Tres ministros y un embajador: el peronismo se lanza a la búsqueda de un candidato presidencial

Cristina Kirchner pretende que en las elecciones primarias de agosto el partido presente un solo aspirante

Cristina Kirchner saluda durante un mitin en homenaje a su marido, el expresidente Néstor Kirchner acompañada por los ministros Eduardo de Pedro (al centro a la derecha) y Sergio Massa (derecha), el 25 de mayo de 2023.LUIS ROBAYO (AFP)

A Cristina Kirchner le queda menos de un mes para resolver el entuerto electoral en el que está el peronismo. La vicepresidenta de Argentina se autoexcluyó de la carrera presidencial en diciembre, pero se ha guardado para sí el derecho de elegir al candidato que representará al partido en las elecciones primarias de agosto. De allí saldrá el nombre del aspirante a ganar la carrera definitiva en octubre. Los tiempos se han acelerado es...

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A Cristina Kirchner le queda menos de un mes para resolver el entuerto electoral en el que está el peronismo. La vicepresidenta de Argentina se autoexcluyó de la carrera presidencial en diciembre, pero se ha guardado para sí el derecho de elegir al candidato que representará al partido en las elecciones primarias de agosto. De allí saldrá el nombre del aspirante a ganar la carrera definitiva en octubre. Los tiempos se han acelerado esta semana y ya los argentinos se hacen una idea de por dónde irá el listado de nombres. Son todas caras conocidas: tres ministros del Gabinete de Alberto Fernández ―aunque no todos albertistas― y un embajador que ya fue candidato presidencial en 2015. La intención de Kirchner es llegar a las primarias con un solo nombre y evitar así la dispersión de votos. El 24 de junio termina el plazo que tienen los partidos para presentar sus opciones.

El 13 de agosto, Argentina celebra elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. De las Paso, como se las llama, saldrán los candidatos que estarán en las papeletas para presidente en octubre. Todos los partidos están obligados a participar, aunque presenten una sola opción. En las Paso de 2019, el peronismo presentó la fórmula a Alberto Fernández-Cristina Kirchner. El oficialismo de entonces fue solo con Mauricio Macri, que buscaba su reelección.

El carácter obligatorio de las primarias las convierte en casi un adelanto electoral que dibuja el escenario sobre el cual se disputará la batalla final. El partido más votado en este proceso corre con ventaja sobre el resto. En esta ocasión, los sondeos indican que el Frente de Todos, en el Gobierno, corre el riesgo de quedar tercero detrás de la alianza Juntos por el Cambio, de Macri, y el libertario Javier Milei, una versión argentina del brasileño Jair Bolsonaro que crece en las encuestas con llamados a terminar “con la casta” política.

Kirchner ocupa sus horas elaborando una estrategia de control de daños. Si la derrota es inevitable, la vicepresidenta espera al menos que no sea una catástrofe sin retorno. El presidente, Alberto Fernández, es un simple espectador. Ya sin poder real, se limita a intentar imponer unas Paso donde el peronismo se presente con más de un aspirante. Kirchner no quiere ni oír hablar de semejante cosa. El 25 de mayo pasado, la vicepresidenta congregó a decenas de miles de personas en la plaza de Mayo para conmemorar el 20 aniversario de la llegada al poder de su marido, Néstor Kirchner. Al término del mitin, Eduardo Wado de Pedro, ministro de Interior que le responde, difundió un vídeo lanzándose como posible candidato presidencial. Una serie de afiches lo mostraron más tarde abrazado a Kirchner bajo la leyenda: “Se viene Wado”.

El ministro es todo lo que le gusta a Cristina Kirchner. Hijo de víctimas de la dictadura militar (1976-1983), representa la “generación diezmada” que la vicepresidenta considera digna de encabezar una etapa superior del kirchnerismo. De Pedro es dialogante, evita el conflicto directo y cae bien sin demasiado esfuerzo. Cristina Kirchner lo quiere como candidato, pero dependerá de las encuestas si es finalmente el elegido. El otro posible candidato también es ministro, en este caso de Economía.

Sergio Massa es un hombre que se alejó del kirchnerismo en 2009 tras ser jefe de ministros de Kirchner. Llegó al Congreso años después prometiendo que metería presa a la expresidenta y luego volvió a los orígenes para sumarse al Frente de Todos. Hoy es el hijo pródigo del peronismo. Su candidatura carga con el lastre de la gestión: llegó al Gabinete en agosto del año pasado como la última bala del Gobierno contra la inflación, pero su trabajo apenas ha dado resultados. La inflación interanual se acerca peligrosamente al 110% y cuando se conozca el IPC de mayo estará seguramente por encima del 9%. Esta semana está en China, a donde ha viajado para pedir créditos que ayuden a reforzar las reservas del Banco Central y a sostener la moneda.

Massa debe demostrar a Kirchner que puede mantener el barco a flote, al menos hasta las elecciones. Durante el fin de semana pasado estuvo junto a Wado de Pedro en la inauguración de una línea de tren y aclaró que no importaba en qué lugar de la papeleta estuviese cada uno en octubre. Lo más probable es que termine como primer candidato a senador.

El tercer ministro con aspiraciones es el jefe de Gabinete, Agustín Rossi. El lunes, se lanzó oficialmente a la carrera dentro del peronismo con un vídeo en el que destacó los logros del Gobierno y pidió un voto de confianza. Rossi es un político pura sangre que sabe hacer de equilibrista: es de los pocos miembros del Gabinete que dialoga tanto con el presidente como con la vice. Su papel en la interna está por verse y dependerá de los movimientos de Kirchner.

La estrategia de la vicepresidenta tiene un protón suelto que se llama Daniel Scioli. El actual embajador en Brasil fue el candidato presidencial del peronismo en las elecciones de 2015 y perdió contra Mauricio Macri. Hoy es la carta de Alberto Fernández para presionar a Kirchner a que haya unas elecciones primarias con más de un aspirante. Es la última batalla del presidente, que ve día a día cómo su mandato es cada vez más testimonial. Dentro de cuatro semanas, el peronismo deberá definir su estrategia definitiva.

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