Cuando el teatro es miniatura

Un repaso por las salas con programación infantil. Los niños disfrutan con la proximidad

Son espacios con una capacidad mínima, algunos para menos de 60 personas, que han recabado un público nuevo para el teatro. A cambio dicen que la corta duración de las obras de microteatro tienta a personas que tenían prejuicios sobre ese arte escénico y lo juzgaban sesudo y pesado. Aseguran que el fenómeno es fruto de la necesidad del sector de buscar opciones para sortear la crisis...

Sea por cualquiera de estos motivos, o por todos, han surgido en Madrid numerosos espacios de mínimo formato. Y aunque no todos ni siempre programan teatro profesional, vienen a sumarse al panorama dibuj...

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Son espacios con una capacidad mínima, algunos para menos de 60 personas, que han recabado un público nuevo para el teatro. A cambio dicen que la corta duración de las obras de microteatro tienta a personas que tenían prejuicios sobre ese arte escénico y lo juzgaban sesudo y pesado. Aseguran que el fenómeno es fruto de la necesidad del sector de buscar opciones para sortear la crisis...

Sea por cualquiera de estos motivos, o por todos, han surgido en Madrid numerosos espacios de mínimo formato. Y aunque no todos ni siempre programan teatro profesional, vienen a sumarse al panorama dibujado hace décadas por las salas alternativas, que abrieron el camino al teatro de calidad para los espectadores más precoces. Además, la tendencia ha tenido un efecto añadido, sembrar la ciudad de pequeños espacios culturales que conforman una auténtica red de equilibrio territorial.

Porque buena parte de estas salas de última generación se han acercado al público infantil por la necesidad de ampliar espectadores potenciales y en ese camino, han descubierto a un público que paga no solo con el dinero de la entrada sino con una importante inyección de energía. El teatro infantil es la mejor política de creación de nuevos públicos y una forma de doblar espectadores. No hay que olvidar que un niño siempre acude a la sala acompañado de al menos un adulto.

Las líneas de programación varían muchísimo y oscilan entre los que contemplan la actividad escénica para los pequeños, como una herramienta educativa (de ahí, la programación creciente de espectáculos en inglés) y los que la observan como marco para la creación artística más innovadora.

En la base de estas diferencias de concepto, se encuentra la dicotomía que las grandes compañías españolas de referencia establecieron hace décadas. Porque el público infantil no es sólo una forma de crear espectadores de futuro, sino un espectador de pleno derecho en el presente, como han descubierto algunos recintos.

Es el caso de Microteatro por Dinero ( C/ Loreto Prado y Enrique Chicote, 9). Desde hace año y medio sus obras infantiles tienen tan buena acogida como las de adultos. Sus cuatro salas se dedican las mañanas de los sábados y los domingos (de 11:30 a 13:45) a otros tantos montajes breves (15 minutos); uno de ellos está destinado a bebés (de 6 meses a 3 años) y las demás, para niños de a partir de tres años. En el ideario de la sala está el proponer una temática mensual, en torno a la que deben girar las obras programadas. En los infantiles, respetan ese principio, pero a veces adaptan el tema para adecuarlo a los intereses de los niños. Por ejemplo, si en noviembre pasado el lema fue “Por mis muertos”, se transformó en “Porque me asusta” para los pequeños. Tienen un público fiel, de padres jóvenes, pero también hay espectadores de funciones para adultos que vuelven a las matinales con algún niño, sea sobrino, nieto o el hijo de unos amigos.

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En pleno corazón de Lavapiés La Escalera de Jacob dispone de dos salas con capacidad para 60 personas. Lleva abierta 10 años y comenzaron con los infantiles hace nueva. Programan también en verano porque dicen que agosto es un mes fuerte, ya que la mayoría de salas están cerradas. Su singularidad es la multiprogramación o lo que es lo mismo ocho espectáculos distintos cada fin de semana. Programan sábados y domingos (4 funciones diarias por sala, 2 por la mañana y 2, por la tarde). Tocan todos los palos, desde títeres, a teatro y magia, y tienen en cuenta a los bebés, a los que dedican tres espectáculos de la parrilla. Las obras para bebés duran entre 15 y 30 minutos y el resto en torno a una hora, el resto. En 2013 pasaron por sus infantiles, más de 30.000 espectadores. Tienen obras en cartel desde hace años; El oso ritmoso, ha cumplido siete temporadas; Papá quiero ser mago lleva cuatro y El alucinante viaje de Carola, tres.

La pionera es Cuarta Pared, (C/Ercilla, 17). Cuenta con una programación estable que se puso en marcha en el año 1992. Su cartel tiene una línea artística perfectamente definida, en torno a la creación escénica de calidad para todos los públicos. Por su escenario, han pasado las compañías punteras españolas y también algunas extranjeras, de la mano de dos festivales de referencia en Madrid, Teatralia y Semanas Internacionales de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes, que exhiben en esta sala parte de su programa. La compañía homónima, titular de la sala, ha realizado 18 espectáculos infantiles y ha recibido un premio Max, al mejor espectáculo para este público.

El tamaño que importa

Entre los grandes aforos y los microespacios, existe todo un catálogo de salas de entre 50 y 200 localidades, que programan regularmente montajes para niños.
Teatro del Barrio (C/ Zurita, 20). Funciones infantiles, los sábados y domingos de septiembre a mayo. Un espectáculo de percusión para bebés, Aúpa Leré, de Percumento y la banda de Nacho Mastretta abrirán la próxima temporada. Tiene 130 butacas.
Pradillo (C/ Pradillo, 12). 120 butacas. Aunque en su primera etapa tuvo infantiles de manera estable; desde su cambio de gerencia en 2012, los acoge sólo en Navidad y en el período del festival Teatralia (marzo). En la temporada que ahora termina, ha programado cinco espectáculos nacionales y extranjeros.
Guindalera (C/ Martínez Izquierdo, 20). Programa infantiles algunos fines de semana a lo largo de la temporada y los mantiene en cartel varias semanas. Suelen ser producciones con un único intérprete y en formato cuentacuentos.
El Sol de York (C/ Arapiles,16). Abrió hace año y medio y desde el inicio programa infantiles, no sólo por aumentar la oferta de la sala, sino porque esos espectadores "dan mucha energía a la sala" en palabras del gerente, Javier Ortiz. Tiene 166 butacas.
 Kubik Fabrik (C/ Primitiva Gañán, 5). Hasta 70 butacas disponibles en pleno barrio de Usera, donde no abundan precisamente los espacios escénicos. Programa infantiles las mañanas de los domingos, pero cierra julio y agosto.
ArteSpacio Plot Ploint (Calle Ercilla, 29). Hasta
el 29 de junio está en su programa el espectáculo Claudio Cleaner Clown, de Atópico Teatro (domingos, 17:00).
La Usina (C/ Palos de la Frontera, 4). Con capacidad para algo más de 40 personas, esta salita tiene programados 4 espectáculos de la compañía titular, Didascalia Teatro y Títeres, hasta final de junio. Las funciones son los sábados (17:00 y 18:30) y los domingos (11:00 y 12:30).
Sala Tú (C/ Velarde, 15-17). Programa matinales de domingo y los sábados por la tarde, de octubre a mayo. En cartel siempre suele tener una obra para bebés; también tiende a los espectáculos con música en vivo y en la última temporada, uno de sus éxitos Cocinando la ópera, reunía a dos sopranos, un tenor y un pianista.
Off de la Latina (C/ Mancebos, 4). Abrió hace pocos meses, tiene dos espacios escénicos (aforos de 70 y de 85). Programa infantiles los fines de semana. No interrumpe programación en verano; en junio, tiene programados cinco títulos desde magia en inglés hasta teatro.
Nave 73 (C/ Palos de la Frontera, 5). Lleva abierta poco más de un año y ha programado una docena de espectáculos infantiles. El aforo es de 90 personas y las funciones para niños tienen lugar los sábados y domingos por la mañana, pero interrumpen desde junio a septiembre.
Tarambana (Calle Dolores Armengot, 31). Con 70 butacas, se ha convertido
en el espacio escénico de Carabanchel. Tiene programación infantil los sábados (18:00) y los domingos (12:30).
Estudio 2- Manuel Galiana (Calle Moratines, 11). A punto de cumplir un año, esta pequeña sala con 49 localidades, mantiene
en cartel una versión de El Mago de Oz, de la compañía Complejo de Esquilo y en la que interviene un elenco de actores y músicos de 9 personas. Funciones dobles (11:00 y 13:00) sábados y domingos.

Por su temporada de ocho meses pasan unos 10.000 niños entre las funciones familiares y las escolares. En verano interrumpe la programación, pero sin embargo ofrece un Campamento de Verano, por quincenas, que abarca diferentes materiales y lenguajes del arte teatral y que termina con una creación escénica colectiva. Tiene 169 butacas, pero ajusta aforo en función de las características de la obra y de la franja de edad a la que se destina. En la próxima temporada, de octubre de 2014 a mayo de 2015, exhibirá montajes de prestigiosas compañías, como Teatro Paraíso (Pulgarcito), L'Horta Teatre (Martina y el bosque de papel), Bambalina (El Quijote) o la compañía de danza contemporánea La Coja Dansa, con el espectáculo Amagatall (Escondite), con dos bailarines en escena e inspirada en el extraordinario cuento visual Esconderse en un rincón del mundo, de Jimmy Liao.

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