Hinchas argentinos se enfrentan a la policía en una marcha de jubilados contra Milei
Los incidentes dejan 15 manifestantes heridos, uno de ellos de gravedad, y un centenar de detenidos
Hinchas de los principales clubes de fútbol de Argentina se concentraron este miércoles frente al Congreso argentino para apoyar a los jubilados. En un país en el que no hay público visitante en los estadios para evitar peleas entre aficionados rivales, esta vez marcharon en bloque junto a sindicatos y partidos de izquierda en contra de los recortes de Javier Milei a las jubilaciones. Esta unión inédita, que logró reunir en la plaza a decenas de miles de personas, puede ser una señal incipiente del hartazgo de parte de la ciudadanía con el Gobierno tras 15 meses de mandato. La jornada no terminó bien para los manifestantes: minutos antes de las cinco de la tarde, la hora en que estaba convocada la protesta, la policía comenzó a reprimir con gases lacrimógenos, agua y pelotas de goma. El saldo fue de un centenar de detenidos, un policía con una bala en un brazo y 15 manifestantes heridos, uno de ellos con riesgo de vida.
Cientos de personas comenzaron a abandonar sin control la plaza ante la embestida policial, mientras la primera línea frente al Congreso resistía a los antidisturbios. Arrojaron todo tipo de objetos e incendiaron contenedores, neumáticos y hasta dos patrulleros policiales. Con la desbandada creció la violencia.
En un primer momento, las columnas más organizadas se negaron a volver a casa y decidieron marchar por la avenida de Mayo hacia la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, y arrojaron piedras contra el edificio. Las calles aledañas también se vieron ocupadas por una riada de hinchas, sindicalistas y jubilados que se cubrían la cara con pañuelos para reducir el impacto de los gases y se prestaban ayuda para reducir el escozor en los ojos. “Qué feo, qué feo, qué feo debe ser, pegar a los jubilados para poder comer”, cantaban frente a los antidisturbios. Con el paso de los minutos, la zona se convirtió en escenario de una batalla y se registraron graves destrozos en el mobiliario urbano de la zona.
La primera reacción oficial estuvo a cargo del jefe de Ministros, Guillermo Francos. “Fue una cosa totalmente preparada. Usaron a los pocos jubilados que van a manifestarse, que lo hacen con todo derecho, y lo convirtieron en una expresión violenta a la que acostumbran los barrabravas. En estos últimos días hay una cantidad de movimientos políticos que están orientados a intentar desestabilizar al Gobierno”, dijo Francos. La jefa de Seguridad, Patricia Bullrich, dio un paso más. Según su lectura, la policía había neutralizado un intento por “voltear al Gobierno”. “Esta gente que se nuclea políticamente para voltear al Gobierno vino en esta ocasión preparada para matar. Secuestramos armas de fuego, armas blancas, dos tipos de miguelitos para pinchar las gomas de los patrulleros”, dijo.
Desde la víspera, la Casa Rosada quiso instalar que los manifestantes iban a ser los hinchas violentos de los clubes, conocidos en Argentina como barrabravas. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, buscó además disuadir a los aficionados con la amenaza de prohibirles el derecho de admisión al estadio de su club—un ritual para decenas de miles de hinchas cada fin de semana— si cortaban alguna calle o participaban en algún disturbio.
En público, el Gobierno le restó importancia a la marcha hasta horas antes de que comenzase. “La marcha de los barrabravas no es más que eso: una marcha de barrabravas de corte seguramente de izquierda, kirchneristas, con baja, muy baja o nula convocatoria”, dijo este miércoles el vocero presidencial, Manuel Adorni, en una rueda de prensa. En privado, en cambio, la preocupación era mayor por la irrupción de un actor nuevo como opositor al Gobierno, al menos de forma temporal, y el temor de perder el control de la calle.
La chispa se prendió hace un par de semanas, cuando en otra manifestación de jubilados, uno hombre mayor que llevaba la camiseta de Chacarita resultó herido por la policía. A la semana siguiente, ese club convocó a sus seguidores en protesta por la represión policial y para garantizar la seguridad de los jubilados. Este miércoles, la convocatoria se había extendido a todos los clubes. Manifestantes con camisetas de Boca Juniors marchaban a escasos metros de otros vestidos con los colores de River Plate, Tigre, Racing, Independiente y Argentinos Juniors, entre muchos otros. Las camisetas futboleras se mezclaban con banderas sindicales y de partidos políticos.
“El derecho a la protesta está protegido por la Constitución”, advierte el abogado e hincha de Racing Pablo Torres. Este integrante de la agrupación Movimiento Racinguista, una de las convocantes a la marcha, cuenta que se sumaron por “la indignación que produce ver cómo pegan a los abuelos y a los jubilados en un contexto en el que hay que entender por qué están a la calle, porque les niegan el derecho a vivir con dignidad”.
Los jubilados han sido los más perjudicados por el torniquete al gasto público hecho por Milei desde que llegó a la Presidencia. La jubilación mínima equivalente a poco más de 300 dólares y roza la línea de la pobreza. La reducción de ingresos se ve agravada por el aumento de gastos, en especial en los medicamentos, cuyos precios fueron liberados por el Gobierno y han aumentado muy por encima de la inflación.
Torres destaca que la participación de hinchas de fútbol responde al rechazo social hacia los políticos y la falta de referentes que ordenen a la oposición: “La crisis de representación actual hace que ante la ausencia de dirigentes políticos con capacidad de conducción sea el pueblo el que salga a la calle en rechazo indignado porque están pegando a los jubilados”.
Los recortes a las jubilaciones han sido habituales en sucesivos gobiernos, y también las marchas de protesta contra estos. En 2017, Mauricio Macri enfrentó una multitudinaria manifestación a su reforma previsional, y más atrás en el tiempo, los argentinos recuerdan las marchas de este colectivo durante los años noventa bajo el Gobierno de Carlos Menem. En una de esas manifestaciones, ocurrida el 14 de octubre de 1992, el astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona, salió en defensa de los jubilados. “A muerte estoy con los jubilados, lo que les hacen es una vergüenza”, dijo en ese momento. “Yo defiendo a los jubilados, ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defenderlos”, agregó. Sus palabras estaban escritas hoy en varias de las pancartas levantadas en la manifestación.
Diputados a golpes de puño en el Congreso
La plaza frente al Congreso ardía y dentro del recinto de los Diputados había sesión. La oposición intentaba forzar una comisión investigadora contra Milei por el escándalo de &Libra, la criptomoneda que el presidente promocionó desde sus redes sociales y terminó en una estafa. La tensión fue en aumento, hasta que todo terminó en una trifulca con empujones, golpes de puño e insultos.
La gresca se gestó entre los diputados de La Libertad Avanza, el partido de Milei. Dos legisladoras insistían con quedarse en sus asientos mientras el presidente de los Diputados, Martín Menem, hacía tiempo en un intento por bloquear por falta de quorum un pedido de investigación contra Milei promovido por el peronismo. Las dos rebeldes recibieron la visita violenta de una compañera, que las acusaba de estar haciendo el juego a la oposición. Las increpadas contestaron arrojándole un vaso con agua.
A unos pocos asientos de allí, otro diputado libertario trataba de arrancar de su asiento a un excompañero de partido que ahora se había apartado de las “fuerzas del cielo” para hacer oposición. El rebelde se resistía lanzando golpes de puño al aire. En medio los altercados se rompió el quorum, Menem levantó la sesión y huyó del recinto.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.