¿Creemos en ellas?

Deportistas gallegas piden que los focos no les alumbren solo cada cuatro años

La tripulación española de Match Rice en los Juegos Olímpicos, con las gallegas Támara Echegoyen (izquierda) y Sofía Toro (derecha). / J. ZAPATA (EFE)

Entre Messi y Cristiano, entre la Eurocopa y la Liga, entre la sobredosis de fútbol y la inveterada masculinidad del deporte en nuestro entorno, los Juegos Olímpicos cerraron ayer sus 16 días de gloria con un grito, casi una demanda para prestar atención a las mujeres, motor de una delegación española en la que Galicia tuvo además voz destacada porque de los 11 deportistas que viajaron a Gran Bretaña cinco regresan con medalla. Dos hombres, David Cal y Javier Gómez Noya, y tres féminas, la balonmanista Begoña Fernández y las regatistas Támara Echegoyen y Sofía Toro. Y la piragüista Teresa Port...

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Entre Messi y Cristiano, entre la Eurocopa y la Liga, entre la sobredosis de fútbol y la inveterada masculinidad del deporte en nuestro entorno, los Juegos Olímpicos cerraron ayer sus 16 días de gloria con un grito, casi una demanda para prestar atención a las mujeres, motor de una delegación española en la que Galicia tuvo además voz destacada porque de los 11 deportistas que viajaron a Gran Bretaña cinco regresan con medalla. Dos hombres, David Cal y Javier Gómez Noya, y tres féminas, la balonmanista Begoña Fernández y las regatistas Támara Echegoyen y Sofía Toro. Y la piragüista Teresa Portela se quedó a 198 milésimas del bronce. Los prodigios durante éstas dos últimas semanas llegaron a tal punto que el pasado jueves se produjo un hecho único en la historia de la televisión española: en horario estelar, nocturno, la primera cadena pública emitió un partido de waterpolo femenino, la final, mientras en la segunda podía seguirse otro de balonmano de las guerreras olímpicas, la semifinal.

De los 11 gallegos que fueron a los Juegos, tres mujeres vuelven con medalla

Igual ha sido todo un espejismo. “Caeremos de nuevo en el olvido”, pronostica sin dudar Mary Paz Vilas, arousana y delantera del Espanyol, segunda máxima goleadora de la última liga femenina de fútbol, todavía impactada por el seguimiento a su deporte en Londres, donde 80.000 espectadores presenciaron la final entre japonesas y estadounidenses. “Millones de personas en todo el mundo han podido ver por televisión que las futbolistas femeninas pueden tener mucha calidad, pero en una semana hablaremos de nuevo de lo de siempre”, lamenta. “Al deporte femenino no se le ha dado valor”, coincide Alejandra Simón, viguesa, campeona en los Juegos del Mediterráneo e integrante con la madrileña Cristina Hopf de la segunda pareja española. “Por desgracia, la repercusión pasará y volveremos a estar como antes de éstas dos semanas. Lo que hay es mucha medallitis, se nos da bien presumir”, apunta. Simón, una bellísima deportista de élite, atesora múltiples ingredientes para, bien dirigida por expertos en márketing o publicidad, convertirse en una celebridad. Todo en un entorno, el playero, en el que quedan anunciantes con posibles. “Pero vamos con nuestros dossieres a conseguir dinero y no encontramos ni dinero privado ni público”.

Sin apoyos no es que no haya medallas, es que no hay deporte profesional. Begoña Fernández jugará la próxima temporada en Serbia, porque en España el balonmano femenino languidece. Y ahí los medios también ocupan parte de las demandas. “En la prensa deportiva puedes ver fotos de una chica desnuda, pero es más complicado que salgan nuestros resultados”, lamenta Estefanía Hernández, campeona de Europa de taekwondo, alejada de los Juegos por una lesión. “Nadie nos conoce y de pronto tantas medallas… es el momento ideal para romper estereotipos y que las niñas se acerquen todavía más al deporte”, enfatiza.

Vilas: “Este es el momento para que las pequeñas se interesen”

Quizás la clave esté en la inversión y la disculpa en la crisis. Hace 20 años un grupo de pioneras dirigidas por un gallego, José Manuel Brasa, logró para España la primera medalla de oro de un deporte de equipo femenino. El hockey sobre hierba tuvo su gran oportunidad. “Nos llamaban de todas partes, grupos de chicas que querían jugar y preguntaban donde había campos. Coincidió con un momento de crisis económica y no se hizo nada”, detalla Mercedes Coghen, una de aquellas medallistas, vinculada al fomento del deporte desde organismos públicos. “Es un trabajo de todos, de las instituciones, de los medios, de los patrocinadores y también de las deportistas”, razona Alejandra Simón, que muestra una vía: “Es importante que los que mandan sepan que no estamos ahí para que nos llamen cada cuatro años, sino que hay que hacer un esfuerzo de promoción y podemos ir a colegios, a clubes, a hablar con las niñas…”. La futbolista Vilas abunda en la importancia de llenar, justo ahora, los polideportivos. “Este es el momento para que las pequeñas se interesen más por el deporte, luego ya se hará la selección natural como con los chicos y habrá quien siga y quien no”.

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El próximo fin semana empieza la Liga de fútbol masculino. Deportivo y Celta afinan armas para su regreso a Primera, Messi y Cristiano se encontrarán dos veces sobre el terreno de juego antes de que acabe agosto gracias a la Supercopa. Mientras tanto el Celta Bosco, emblemático equipo vigués de baloncesto, el más laureado del deporte femenino en Galicia, se prepara para jugar en segunda categoría después de no poder afrontar los costes para permanecer entre las grandes. Tras el equipo senior, un vivero de 150 niñas quiere seguir ante la canasta. El club busca 10.500 euros para al menos disponer de pistas para entrenar y jugar los partidos y ha puesto en marcha una campaña de donaciones bajo un lema: “Creemos en ellas”.

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