Granados sigue en la directiva regional del PP al ser presidente en Valdemoro

El cargo orgánico le permite cuestionar a González desde dentro del partido

Francisco Granados felicita a Ignacio González, tras ser proclamado presidente de la Comunidad en 2012.luis sevillano

La renuncia de Francisco Granados como diputado regional y senador del Partido Popular la semana pasada después de que trascendiera que tuvo una cuenta en Suiza con 1,5 millones de euros no incluyó el puesto que ostentaba, y sigue haciendo, como presidente del partido en ...

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La renuncia de Francisco Granados como diputado regional y senador del Partido Popular la semana pasada después de que trascendiera que tuvo una cuenta en Suiza con 1,5 millones de euros no incluyó el puesto que ostentaba, y sigue haciendo, como presidente del partido en Valdemoro. Un cargo en apariencia menor pero trascendental para el ex número tres de Esperanza Aguirre, pues le permite tener acceso a la Junta Directiva Regional del PP de Madrid. Y, por tanto, tener voz en uno de los órganos de la formación. Aunque se trata de un cónclave especialmente saturado, ya que lo forman unos 300 cargos populares entre diputados autonómicos, diputados en el Congreso por Madrid, alcaldes regionales, presidentes de las sedes municipales del PP...

La duda es si utilizará su derecho a la palabra, esto es, a criticar a su enemigo íntimo, Ignacio González. Meses antes de dimitir en septiembre de 2012, Esperanza Aguirre premió a su sucesor al frente de la Comunidad con el cargo de nuevo secretario general. Ocupando la misma responsabilidad de Granados entre 2004 y 2011. Con la particularidad de que González, sobre todo a raíz de dirigir el Ejecutivo autonómico, no le ha dedicado el mismo tiempo a la política municipal que Granados, que la prestó más atención y, además, lo hizo durante siete años.

El puesto de Granados en Valdemoro, al frente de los populares locales, adquiere de esta forma una relevancia inusitada tras dejar el Senado y el Parlamento regional de forma voluntaria. Dentro del partido muchos interpretan este movimiento como una retirada a sus “cuarteles de invierno”. Al bastión desde el que inició su trayectoria política: Granados fue investido alcalde en 1999 tras alcanzar la mayoría absoluta. En 2003, tras revalidarla —y renunciar como regidor dado su ascendente en el escalafón popular—, fue premiado con un puesto en la Asamblea y con la Consejería de Transportes. Apenas se encargó de esa cartera cuando un año después asumió la de Presidencia (a la que incorporaría las de Interior y Justicia).

Responsables del partido resaltan que es “imposible” que Granados abandone su cargo en Valdemoro de forma voluntaria, y, menos aún, que se le pueda forzar. “Fue elegido por las bases, y no tuvo rival: su candidatura fue una candidatura única”, destacan. Y remiten a la ausencia de ilegalidades como motivo añadido para no hacerlo.

En este sentido, el consejero de Presidencia y Justicia, Salvador Victoria, hombre de la total confianza de González, aseguró la semana pasada que el PP de Madrid no había pensado “en absoluto” en abrir “ningún tipo de expediente” ni iniciar “ningún tipo de investigación” contra Granados. “Un expediente no está justificado ni se corresponde con los estatutos del PP de Madrid, niego que se haya abierto como miembro del Comité de Dirección y lo niego en el nombre de la presidenta del PP de Madrid”, rechazó Victoria, que recorre un camino inverso al de Granados, tras medrar desde el puesto número 48 de la lista (hay 72 diputados) con la que el PP concurrió a las elecciones autonómicas de 2011 a ser el número dos de González. A sentarse a su derecha.

El actual consejero de Presidencia y Justicia insistió en alejar del PP al dirigente caído, obviando el poder interno que acaparó en ocho años. Victoria prefirió señalar “exclusivamente” a Granados como “el único que tiene que dar” explicaciones por su cuenta en Suiza. Un mensaje similar al transmitido por Aguirre, González y otros altos cargos del PP autonómico desmarcándose de Granados.

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Mientras Granados se repliega a su reducto de Valdemoro, no ha perdido la conexión con la Asamblea de Madrid. Allí permanecen un puñado de parlamentarios de su confianza, según fuentes consultadas: José Miguel Moreno, sucesor de Granados al frente del Ayuntamiento de Valdemoro; Mario de Utrilla Palombi, alcalde de Sevilla la Nueva; Ana Abella, en su momento su jefa de gabinete; y Miriam Villares, concejala en Boadilla del Monte en la etapa de Arturo González Panero, conocido como El Albondiguilla e imputado en la trama Gürtel.

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