La prudente ambición del Leyma

El Básquet Coruña recibe el viernes a la selección mientras trabaja su asiento en la elite

Carlos Lamora, presidente del club, rodeado de trofeos.GABRIEL TIZÓN

Hay ascensos de categoría que llegan sin épica, vía fax, pero no por ello menos teñidos por el esfuerzo. Así entró el jueves por la tarde en la sede del Básquet Coruña la notificación federativa que aceptaba la petición del club para inscribirse en la LEB Oro, la antesala de la ACB, el regreso a la élite nacional justo cuando la ciudad se prepara para recibir (el próximo viernes a las 22.15 horas en el Coliseo) a la selección española, que en su gira preparatoria de los Juegos Olímpicos se enfrentará a Argentina.

Todo el aforo está vendido para esa cita. Casi 10.000 entradas que delatan...

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Hay ascensos de categoría que llegan sin épica, vía fax, pero no por ello menos teñidos por el esfuerzo. Así entró el jueves por la tarde en la sede del Básquet Coruña la notificación federativa que aceptaba la petición del club para inscribirse en la LEB Oro, la antesala de la ACB, el regreso a la élite nacional justo cuando la ciudad se prepara para recibir (el próximo viernes a las 22.15 horas en el Coliseo) a la selección española, que en su gira preparatoria de los Juegos Olímpicos se enfrentará a Argentina.

Todo el aforo está vendido para esa cita. Casi 10.000 entradas que delatan que en A Coruña importa el baloncesto. "Lo que ha ocurrido es que andaba un poco y se caía", ilustra Carlos Lamora, el presidente del club, cuando se le pregunta por la relación de la ciudad con la canasta. "Es cuestión de apoyo económico", apunta Enrique Caruncho, que las ha visto de todos los colores. En 1968 ya jugaba en el Bosco, en la única temporada que en A Coruña se vio baloncesto de la máxima categoría. Estuvo catorce años en aquel equipo emblemático, se fue al descenso tras caer en un duelo decisivo en Manresa y perdió dos ascensos en Ferrol y Pineda. "No hubo manera de volver a subir", lamenta. Luego lideró desde la presidencia el proyecto del Sondeos del Norte, en LEB desde 1998 a 2002, siempre con el presupuesto más modesto. "Competíamos con el Súper Dépor. Fue durísimo", explica Juan Díaz, entrenador del equipo en aquel tiempo. "Ibas a las empresas y te decían que no podían apoyar, que tenían hipotecada la publicidad cinco años con el fútbol", detalla Caruncho. "La directiva fue en canoa contra destructores", concluye Díaz.

El Sondeos acabó por vender su plaza en LEB. Fue en junio de 2002 justo después de salvarse en su segundo play-off de descenso consecutivo. El Zaragoza pagó 300.506 euros, un dineral que liquidó una deuda que ya superaba un tercio de esa cantidad. El resto se destinó a comprar un local para el club, que se quedó con un equipo en categoría regional y un nutrido vivero de chicos. Se pusieron unas bases y por el camino se superó un año y medio complicado en el que, tras la marcha de Caruncho, una junta gestora se hizo cargo de la entidad antes de que otro exjugador del Bosco, Julio Flores, hoy número dos en el Ayuntamiento coruñés, asumiera la presidencia. Con él llegó un concepto inaudito en los clubes deportivos que ambicionan crecer, el del equilibrio. En 2009 a Flores le ofrecieron acceder a una plaza en LEB Oro, pero renunció. “No estamos preparados”, contestó. Luego el triunfo electoral del PP le llevó hasta María Pita y a dejar el club en manos de Lamora, un amigo de la infancia.

"A quienes piensen que el Ayuntamiento está detrás del ascenso les enseño la póliza del aval", previene el presidente del Básquet Coruña. El club cuenta con el patrocinio de Leyma —"sin ellos no seríamos nada", aseguran— y para competir en LEB Oro ha pagado 40.000 euros en concepto de derechos de inscripción. Y él mismo se prestó a firmar la garantía de 180.000 euros para avalar ante la federación que se abonarán los salarios. Pero Lamora ya se ha acostumbrado a que todo el mundo cobre a fin de mes. "Soy ingeniero. Si me hacen un corte transversal de la cabeza todo serían celdillas, paralelas y perpendiculares". Y mezcla en su discurso dos ideas aparentemente contrapuestas, pero que entiende complementarias: ambición y prudencia. "La ambición desmesurada tiene que estar controlada. Debes tener claro que quieres progresar, pero también que es lo que te impide hacerlo. Nuestro límite lo pondrá la economía".

En otros sitios el dinero no era problema hasta que hubo que hacer frente a los compromisos adquiridos. Por eso al Básquet Coruña se le han abierto las puertas del ascenso, porque siete equipos firmaron su acta de defunción en la categoría. El Menorca asumió un proyecto irreal en los despachos para ganar en la cancha el ascenso a ACB. Ha echado el cierre. Con ellos La Palma, Tarragona, Mallorca y dos históricos como León y Girona. En Lleida han fundado un nuevo club para liquidar al que compitió hasta ahora. En principio saldrán 14 equipos en la LEB Oro, cuatro menos que la campaña pasada. Y Lamora quiere partir con medio millón de presupuesto, cuando por ejemplo en Huesca o Palencia, dos de los modestos, hablan de situarse en torno a los 750.000 euros tras apretarse un 20% respecto al año anterior.

"Creo que la afición responderá", apunta Caruncho, que alejado del baloncesto cuenta con los dedos de la mano los partidos que ve. "La clave es ofrecer algo atractivo, no como la mayoría". Y cantar victoria, claro. "La gente quiere ponerse una camiseta ganadora", resume Juan Díaz, que con todo, puede volver a recorrerse el camino de aquel Bosco sesentero. "La ciudad tiene mentalidad elitista, pero en este contexto de crisis la gente sabrá esperar dos o tres años peleando por consolidar al equipo y luego, con un proyecto bien armado, puede aparecer el dinero". Mientras tanto los grandes llegan vestidos de rojo. El viernes, con el Coliseo lleno, A Coruña demostrará a los escépticos que no solo le gusta el jamón blanquiazul. Y lo hará con vocación de continuidad, porque Federación y Ayuntamiento están próximos a firmar un convenio que garantice los dos próximos veranos la presencia en la ciudad de la selección.

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