FERIA DE FALLAS

Padilla y Perera, fuerza y valor

La corrida de Borja Domecq salió buena pero con matices

Juan José Padilla dio todo un recital de pases de rodillas.Tania Castro

La corrida de Borja Domecq, formada con cuatro toros con el hierro de Jandilla y dos con el de Vegahermosa, salió buena pero con matices. Pero matices no del todo negativos. Manseó el tercero, que en la muleta tuvo sus cositas, y fue justo de fuerzas el voluminoso toro que cerró plaza, pero con embestida franca. Es decir, los dos de Pereda fueron para trabajarlos a conciencia. Del lote de Padilla, al primero le costó un pelo tomar la muleta por el excesivo castigo que le recetaron en varas, pero aún así fue buen toro. El cuarto, bueno y noble, sacó su punto de picante cuando se le molestaba. M...

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La corrida de Borja Domecq, formada con cuatro toros con el hierro de Jandilla y dos con el de Vegahermosa, salió buena pero con matices. Pero matices no del todo negativos. Manseó el tercero, que en la muleta tuvo sus cositas, y fue justo de fuerzas el voluminoso toro que cerró plaza, pero con embestida franca. Es decir, los dos de Pereda fueron para trabajarlos a conciencia. Del lote de Padilla, al primero le costó un pelo tomar la muleta por el excesivo castigo que le recetaron en varas, pero aún así fue buen toro. El cuarto, bueno y noble, sacó su punto de picante cuando se le molestaba. Más completo, en general, el lote de El Cid. El segundo tuvo fijeza y un toque de toro encastado; el quinto puso el semáforo en verde por el pitón derecho y se presentó algo remiso por el izquierdo, aunque sin problemas. Los seis cumplieron con más discreción que otra cosa en el primer tercio, con el contraste del tercero, que entró y salió del caballo cuantas veces quiso sin atender a nada ni nadie.

JANDILLA, VEGAHERMOSA / PADILLA, CID, PERERA

Cuatro toros con el hierro de Jandilla y dos, 3º y 4º, con el de Vegahermosa. Bien presentados. Cumplidores en el primer tercio, excepto el tercero que manseó. Dieron muy buen juego en la muleta en líneas generales.

Juan José Padilla: entera baja y trasera -aviso- (saludos); pinchazo y entera (oreja).

El Cid: entera tendida -aviso- (saludos); dos pinchazos y entera -aviso- (silencio).

Miguel Ángel Perera: estocada -aviso- (ovación); -aviso- entera baja (oreja).

Plaza de Valencia, 18 de marzo. 10ª de Fallas. Casi tres cuartos.

Juan José Padilla toreó a favor de corriente, muy volcado el público con él. No regateó esfuerzos y dio todo un recital de buena voluntad. Al primero le puso tres pares de banderillas. El tercero, al cambio y por los adentros, de mérito. Los otros dos, de habilidad. El toro acusó el fuerte castigo recibido, pero tomó la muleta noble. Sin terminar de rematar los muletazos, Padilla se plantó en la corta distancia y por allí compuso. Con el toro ahogadito, se lo pasó el final por manoletinas con un desaire final al ser desarmado.

En el cuarto dio un recital del toreo de rodillas, tanto con la capa como con la muleta. Saludó hasta con seis largas cambiadas, ganando terreno hasta los medios. Rugió la plaza. Por rogerinas ligeras llevó el toro al caballo. Cambiado el tercio, tres pares de banderillas más. Esta vez ganado bien el pitón contrario pero sin pasarse de toro. El tercero, al violín, fue celebrado en la grada de forma especial. Acto seguido, más toreo de hinojos, esta vez por derechazos. Ya de pie para los restos, Padilla dejó una primera serie con la derecha de buen concepto. Por el lado izquierdo el toro puso sus pegas, se metía por dentro y Padilla sorteó un apurillo. La faena fue muy entregada. Padilla metió en la coctelera unas gotas de populismo y otras de matiz clásico, lo agitó y lo vació. El final de faena fue atronadora: más rodillazos y un par de desplantes, uno de espalda y otro de frente. Y locura colectiva en los tendidos.

Una muestra de torero poderoso, de valor seco y verdadero en Miguel Ángel Perera. Al toro más contestatario de la corrida, el tercero, le plantó cara sin pedir nada a cambio. No fue una labor brillante, ni siquiera ligada, pero tuvo un fondo muy auténtico. Muy bien atada la primera serie con la derecha, pero no más. El toro echó el guante y Perera fue a recogerlo. A falta de librar muletazos, Perera respondió con parones. En una de esas el toro, que ya amagaba con irse, quiso echarle mano y se enganchó en el fajín del torero. La cosa terminó con un Perera apabullando al toro. Una faena de torero valiente.

Buena corrida de los hierros de Jandilla y Vegahermosa
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El sexto fue un toro grandón, a falta de cinco kilos para los 600. Una mole. Pero algo fofa. Perera abrió la faena con tres pases por alto combinados con otros tanto por la espalda, en el centro del ruedo. Aunque no muy sobrado de fuerzas, el toro permitió a Perera torear de largo y con mando sobre la derecha. Por la izquierda también contaron naturales de un grado alto de calidad, aunque salpicados, sin encadenar. El toro se puso algo defensivo cuando apretó Perera, que optó al final por envolver al de Jandilla en su terreno. Muy quieto. Muy poderoso. Otra demostración de valor.

El Cid no se acopló con el segundo, de seria embestida. Ni por la derecha ni por la izquierda. Inseguro también. Se esforzó en el quinto, pero tampoco muy convencido. No rompió la barrera de lo discreto en ninguno de los dos.

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