tiene que ser conquistado por los que hacen cultura, por los que la consumimos, para asegurar su trascendencia, la de todos nosotros. Se cumplen diez años de historias, de experiencias, de expresiones sublimes y de instantes para el recuerdo. Y queremos seguir siendo un lugar de celebración de reflexión y diálogo.

Una ventana en la que, como en una pintura de Magritte, aun siendo de noche, brille el sol. Si en la temporada pasada el verbo de Pasolini se entremezclaba con la poderosa dramaturgia de Fabre. Si la cruda realidad de Conrad convivía con la de Chejov, con la de Remón. Si Angélica Liddell, Fabrice Murguía y Ostermeier transformaban la Comunidad de Madrid, la próxima, la que viene, la que todos esperamos, removerá conciencias, actuará de nuevo como motor imparable. Un sinfín de expresiones, de miradas, a las que enfrentar nuestro mirar. Donde Raimund Hoghe, confidente de Pina, Meg Stuart o Jan Lauwers trazarán mapas de vida con Carlota Ferrer o Rocío Molina, con Tiago Rodrígues y Lucía Carballal. Otro año para dibujar nuevos retos, para iniciarse y sentir. Sentir vértigo, dolor y paz, esperanza. En un teatro, el del Canal, al que regresará Lorca, grande, imprescindible, cuando se cumplen cien años de su llegada a Madrid, que hará suyas sus palabras, entendiendo el escenario como ese lugar donde "el poeta siente y comprende, desde donde ayuda en sus posibilidades a la conquista de un mundo más justo, más humano".

Jaime de los Santos es consejero de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid.

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