Pere Fuset: “Tenemos el reto de potenciar el papel de la mujer en la fiesta”

El presidente de la Junta Fallera afirma que los efectos de la distinción de la Unesco se verán a largo plazo

El concejal de Cultura Festiva de Valencia y presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset. MÒNICA TORRES

Pere Fuset, concejal de Cultura Festiva de Valencia y presidente de la Junta Central Fallera (JCF) desde 2015, encara las Fallas de 2017 con optimismo. La declaración de la fiesta como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco proyecta la fiesta valenciana al resto del mundo.

Pregunta. ¿Qué efectos tiene la distinción de la Unesco sobre la fiesta y la ciudad?

Respuesta. Los e...

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Pere Fuset, concejal de Cultura Festiva de Valencia y presidente de la Junta Central Fallera (JCF) desde 2015, encara las Fallas de 2017 con optimismo. La declaración de la fiesta como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco proyecta la fiesta valenciana al resto del mundo.

Pregunta. ¿Qué efectos tiene la distinción de la Unesco sobre la fiesta y la ciudad?

Respuesta. Los efectos de la declaración se verán a largo plazo. Mucha gente ha orientado la distinción como si fuera solo una potencialidad turística y es innegable que este título proyecta las Fallas dentro de una estrategia turística cultural. Uno de los objetivos será desestacionalizar su atractivo, potenciando elementos como la Ciudad del Artista Fallero o el Museo Fallero, que están disponibles todo el año.

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El impacto turístico de la declaración de Patrimonio de la Humanidad es, para mí, lo menos importante de todo. Lo vital es la autoexigencia en que promovamos y preservemos los elementos que componen la fiesta y que se valoran en la candidatura. Y que nadie patrimonialice las Fallas en su beneficio porque son de todos. Y eso comienza en la propia ciudad.

P. ¿Ha mejorado la convivencia entre falleros y resto de vecinos de la capital?

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R. Los falleros deben entender que el vecindario nos cede la ciudad, su espacio y, por tanto, hemos de ser escrupulosos; no todo puede estar legislado, tiene que ser también una cuestión de civismo. Pero el resto del vecindario debe entender el valor que los falleros aportamos a la ciudad. Es innegable que generamos molestias, pero tenemos que poner en una balanza ambas cosas. El principal problema es que la gente trabaja estos días y le resulta molesto no poder dormir hasta altas horas de la madrugada y al día siguiente tener que trabajar. Eso solo tiene una solución y es disponer de más festivos durante la semana fallera.

P. ¿Habrá una renovación de la ortodoxia fallera?

R. Esas decisiones no corresponden a la Junta Central Fallera sino que se expresan en un congreso fallero. Yo me he manifestado partidario, así que a partir del día 20 iniciaremos conversaciones y veremos si existe esa demanda. La fiesta de las Fallas necesita además profesionalizarse en algunos ámbitos. Lo que me preocupa son los intentos de sectores ultraconservadores de patrimonializar la fiesta y trasladar su estrategia de confrontación con el Gobierno local al ámbito de la fiesta. Una de las cuestiones a tratar en ese congreso fallero, si se celebra, es la relación entre las fallas y el Ayuntamiento. No pueden estar sometidas al control político pero tampoco se pueden utilizar la fiesta para castigar al Gobierno local. Éste ha sido elegido legítimamente en las urnas, por lo que no tiene mucho sentido que se pidan responsabilidades a un cargo público por cuestiones que no tienen que ver con él.

P. La mujer es un elemento esencial de la fiesta, sin embargo, la sensación es que está infrarepresentada también en el mundo fallero. ¿Hay avances?

P. Tenemos como reto potenciar el papel de la mujer para romper esos muros de cristal que todavía tienen. Una mujer puede aspirar a cualquier cosa, pero la praxis muestra que todavía son pocas las mujeres presidentas de falla. Por otro lado, no creo que las fallas sean más machistas que el resto de la sociedad, lo que pasa es que en el resto se han dado elementos correctores que no están en las fallas. Hace falta darles más visibilidad.

P. ¿Cómo se puede evolucionar?

R. El protocolo fallero encorseta mucho y tiene que actualizarse. Las cortes de honor, por tradición, no pueden saludar, solo puede hacerlo la Fallera Mayor. Soy de la opinión de que habría que dar un papel más activo a las mujeres de la corte, de manera que, en ausencia de la Fallera Mayor, pudieran representar a la fiesta. Hoy día, llegamos a situaciones surrealistas y si la principal representante se tiene que ir, la corte de honor tiene que irse también ipso facto. Esos cambios no los puede hacer el presidente de la JCF porque están recogidos en el reglamento fallero y si me atreviera a cuestionarlos sería vilipendiado.

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