La inflación asfixia a los argentinos y alcanza el 83% interanual

El alza de precios en la tercera economía latinoamericana está muy por encima del promedio regional, solo superado por Venezuela

Personas observan productos en un supermercado de Buenos Aires (Argentina).Juan Ignacio Roncoroni (EFE)

El 83% de inflación interanual registrado en septiembre, deja a Argentina a medio camino entre el récord regional de Venezuela (157% interanual) y el resto del continente. Chile (13,7%), Colombia (11,4%), México (8,7%) y Brasil (7,2%) son algunas de las grandes economías latinoamericanas que se están viendo castigadas por la subida de precios global, pero ninguna tanto como Argenti...

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El 83% de inflación interanual registrado en septiembre, deja a Argentina a medio camino entre el récord regional de Venezuela (157% interanual) y el resto del continente. Chile (13,7%), Colombia (11,4%), México (8,7%) y Brasil (7,2%) son algunas de las grandes economías latinoamericanas que se están viendo castigadas por la subida de precios global, pero ninguna tanto como Argentina.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el IPC avanzó un 6,2% en septiembre respecto a agosto y acumula ya un 66,1% de inflación en los primeros nueve meses del año pese a todos los esfuerzos del Gobierno de Alberto Fernández por mantenerla a raya. “Es el segundo mes consecutivo en el que baja la inflación, pero es un número que todavía no me conforma”, dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, tras la difusión de la cifra oficial. Después de la subida del 7,4% mensual registrada en julio, tras la renuncia de Martín Guzmán a la cartera económica, en agosto el IPC aumentó un 7,1% y el mes pasado, un 6,2%.

Las prendas de vestir y de calzado, un sector protegido desde el Estado con restricciones a las importaciones, encabezaron la subida de precios. En septiembre se encarecieron un 10,6% respecto a agosto y en el último año han aumentado un 118%. Los alimentos, el sector que más preocupa al Gobierno por su incidencia en la población más pobre, volvieron a subir por encima del promedio del mes, un 6,4%, y acumulan un alza interanual del 86,6%.

El Gobierno de Fernández ha buscado acuerdos de precios con empresas alimenticias y supermercados como lo hicieron también sus predecesores, Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner. La medida ha sido ineficaz para frenar los aumentos.

Tampoco ha funcionado en Argentina la estrategia ortodoxa que aplican la mayoría de países para enfriar el IPC: aumentar las tasas de interés. Las numerosas actualizaciones del Banco Central han elevado las tasas hasta el 75% nominal, pero siguen por detrás de la inflación. Los economistas advierten que este año podría romper la barrera de las tres cifras y superar el 100% por primera vez desde hace más de tres décadas.

El 36,5% es pobre

El aumento de precios gana también la carrera a los sueldos, en especial a los de los trabajadores de la economía informal, más desprotegidos. El 8,8% de la población argentina es indigente, es decir, sus ingresos son insuficientes para comprar ni siquiera alimentos y tienen que recurrir a comedores gratuitos para no pasar hambre o que sea lo menos posible. El 36,5% es pobre y no gana lo suficiente para comprar la canasta básica, que incluye comida pero también abrigo y medicamentos, entre otros bienes de primera necesidad.

La línea ascendente de la inflación ha ido a la inversa que la popularidad del presidente argentino. La imagen positiva de Fernández ha caído por debajo del 8%, la cifra más baja desde que comenzó su mandato, en diciembre de 2019, y 60 puntos porcentuales menos que en su mejor momento, a mitad de 2020, cuando la preocupación por la salud en los primeros meses de la pandemia de covid-19 relegó temporalmente a la economía del podio.

La inflación ha recuperado el primer lugar este año en un contexto mundial marcado por la guerra de Ucrania y el aumento de precio de los combustibles. Aunque se prevé que la economía crezca alrededor de un 4%, la inflación hace que esa mejora no se sienta en la mayoría de bolsillos, cada vez más magros. La conflictividad social ha crecido en los últimos meses y se prevé que se intensifique hacia fin de año, cuando entren en vigor los últimos aumentos aprobados en el transporte público y en las tarifas de luz, agua y electricidad.

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