Mercosur critica las exigencias ambientales de la UE para el acuerdo de libre comercio

Brasil y Argentina lideran el rechazo a la propuesta europea, mientras Uruguay y Paraguay condenan la inhabilitación a Corina Machado en Venezuela

De izq. a dcha los presidentes Luis Arce (Bolivia), Santiago Peña (mandatarios electo de Paraguay), Mario Abdo (Paraguay), Alberto Fernández (Argentina), Lula da Silva (Brasil) y Luis Lacalle Pou (Uruguay) este martes en Puerto Iguazú.JUAN IGNACIO RONCORONI (EFE)

Las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) zozobran en medio una nueva tempestad. En 2019, cuando se cumplían 20 años del inicio del diálogo entre bloques, se suscribió un pacto que cuatro años después es papel mojado. La UE ha sumado nuevos requisitos medioambientales que fueron rechazados este martes por las dos grandes economías de Mercosur, Brasil y Argent...

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Las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) zozobran en medio una nueva tempestad. En 2019, cuando se cumplían 20 años del inicio del diálogo entre bloques, se suscribió un pacto que cuatro años después es papel mojado. La UE ha sumado nuevos requisitos medioambientales que fueron rechazados este martes por las dos grandes economías de Mercosur, Brasil y Argentina. Las críticas de sus socios exasperan a las autoridades uruguayas, que presionan sin éxito al bloque para avanzar con Europa, por un lado, y con China, por el otro, bajo la amenaza persistente de romper Mercosur si se mantiene la parálisis actual.

El nuevo escollo es el documento presentado por los Veintisiete en marzo, que incluye exigencias medioambientales relativas a las importaciones del sector agropecuario, uno de los motores económicos de los países que integran Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

“Nos presenta una visión parcial del desarrollo sostenible”, advirtió el peronista Alberto Fernández en la cumbre de jefes de Estado de Mercosur celebrada este martes en la ciudad argentina de Puerto Iguazú, fronteriza con Brasil. Para el anfitrión del encuentro, la propuesta europea está “excesivamente centrada en lo ambiental, con nulo registro de las tres dimensiones de la sostenibilidad: la ambiental, la económica y la social”.

El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue más crítico aún que su par argentino. “Es inaceptable. Los socios estratégicos no negocian sobre la base de la desconfianza y la amenaza de sanciones”, dijo el presidente brasileño. Lula, que asume como presidente pro tempore del bloque por los próximos seis meses, subrayó que los integrantes del Mercosur no están interesados en acuerdos que los condenen “al eterno papel de exportadores de materia prima, productos mineros y petróleo”.

Las declaraciones pueden ser la expresión de un gran malestar, pero también una estrategia negociadora. Lula sabe que la coincidencia de una presidencia de Brasil en Mercosur y de España en la UE abren una ventana de oportunidad de seis meses que ambos países quieren aprovechar.

Diferencias internas

El desacuerdo con la UE se agrava con la pelea interna abanderada por el jefe de Estado uruguayo, el conservador Luis Lacalle Pou. Desde que llegó al poder, en 2020, Lacalle Pou ha defendido la necesidad de flexibilizar Mercosur para abrir la puerta a negociaciones comerciales bilaterales con terceros países, una posibilidad hoy vetada por el reglamento interno. El presidente uruguayo pidió despejar los obstáculos que persisten en la negociación con la UE para recuperar credibilidad y confianza en el bloque y avanzar también en un acuerdo de libre comercio con China, uno de los grandes importadores de los alimentos que produce Mercosur.

“No somos tontos, es mejor ir juntos. El inmovilismo es lo que nos preocupa”, puso sobre la mesa el presidente uruguayo antes de advertir que si no pueden llegar a un consenso en bloque lo harán unilateralmente.

En contra de las normas de Mercosur, Uruguay llevó a cabo un estudio de factibilidad para un acuerdo de libre comercio bilateral con China e inició conversaciones con el gigante asiático. Sin embargo, las autoridades de Pekín pusieron un freno a la ambición uruguaya en abril al comunicar que preferían avanzar de forma conjunta con todo Mercosur.

Críticas a Venezuela

Las discrepancias volvieron a aflorar con Venezuela. El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, se unió a su par de Uruguay para reclamar una condena conjunta a la inhabilitación de la candidatura presidencial de la opositora María Corina Machado en Venezuela.

“Este es un hecho que choca de frente y escandalosamente con la letra clara de los derechos humanos”, dijo Abdo Benítez en referencia a la inhabilitación de Machado. El mandatario paraguayo señaló que las restricciones a los derechos políticos por vías administrativas “siempre tienen que ser vistas con sospecha y consideradas legalmente inválidas”.

“El Mercosur tiene que dar una señal clara para que el pueblo venezolano se encamine a una democracia plena que hoy no tiene”, lo secundó Lacalle Pou, el último de los cuatro jefes de Estado del bloque en hablar durante la cumbre celebrada en Puerto Iguazú. A modo de respuesta, Fernández señaló que apuesta al diálogo y no a la injerencia en otros países como vía de resolución de conflictos.

Los desencuentros fueron evidentes a lo largo de toda la reunión. El comunicado final estuvo firmado sólo por Argentina, Brasil y Paraguay. Lacalle Pou se opuso a rubricar su firma en el documento conjunto y emitió uno en solitario en el que subrayó la necesidad de modernizar el bloque y revisar los instrumentos de inserción internacional “con un enfoque pragmático y flexible para encarar los desafíos de un escenario mundial en transformación”.

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