POP NIÑOS MUTANTES

Fundido a negro

Niños Mutantes ha hecho un ejercicio de contrición con el último disco

Niños Mutantes en el Círculo de Bellas Artes.Carlos Rosillo

Poco después del concierto, el guitarrista Andrés López comentaba que Niños Mutantes ha hecho un ejercicio de contrición con el último disco: “Nos estábamos desviando demasiado a la melodía fácil, al pop de radiofórmula”. Diez se despoja de todo eso: la banda granadina oscurece su sonido, las guitarras son más sucias y pesadas, la sección rítmica gana en contundencia y las letras cuentan cosas que uno no siempre quiere escuchar.

Atrás quedan sus devaneos con la música comercial, que alcanzó su cénit hace un par de años con Como yo te amo, de Raphael, entre otr...

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Poco después del concierto, el guitarrista Andrés López comentaba que Niños Mutantes ha hecho un ejercicio de contrición con el último disco: “Nos estábamos desviando demasiado a la melodía fácil, al pop de radiofórmula”. Diez se despoja de todo eso: la banda granadina oscurece su sonido, las guitarras son más sucias y pesadas, la sección rítmica gana en contundencia y las letras cuentan cosas que uno no siempre quiere escuchar.

Atrás quedan sus devaneos con la música comercial, que alcanzó su cénit hace un par de años con Como yo te amo, de Raphael, entre otras versiones. Ayer no la tocaron, por mucho que buena parte del público la esperase con ganas. Abrieron el recital de una sala Ochoymedio hasta la bandera con Menú del día, primer tema del disco: un riff que golpeaba el esternón acompañaba a una letra que nos dice, a las claras, que estamos todos alienados. El público parecía estar de acuerdo, vista la entrega con la que cientos de gargantas secundaron a Juan Alberto Martínez, el cantante.

El cuarteto, con algún cambio de formación, lleva en activo desde hace 20 años y le sobra repertorio, pero priorizó la última década: aparte de Diez, le dieron un buen repaso a Náufragos, y discriminaron el lado luminoso de su cancionero. La única concesión a sus inicios fue Veneno polen, primer tema de su carrera.

Por mucho que endurezcan su sonido y se empeñen en no ser un fenómeno de masas, lo cierto es que la heterogeneidad del público de ayer decía lo contrario: veinteañeros y cuarentones corearon los temas de Diez a placer. Culminaron la velada con Errante, tratado de pop energético, que sonó más eléctrica que en el disco y a la sazón electrificó a todos los presentes, que la cantaron hasta el desgañite.

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