Enfrentar los desafíos de salud de Latinoamérica desde esfuerzos y escenarios comunes

La desigualdad de acceso y el desequilibrio de los sistemas de salud son características que se repiten en los países de la región; las respuestas incluyen repensar el sector

Jafet Arrieta, directora y asesora de mejoras para el Institute for Healthcare Improvement (IHI), dialoga con los participantes del foro.Fábio H. Mendes

“Estamos todos en un mismo mar, pero no vamos en el mismo barco”. La frase de la doctora Jafet Arrieta, directora y asesora de mejoras para el Institute for Healthcare Improvement (IHI), durante la séptima edición del Foro Latinoamericano de Calidad y Seguridad en Salud, celebrado en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, del 12 al 15 de septiembre de 2022, sintetiza una de las improntas puntuales del panorama de salud latinoamericano de hoy.

Desigualdad de condiciones, inequidad socioeconómica y un desequilibrio al interior de las políticas públicas, sociales y del sistema de salud permean e impactan en sentido negativo a la población de cada comunidad distinta de la región. “Tenemos que dar a cada persona lo que necesita para resolver su cuadro clínico, y esto no se está haciendo”, dijo Marcelo Pellizzari, director del Departamento de Calidad y Seguridad del Paciente del Hospital Universitario Austral, de Buenos Aires.

“En Argentina, por ejemplo, hay ciudades en las que hay un exceso de equipos de resonancia magnética y tomografía computarizada, y lugares en los que no hay un equipo de radiología. El desafío es muy profundo y muy básico al mismo tiempo. Y es una gran responsabilidad para todos”, añadió Pellizzari.

En el foro, organizado entre la Sociedade Beneficente Israelita Brasileira Albert Einstein y el IHI, diversas voces especialistas buscaron a través de sendas discusiones, mesas de trabajo colaborativo y la unión de diferentes especializaciones alrededor de las políticas ASG (Ambiente, Salud Social y Gobernanza, por sus siglas en español pero conocido en el mundo como ESG), respuestas y soluciones estratégicas que puedan detonar transformaciones reales, urgentes y replicables, en beneficio de la región.

Representantes de organizaciones de salud de Chile, Colombia, Argentina y Brasil debaten los problemas del sector en la región.Fábio H. Mendes

“Hoy en día, gran parte de la salud es determinada por donde nacemos, donde nos criamos: en el campo, en la ciudad, en la periferia, en una favela, en un lugar privilegiado; donde trabajamos, donde nos educamos, qué comemos, cómo llegamos a un servicio de salud”, observó el especialista Bernd Oberpaur, médico director de la Clínica Alemana, en Chile, durante una mesa sobre los Caminos Futuros del Sistema de Salud en América Latina, con participantes de Argentina, Brasil, Chile y Colombia.

Ante esta realidad, en la que las condiciones socioeconómicas determinan la calidad de la salud de los individuos, las instituciones de salud de la región tienen “tres tareas”, según Oberpaur: “tenemos oídos, tenemos manos y tenemos voz”. “Oídos para escuchar hacia adentro, a nuestros colaboradores, y hacia afuera: ‘qué es lo que nuestras comunidades necesitan y esperan de nosotros?’. Manos, cuando nos toca actuar, y, en última instancia, incluir la voz de quienes también participan en salud: educación, urbanismo, medio ambiente, trabajo, vivienda, autoridades, leyes, financiamiento… Tenemos la responsabilidad de bajar las barreras y alzar nuestra voz”, enfatizó.

Henry Gallardo Lozano, director general del Hospital Fundación Santa Fe de Bogotá, destacó la responsabilidad que tienen las organizaciones de salud no sólo con los pacientes y sus familias, sino con las comunidades en las que se encuentran. “Hay que salir de nuestras cuatro paredes y preocuparnos de forma contundente y masiva, con el conocimiento que tenemos sobre el cuidado de los riesgos en salud que hay allí afuera.”

Desde la experiencia de la pandemia en Colombia, Gallardo Lozano compartió lecciones que sustrajo de esos días complejos, los cuales pueden aplicarse a los escenarios actuales y futuros, tanto a nivel local como para la región entera. Primero, la amplificación de la importancia del trabajo centrado en las personas, refiriéndose al personal de salud (médicos, técnicos, camilleros, enfermeros, especialistas, etc.). El director también fue enfático en la necesidad de un sistema latinoamericano mucho más flexible y con disposición al cambio, en donde sus estructuras de funcionamiento no sean un obstáculo, sino un ecosistema de alta y eficiente respuesta ante las próximas crisis por venir.

Jóvenes de la comunidad de Paraisópolis, en São Paulo, Brasil, presentan un número de baile durante el foro.Fábio H. Mendes

De cara a la detección real de un problema transregional a vencer de forma oportuna, inmediata e integral, la voz de Pellizzari, del Hospital Universitario Austral, en Argentina, fue clara y crítica, al referirse a problemas de burocracia, inequidad e incluso corrupción, los cuales lamentablemente permean en la realidad de acceso deficiente y incompleto para la región.

“El acceso a un sistema de salud de calidad es muy dispar, y es un punto al cual apuntar a la región de forma importante. Si hay una prioridad es esa. Hay una distribución, de inicio, inequitativa y eso hace que quien aplica la atención no tenga las herramientas suficientes para resolver”, señaló el especialista argentino.

Eficiencia local, oportunidad regional

El director general del Einstein, Henrique Neves, destacó que la situación del sistema de salud tras dos años de pandemia, con una carga de asistencia especialmente importante, también representa un gran desafío. “Este momento supone una obligación adicional para el sistema de salud, que implica entender muy bien dónde invertir para reducir esta carga, ya sea en prevención o en detección precoz. Y sabemos que esto no se hace bien, que la prevención se hace peor después de la pandemia. Tenemos la oportunidad de empezar a trabajar más de forma preventiva”, dijo.

El debate sobre la eficiencia de los sistemas de salud en la prestación de una atención de calidad a la población también implica una revisión de sus principales características. En el caso de Brasil, las disparidades son evidentes: la población que hace uso de un sistema de salud privado usa cuatro veces más recursos que una del sector público.

“Hay un problema de eficiencia: en el sistema público hay una carencia de inversión y es posible que en un privado haya desperdicio. Ambos casos nos hablan de ineficiencia”, apunta el doctor Eliezer Silva, director del Sistema de Salud de Einstein, en Brasil.

“Una gran parte de las inversiones debería destinarse a la promoción de la salud, la prevención y la atención primaria en ambos sectores, público y privado. En el sector público, la atención primaria es insuficiente, y en el sector privado, la gente va directamente a los especialistas – se hacen más exámenes, más procedimientos, y no es necesariamente porque la gente esté más enferma”, señala Silva.

Parte de la solución consiste en transmitir a la población la importancia de la prevención y la promoción de la salud, y en invertir más en la atención primaria y los médicos de familia, añade Silva. “Las personas aprenden que lo más importante no es la realización de exámenes, muchas veces sin necesidad, sino que necesitan un cuidado integral”.

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