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Dolores Fonzi revive una pesadilla en ‘Belén’: ir presa por un aborto

La cinta recrea la lucha en los tribunales de una mujer argentina que pasó dos años en la cárcel por un aborto espontáneo. La directora argentina asegura que hoy ve al feminismo vapuleado, pero cree que la película aporta un soplo de aire fresco: “Confirma que eso que logramos lo podemos volver a lograr“

Belén no se llama Belén. Belén fue el seudónimo que la abogada Soledad Deza eligió en 2016 para preservar la identidad de una mujer que pasó dos años en la cárcel tras sufrir un aborto espontáneo en un hospital de San Miguel de Tucumán, en el norte de Argentina, y que hubiese pasado varios más —para cumplir los ocho que establecía su condena— de no haber sido por una apelación que revelaba las inconsistencias e irregularidades de la causa y que le dio visibilidad mundial. Belén fue absuelta por el Tribunal Superior de Tucumán en 2017 y siguió en el anonimato, mientras su caso se convertía en un símbolo de la marea verde a favor de la legalización del aborto. Belén es ahora el nombre de la última película de la cineasta argentina Dolores Fonzi, que recrea el via crucis judicial de esta mujer, de su abogada, de sus familias y de un equipo cada vez más numeroso.

Belén se estrena en las salas de Argentina este jueves y competirá por la Concha de Oro en el festival de San Sebastián, un festival por el que Fonzi guarda un cariño especial por ser el primero de su vida. Tenía 22 años en 2001 cuando viajó con Fito Páez y el resto del elenco de Vidas privadas para presentarla. “Siempre fue un festival que me acogió de una manera muy amorosa”, cuenta Fonzi (Buenos Aires, 47 años) por videoconferencia días antes de viajar a esa ciudad vasca que define como “única, divertida y fascinante”.

Esta película inspirada en hechos reales es un thriller judicial sobre un personaje ordinario en circunstancias extraordinarias y eso la asemeja a Argentina, 1985, la cinta en la que Santiago Mitre (pareja de Fonzi en la vida real) recreó el histórico Juicio a las Juntas por los crímenes de lesa humanidad perpetrados en dictadura. La abogada Soledad Deza (interpretada por Fonzi en Belén) y el fiscal Julio Strassera (interpretado por Ricardo Darín en Argentina, 1985) pelean en los tribunales en contextos adversos, entre crecientes amenazas contra ellos y sus familias, con la ayuda de un grupo de colaboradores jóvenes.

La batalla judicial por Belén se centra en un único caso, el de esa joven tucumana a la que da vida en la pantalla Camila Plaate. En la cárcel no revela a nadie por qué está allí ni quiere que nadie se entere tampoco fuera. Tiene miedo a que su madre y su hermana pierdan el trabajo. Los hechos se remontan a 2016 y hablar del aborto era un tabú en Argentina, más aún en el norte del país, con una sociedad más conservadora y religiosa que en la capital.

“Lo del anonimato tiene que ver con el miedo, pero es más bien que yo elijo qué cosas de las que me suceden quiero que me identifiquen y Belén no quiso nunca hacer que su identidad sea la de una persona que sufrió esa injusticia”, subraya la directora.

Al arrojar luz a la vida cotidiana de Deza y dejar en las sombras la de Belén, Fonzi permite que el espectador ocupe el vacío de su historia personal con el de la propia, o con el de mujeres cercanas, o con el de conocidas, o con el de aquellas que comenzaron a quebrar el silencio para contar sus testimonios una vez que Argentina comenzó a debatir la legalización del aborto en 2018. Belén se multiplica hasta ser muchas, tantas como los cientos de miles de mujeres con pañuelos verdes que salieron a las calles hasta que en la madrugada del 30 de diciembre de 2020 el Senado legalizó la interrupción voluntaria del embarazo. “Somos Belén”, se titula el libro singular y colectivo a la vez de la periodista y escritora Ana Correa que fue el punto de partida del guion.

“El caso tuvo un impacto enorme en Tucumán”, dice la cineasta. “Cuando venían las chicas a hacer casting, contaban que el caso Belén en su adolescencia y entrando a una edad madura de sexualidad era el tabú más grande. Les advertían: ‘Ojo con tener relaciones sexuales porque si quedás embarazada y te pasa algo capaz vas presa’. Lo relaciono con los noventa, con el HIV, cuando aparece la muerte en la sexualidad como posibilidad, Belén en Tucumán representaba el riesgo de ir presa. Vivieron una sexualidad marcada por el miedo al encierro”, cuenta.

Trailer de la película ‘Belén’

Un viaje épico

El viaje épico de Deza, secundada por Laura Paredes en el guion y en la piel de su colaboradora más cercana, supone escalar montañas médicas, judiciales —con una mención especial a la abogada de oficio Julieta Cardinali— y sociales, atravesar un desierto mediático y hacer malabares entre la vida familiar y la laboral. A su lado —primero pocas y cada vez más— caminan mujeres que van sacándose capas de miedo.

Militantes históricas por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, como Nina Brugo y Martha Rosenberg, estuvieron el martes en una avant première en la que reinaba el verde. Lágrimas, abrazos y aplausos se mezclaron entre un público emocionado tras una proyección que coincide con el peor momento político de Javier Milei, un presidente que ha arremetido contra las políticas de género y que se ha mostrado partidario de volver a criminalizar el aborto.

“Al feminismo lo veo vapuleado. La respuesta del Gobierno es bélica con las personas que van contra él y ese vapuleo no es inocente, logra crear miedo. Lo que la película trae es que refresca el aire, confirma que eso que logramos lo podemos volver a lograr”, arenga.

Fonzi se alegra de que Belén, producida por K&S Films y Amazon, sea una de las cuatro candidatas a representar a Argentina en los Oscars. “Sería un honor”, afirma, pero prefiere no anticiparse e ir paso a paso. Acaba de volver de Chile de filmar la serie La casa de los espíritus, este jueves Belén se estrena en los cines de Argentina y después despega hacia España para presentarla en San Sebastián. “Ahora acompañaré la película todo lo que pueda, pero después me voy a tomar un tiempito para pensarme a mí misma, ver qué voy a hacer y descansar, porque estoy con un cansancio que no puedo más”, concluye. Fonzi piensa en detenerse por un tiempo; la marea feminista, en cómo revivir y salir del desconcierto.

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