A la salud de Alfred Nobel

El Palace cuenta con un chef sueco para crear un menú que recuerda al que se ofrece tras la entrega de los premios

El 'chef' Henrik Kling, del Hotel Westin Palace.

Las huevas de trucha con crema agria y eneldo fresco o la Wallenbergare,la clásica ternera con arándanos rojos, guisantes y puré de patatas, han estado presentes en muchos de los banquetes que se han servido en Estocolmo tras la entrega de los prestigiosos premios Nobel. Desde que en 1902 —el segundo año en el que se entregaron los galardones— comenzaron a agasajar a los galardonados, primero en el salón de los Espejos del Grand Hotel y actualmente en el salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo, todos los menús han tenido un denominador común: los productos siempre son suecos.

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Las huevas de trucha con crema agria y eneldo fresco o la Wallenbergare,la clásica ternera con arándanos rojos, guisantes y puré de patatas, han estado presentes en muchos de los banquetes que se han servido en Estocolmo tras la entrega de los prestigiosos premios Nobel. Desde que en 1902 —el segundo año en el que se entregaron los galardones— comenzaron a agasajar a los galardonados, primero en el salón de los Espejos del Grand Hotel y actualmente en el salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo, todos los menús han tenido un denominador común: los productos siempre son suecos.

La exposición Mujeres Nobel, inaugurada en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid el pasado miércoles, ha sido la excusa perfecta para que el restaurante La Rotonda, del hotel Westin Palace (plaza de las Cortes, 7), ofrezca un menú inspirado en Alfred Nobel, también con productos suecos. La carta, creada por el chef Henrik Kling del Renaissance Malmö Hotel, se servirá hasta el primero de noviembre a la hora de las comidas y las cenas.

Además de las tradicionales huevas de trucha y el plato de ternera creado por Amalia Wallenberg en el siglo XVIII, que se ha mantenido hasta hoy, la oferta incluye otros clásicos de la cocina sueca revisitados por Henrik Kling como una sopa de langostinos al limón y espárragos verdes sobre velouté de mariscos o las setas salteadas al aceite de trufa con queso curado y cebolla en escabeche.

El homenaje en La Rotonda, con un precio final de 55 euros con vinos incluidos, concluye con un postre tan sueco como las manzanas asadas con canela y coñac servidas con crumble y crema de vainilla.

Para terminar de hacerse una idea aproximada de lo que se sirve en el famoso banquete, cuyo menú se mantiene en secreto cada año, la exposición Mujeres Nobel incluye un set completo de la vajilla que se usa para la ocasión.

“La iniciativa del hotel es especialmente interesante, porque Marie Curie, la primera mujer que obtuvo un premio Nobel, el de Física en 1903 junto a su marido Henri Becquerel, se hospedó en el Palace en abril de 1919”, explica Belén Yusta, una de las comisarias de la muestra. “Llegó con su hija para asistir al I Congreso Nacional de Medicina invitada por José Ortega y Gasset y el hotel conserva el libro en el que firmó la ya entonces famosa científica y que se incluye la exposición”.

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