Compás de espera en favor de Beiras

Los períodos de transición de PSdeG y BNG les restarán protagonismo en el Parlamento La oposición tradicional observa con temor la irrupción de AGE

Santiago -
Pachi Vázquez (izquierda) y Francisco Jorquera se saludan antes del debate electoral retransmitido por TVG el 9 de octubre. LAVANDEIRA (EFE)

El regreso de Xosé Manuel Beiras al Parlamento de Galicia es el gran aliciente de la legislatura que comienza el 16 de noviembre, la de la renovada mayoría absoluta del PP. Vuelve un peso pesado, protagonista de históricos debates a cara de perro con Manuel Fraga. Esta vez, con la satisfacción personal adicional para el exportavoz nacional del BNG, del que se desligó este mismo año, de haberle birlado a esta formación el tercer puesto en el reparto de escaños, gracias a los nueve diputados logrados por Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), la alianza con Esquerda Unida. Para socialistas y nac...

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El regreso de Xosé Manuel Beiras al Parlamento de Galicia es el gran aliciente de la legislatura que comienza el 16 de noviembre, la de la renovada mayoría absoluta del PP. Vuelve un peso pesado, protagonista de históricos debates a cara de perro con Manuel Fraga. Esta vez, con la satisfacción personal adicional para el exportavoz nacional del BNG, del que se desligó este mismo año, de haberle birlado a esta formación el tercer puesto en el reparto de escaños, gracias a los nueve diputados logrados por Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), la alianza con Esquerda Unida. Para socialistas y nacionalistas supone toda una amenaza de polarización del debate entre Beiras y Alberto Núñez Feijóo, agigantada por la transición a la que los resultados del 21-O abocan a PSdeG y BNG.

Beiras no solo regresa con fuerza, sino que se beneficiará del doloroso proceso de renovación al que se enfrentan socialistas y nacionalistas. Los primeros perfilarán el próximo fin de semana el calendario para el congreso nacional, el tercero en cuatro años, que en 2013 elegirá al sustituto de Pachi Vázquez al frente del PSdeG. El Bloque, mientras, afrontará también el año próximo una asamblea nacional extraordinaria que se vislumbra crucial, la primera desde la cascada de escisiones del año que termina. En ella se deberán definir no solo liderazgos, como en el caso socialista, sino también el papel del partido dominante, la UPG, en un frente en el que se ha quedado prácticamente sin competencia interna.

El primer problema que debe resolver el PSdeG es el de su portavoz parlamentario. Vázquez es partidario de mantener un esquema de transición hasta el congreso extraordinario idéntico al de la legislatura pasada, con el aún secretario general como presidente del grupo y Abel Losada como portavoz. La incógnita reside en el papel del propio Vázquez. Es decir: si será él quien se enfrente a Feijóo en los debates relevantes y en las sesiones de control al Gobierno de los miércoles, o si cederá a Losada esa responsabilidad. Sea Vázquez o sea Losada, el clima de interinidad le restará a los socialistas la fuerza necesaria para disputarle a Beiras el papel de antagonista de Feijóo.

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Tras la pérdida de siete diputados, la transición en el PSdeG será cualquier cosa menos pacífica, como se han apresurado a anunciar muchas de las víctimas políticas de la convulsión interna de los últimos años. Exdiputados de peso como Mar Barcón, Ismael Rego o María José Caride exigen la dimisión inmediata de Vázquez, al que niegan la necesaria neutralidad para pilotar el cambio, y que una comisión gestora se haga cargo de la organización del congreso extraordinario. En definitiva: ruido orgánico mientras Beiras se faja con Feijóo. No muy distinto del ruido que obstaculizó la labor de oposición durante la pasada legislatura, castigada duramente por los electores en las autonómicas.

El Bloque cuenta con una ventaja. Con independencia de lo que ocurra en la asamblea nacional, nadie discute el liderazgo de Francisco Jorquera en el grupo parlamentario, al menos de forma transitoria. La tradicional bicefalia en el frente nacionalista deja el cargo de líder en la Cámara autonómica relativamente al margen de la renovación de los órganos de dirección e incluso de redefinición política y orgánica del BNG. Pero su desventaja frente a Beiras es palmaria: los nueve diputados logrados por AGE en las autonómicas han reducido al Bloque, con solo siete, al cuarto y último lugar entre los grupos parlamentarios. Siempre en el caso de que la nueva legislatura no contemple una escisión entre los diputados de Beiras y los de la Esquerda Unida de Yolanda Díaz.

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Díaz ha sido clara: la vocación de AGE es mantener una colaboración estable con Anova, la formación política creada por Beiras tras la escisión en el Bloque Nacionalista Galego. Xosé Manuel Beiras exhibe en público menos fervor sobre la colaboración en un mismo grupo de la plataforma planteada como una Syriza a la gallega. De los nueve diputados de AGE, cinco son de EU y cuatro de Anova.

Bicefalia obligatoria

Si en 2009 Pachi Vázquez se puso al frente de un grupo parlamentario diseñado en la elaboración de las listas electorales por su antecesor, Emilio Pérez Touriño, a quien suceda al aún secretario general le ocurrirá otro tanto durante la próxima legislatura. Deberá desarrollar la política en la Cámara autonómica con 18 diputados seleccionados mediante sendos pactos de Vázquez con los cuatro secretarios provinciales. Aunque todavía es pronto para vislumbrar quién tomará las riendas del PSdeG, los primeros nombres que se han puesto encima de la mesa corresponden a socialistas que no estarán la próxima legislatura en el Parlamento.

Del grupo socialista, solo el exministro de Justicia Francisco Caamaño reúne algunas de las características necesarias para discutir el liderazgo del partido. El resto de opciones, como las de José Ramón Gómez Besteiro o el exvicesecretario general del PSOE José Blanco —en el caso de quedar liberado de imputaciones de la Operación Campeón—, son extraparlamentarias, lo que significa bicefalia. Otro tanto puede ocurrir en el BNG, frente político en el que nadie discute el protagonismo de Jorquera en el Parlamento, compartiendo liderazgo con el nuevo portavoz nacional que elija la militancia de la formación nacionalista.

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