Las críticas de teatro y danza de la semana: la función del año en Barcelona por Matthew López, la consolidación de Lucía Carballal, La Manada de Arniches y la precisión de Rachid Ouramdane
Los expertos de ‘Babelia’ reseñan los estrenos recientes más destacados
“L’herència es uno de los espectáculos del año”. Así de contundente se muestra nuestro crítico Oriol Puig Taulé en su reseña de la obra de Matthew López que ofrece estos días el Teatre Lliure de Barcelona. Se trata de un monumental doble montaje —dos funciones de tres horas en días distintos o sesión maratoniana los sábados y domingos—, basado en la obra Howards End de E. M. Forster, con profundos diálogos de unos hombres gais que hablan de sus miedos, del amor, de la amistad... Disfrutan los espectadores de varias interpretaciones excepcionales: “Carles Martínez nos regala un doble papel de premio: su largo monólogo de la primera parte es uno de los momentos teatrales de la década”. Por todo ello, Taulé se extraña de que tal esfuerzo teatral se salde con solo cuatro semanas de funciones en el Lliure.
En Madrid, el estreno de Los nuestros, una producción del Centro Dramático Nacional en el Teatro Valle-Inclán, ha constatado la solidez de la dramaturga y directora de teatro Lucía Carballal, “una voz ya fundamental del teatro español contemporáneo”, según asegura en su crítica Raquel Vidales. “Carballal exhibe sobre las tablas las mismas cualidades que sostienen su pluma: sutileza, reflexión, emoción, realismo y a la vez magia”. No hace falta añadir, que se recomienda ir a ver la obra.
También en Madrid, Javier Vallejo ha visto La señorita de Trevélez, la obra de Arniches estrenada en 1916 en la que nuestro experto ve paralelismos con los deplorables actos cien años después, en 2016, de La Manada, los jóvenes que abusaron de una joven en los Sanfermines de aquel año. Para esta visita a Arniches, el montaje de Juan Carlos Pérez de la Fuente con texto adaptado por Ignacio García May recurre al trabajo físico elocuente, a caballo entre el realismo y el expresionismo, de trece actores con una estética de los drugos de La naranja mecánica.
En cuanto a la danza, el Centro Danza Matadero de Madrid inaugura su temporada internacional con Contre-Nature, una obra amable del coreógrafo francés Rachid Ouramdane para diez bailarines de gran virtuosismo interpretativo aunque, nos advierte Mercedes L. Caballero en su crítica de la obra, “se echa en falta cierta profundidad y más riqueza en el léxico corporal, que acaba diluyéndose demasiado pronto, una vez se supera la sorpresa de la ejecución de los intérpretes, soberbios como grupo”.