Heroínas griegas por soleá

La bailaora Manuela Carrasco abre la Bienal de Flamenco de Sevilla con ‘Raíces de ébano’, un montaje en el que encarna a cuatro mujeres mitológicas

Manuela Carrasco, a la izquierda, y Aurora Gaviño en una prueba.PÉREZ CABO

Ariadna es roja y demuestra su pasión por Teseo al son de una taranta, el ovillo de hilo se ha transformado en un mar de volantes y el Minotauro, en los miedos que cada uno lleva dentro. Antígona es negra, como la pena que siente mientras entierra con sus propias manos a su hermano y sella con unas seguiriyas un pacto con la tierra. Manuela Carrasco es Ariadna y Antígona, pero también Helena y Medea. La bailaora presta su fuerza telúrica a estas cuatro heroínas griegas en Raíces de ébano...

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Ariadna es roja y demuestra su pasión por Teseo al son de una taranta, el ovillo de hilo se ha transformado en un mar de volantes y el Minotauro, en los miedos que cada uno lleva dentro. Antígona es negra, como la pena que siente mientras entierra con sus propias manos a su hermano y sella con unas seguiriyas un pacto con la tierra. Manuela Carrasco es Ariadna y Antígona, pero también Helena y Medea. La bailaora presta su fuerza telúrica a estas cuatro heroínas griegas en Raíces de ébano, el espectáculo que inaugurará la próxima Bienal de Flamenco de Sevilla.

Raíces de ébano abrirá la 17ª edición de la cita más importante del flamenco el 3 de septiembre, en un escenario al aire libre en el patio de la Montería del Real Alcázar, un espacio que no se usaba para la Bienal desde hacía 10 años. Manuela Carrasco, que por primera vez está trabajando bajo la dirección de Pepa Gamboa, se ha metido en la piel de estas heroínas con naturalidad, porque lo ha hecho desde su lenguaje, el baile, y con sus propias coreografías.

Ahora, a dos semanas del estreno, la bailaora hace un descanso en los ensayos para probarse los cuatro trajes con los que representará a las heroínas griegas. “Los mitos griegos aparecen como fantasmas, como metáforas que se funden con Manuela. Todas son mujeres de tierra, como ella que cuando baila tiene tanta fuerza que podría enfrentarse al mundo entero”, apunta la directora de escena Pepa Gamboa, una de las profesionales más requeridas por el flamenco por su especial sensibilidad.

El montaje, dirigido por Pepa Gamboa, recupera el escenario del Alcázar después de 10 años

La prueba de vestuario, el pasado jueves en Sevilla, se convirtió en la escena del camarote de la película Una noche en la ópera, de los hermanos Marx, por lo concurrido y reducido del espacio. La directora y la ayudante de dirección Martina Banchetti, las tres cantaoras del coro —Samara Carrasco, Inma La Carbonera y Toñi Fernández—, Joaquín Amador, guitarrista y director musical del espectáculo, la diseñadora Aurora Gaviño y dos de sus ayudantes , el productor Hugo Pérez y algunos más… asistieron, entre volantes y apreturas, a la transformación de Manuela Carrasco.

Manuela Carrasco, a la izquierda, Inma La Carbonera y Aurora Gaviño, en una prueba de vestuario.PÉREZ CABO
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“¿Le ponemos otros tres volantes negros?”, pregunta la bailaora trianera enfundada en una bata de cola rosa fucsia con la que encarnará a Medea para interpretar una soleá, el palo con el que más éxitos ha cosechado esta artista que recibió el Premio Nacional de Danza en 2007. “Yo no soy nada minimalista, le pondría esos y otros tres más. Ahora ya puedo decir que he vestido a las más grandes del flamenco: Rocío Jurado y Manuela Carrasco”, contesta Aurora Gaviño, quien ha adaptado su estilo “hippie vintage”, como ella misma lo define, a las necesidades del espectáculo. El tejido de la bata de cola es una seda con mezcla sintética para darle más cuerpo a su laberinto de volantes que pueblan dos metros y medio de cola. “Tres personas están trabajando en la bata desde hace dos meses, incluso hemos tenido que hacer un plano para colocar los volantes”, asegura la diseñadora sevillana mientras hace los últimos ajustes.

“Yo le dije qué colores quería y para qué baile iba a ser cada vestido y ella ha hecho el resto”, explica Manuela Carrasco, La Diosa, que de trajes flamenco sabe bastante. “No tengo ni idea de cuántos puedo tener porque empecé con nueve años y voy a cumplir 54 en octubre, 45 años bailando dan para mucho”, añade.

El vestuario del espectáculo es de la diseñadora sevillana Aurora Gaviño

La sesión de pruebas se alarga durante toda la mañana y, aunque la artista se resiste a mostrar todos los modelos, finalmente podemos ver otros dos: el vestido negro con el que será Antígona a ritmo de seguiriyas, con una falda de encaje de guipur que emula las raíces del ébano, el título del espectáculo, y la falda y el corpiño rojos con los que se transformará en Ariadna para bailar una taranta. Para ver el traje de terciopelo blanco que vestirá para ser Helena en las alegrías habrá que esperar hasta el estreno, el próximo 3 de septiembre.

“No existe un hilo narrativo, sino una inspiración que estará reforzada también por la escenografía, algo entre un templo griego y los muros del Alcázar. Son mujeres con mucha fuerza que se enfrentan a su destino aunque les vaya la vida en ello. Heroínas que conectan muy bien con Manuela, con su zapateado que parece salir del centro de la tierra”, explica Gamboa.

Las historias de esas cuatro mujeres, con letras de Pepa Gamboa y Martina Banchetti, sonarán en las voces de El Pele, Juan Villar, Enrique El Extremeño y Pansequito. A las guitarras estarán, además de Joaquín Amador, Alfredo Lagos y Paco Iglesias. Buena compañía para iniciar un viaje a las raíces de los mitos de las heroínas griegas y del propio flamenco.

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