Desalojada una vivienda social junto al piso de la mujer que se intentó quemar

La actuación policial y la presencia de menores desembocan en una protesta vecinal

Vecinos de Cádiz abrazan y apoyan a Noelia Fraga, desalojada junto a su esposo y dos hijos menores este lunes.Román Ríos (EFE)

La Policía desalojó este lunes una de las dos casas ocupadas en el barrio del Cerro del Moro de Cádiz en presencia de los dos hijos de la familia afectada, de seis y 13 años. “Mis niños han tenido que vivir esto. No se lo perdono”, lloraba Noelia Fraga tras perder su techo. La actuación provocó momentos de tensión en el vecindario, que después se concentró en torno a la otra vivienda pendiente de desahucio, la de ...

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La Policía desalojó este lunes una de las dos casas ocupadas en el barrio del Cerro del Moro de Cádiz en presencia de los dos hijos de la familia afectada, de seis y 13 años. “Mis niños han tenido que vivir esto. No se lo perdono”, lloraba Noelia Fraga tras perder su techo. La actuación provocó momentos de tensión en el vecindario, que después se concentró en torno a la otra vivienda pendiente de desahucio, la de Rita Ramos, la mujer que hace unos días amagó con quemarse a lo bonzo en el despacho del concejal de Vivienda, Pablo Román, si no le encontraba una casa. Su marido, enfermo de cáncer, tuvo que ser llevado en ambulancia al hospital al empeorar su estado de salud.

Los dos dramáticos casos han coincidido en el tiempo y en el lugar aunque presentan diferencias. Noelia Fraga ocupó con su pareja y su hijos la casa en la calle Alcalde Blázquez hace un año. Es propiedad de la Empresa Municipal de Viviendas, Procasa, pero estaba adjudicada a un hombre que murió. Noelia y su familia ocuparon la casa tras ser avisados por vecinos. La viuda del fallecido reclamó por la vía judicial poder hacer uso de la casa y, en virtud de esta sentencia, que da la razón a la viuda, la Policía intervino este lunes tras varios aplazamientos.

La Policía actuó temprano para evitar escenas como las vividas en los anteriores días, cuando decenas de personas se arremolinaron en el portal para impedir el desalojo. Pero esa decisión llevó a que el hijo de 13 años se encontrara con los agentes en la escalera cuando se dirigía al instituto y que el niño de seis años fuera testigo del momento en que los cerrajeros forzaron la cerradura de su casa, empujaran a su madre que aguantaba la puerta con la espalda y entraran los agentes para echarles. “Lo peor han sido los cerrajeros. No han tenido compasión. La Policía, al menos, me ha abrazado”, lamentaba entre sollozos Noelia.

A partir de ahí, la tensión creció en el barrio, los vecinos se concentraron en el portal, varias personas sufrieron desmayos y Noelia Fraga no paró de lanzar gritos y proclamas contra el Ayuntamiento y contra los que habían propiciado su desalojo. Los agentes tuvieron muchas dificultades para escoltar a los cerrajeros que habían abierto la puerta.

El Ayuntamiento de Cádiz ha ofrecido a esta familia varias soluciones. “Me enseñaron una casa que se caía a pedazos y yo no puedo vivir así”, argumentaba la mujer para rechazar esa solución. De momento, sus hijos irán a casa de familiares y ella se quedará en la calle. El Consistorio recuerda que no tiene nada que ver con la sentencia que ha llevado a este desalojo.

Pero la denuncia de Procasa sí está relacionada con el otro desalojo pendiente, el de Rita Ramos. La empresa de vivienda ha explicado que en la casa que ocupa esta mujer con su marido y dos hijos mayores de edad debería estar viviendo desde hace un año otra familia con uno de sus miembros discapacitados, número uno en la lista de demandantes de viviendas públicas. Rita la ocupó hace un año y es ahora cuando se han agotado todos los plazos legales para que abandone esa casa.

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Su desalojo fue evitado por la presencia de decenas de vecinos en su portal. A media mañana el marido de Rita, enfermo de cáncer, tuvo que abandonar su casa en ambulancia. El Ayuntamiento ha propuesto a esta familia ofrecerle el 90% del alquiler de una nueva vivienda. Pero la mujer no encuentra ningún propietario que quiera arrendarle su casa. Según dice, porque, a pesar de la promesa municipal, los dueños de pisos no se fían del compromiso de pago del Consistorio gaditano. La mujer trató hace una semana de quemarse a lo bonzo en el despacho del edil de Vivienda.

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