Rodrigo Paz: “Espero que Bolivia vuelva al mundo y que el mundo vuelva a Bolivia”
El presidente electo del país andino dice en entrevista con EL PAÍS que se considera un político de centro
Rodrigo Paz (Santiago de Compostela, 58 años) será desde el 8 de noviembre el presidente de Bolivia. El domingo, ganó la segunda vuelta electoral con el 54,6% de los votos, a nueve puntos de distancia del ultraderechista Jorge Tuto Quiroga. Debe su triunfo, en buena parte, al voto que antes iba a parar al Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, hegemónico durante 20 años y hoy diezmado por las peleas internas y la falta de proyecto. Paz tiene una ardua tarea por delante. El gas ya no es el maná de divisas de antaño y el nuevo Gobierno recibe una economía en recesión, un banco central sin reservas, alta inflación y desabastecimiento de combustibles.
Paz recibe a EL PAÍS a última hora del lunes. Más temprano, habló con una decena de dirigentes de todo el mundo, entre ellos la Nobel de la Paz María Corina Machado, respondió preguntas a medio centenar de periodistas en un hotel del sur de la capital y mantuvo un encuentro con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Pregunta. ¿Cómo se define políticamente?
Respuesta. Soy de centro. Podríamos decir que somos nacional popular democráticos, con una fuerte vinculación nacional, pero democrática. Porque hubo momentos en la historia de Bolivia que lo nacional popular estuvo vinculado a lo cívico-militar.
P. Ha prometido en campaña que resolverá el problema del desabastecimiento de combustible con ayuda de países limítrofes ¿Por cuánto tiempo tiene garantizado el suministro?
R. Necesitamos tiempo para arrancar con otra forma de gestionar la economía, de gestionar esto que llamamos Estado tranca. Será el tiempo suficiente para insertar a Bolivia en función de acuerdos que tendremos a futuro. Estamos aislados del mundo. Se han ido 60.00 millones de dólares, que para nosotros es una barbaridad, durante los últimos 20 años y nos han dejado una deuda de 40.000 millones.
P. ¿Y cómo va a resolver eso? Usted dijo que no pedirá ayuda del FMI.
R. Primero debemos ordenar la casa. En estas instituciones, si vas a pedir si tener un mínimo de criterio, te ponen candados muy complicados. Después de 20 años de una suerte de socialismo del siglo XXI nuestro eslogan es capitalismo para todos. En Bolivia, la economía formal es del 15%, el 85% es informal. Los dos bloques coinciden en que no quieren al Estado. Los formales están ahogados y los informales eran formales que se fueron a la informalidad. Todos quieren pagar impuestos, importar, exportar, pero entienden que este Estado, para sostenerse, es muy caro. En Bolivia, el capital tiene un rol fundamental. En la ciudad de El Alto hay un santo que se llama Santo capital. Si quieren conocer, como dicen en España, el capitalismo puro y duro, vayan a El Alto
P. ¿Qué pasa si ese plan genera inestabilidad social? Resolver el desabastecimiento de los combustibles, por ejemplo, supone duplicar el precio.
R. Si le preguntas a la inmensa mayoría de los bolivianos si hoy día quieren mantener el precio sin combustible o un nuevo precio con combustible, dirán que prefieren lo segundo. El diésel más caro es el que no se tiene. Si hay un sector vulnerable, lo vamos a proteger.
P. ¿Qué perfil le ha dado al Gabinete?
R. La meritocracia será importante. Va a tener además un equilibrio, porque somos un país muy diverso. Los nombres serán en función del compromiso que hemos tenido en campaña.
P. ¿Cómo será su relación con los países vecinos?
R. Vamos a trabajar con aquel que quiera trabajar con Bolivia. Si algo aprendí de los exilios es que a cada ciudad, a cada país que llegaba, tenía que ver quién eran mis vecinos. Reconocía quién era el matón, quién era el más duro y los trataba a todos. El punto es convivir, esa es una lección que aprendí desde chico. Tengo claro que no vamos a repetir lo que pasó el 6 de agosto, día del bicentenario de la independencia, sin la presencia en Bolivia de ningún presidente. Eso es un fracaso geopolítico y geoeconómico.
P. El lunes habló con la Nobel de la Paz María Corina Machado. ¿Cómo fue esa conversación?
R. Muy bien. Algunos han generado una cierta duda sobre nuestro proceso y creo que una voz autorizada sobre democracia es Corina Machado. Lo suyo fue un respaldo no solo a las elecciones, sino de esperanza a lo que pueda acontecer en el futuro. Parte de mis exilios fueron en Venezuela y hoy día lo que acontece en Venezuela está claro que no es lo que yo quiera para mi país.
P. ¿Cómo será la relación con Estados Unidos, rota durante la gestión del MAS?
R. Vamos a retomar relaciones.
P. ¿Eso incluye el regreso de la agencia antinarcóticos DEA?
R. Primero es el regreso de la Embajada. Hay una obsesión con la DEA, sobre todo en la prensa. Antes viene la cooperación y el trabajo mutuo. El 2008, Bolivia exportaba al mercado americano 500 millones de dólares desde la ciudad de El Alto y generaba 40.000 empleos. Por una decisión política de Evo Morales, en 2009, pasamos de 550 millones a 23 millones de exportaciones. Eso es traición a la patria y tendrá que responder a la justicia.
P. ¿Pero es consciente de que mucho de sus votos provinieron del MAS?
R. Muchos bolivianos que votaron por Tuto Quiroga, por Samuel Doria Medina o Rodrigo Paz antes habían votado por el MAS. Son votos bolivianos, no masistas.
P. Evo Morales anticipó que resistirá las políticas neoliberales.
R. No soy neoliberal, que le vaya a hacer su discurso a las palmeras y que se haga responsable del daño que ha hecho. Espero que ayude al país a salir adelante, no intentando bloquear. En Bolivia, todo el mundo tiene derecho a hablar y a protestar, pero no le puede hacer daño a otro boliviano y ahí el Estado tiene que actuar.
P. En 2030 termina su Gobierno. ¿Qué Bolivia le quiere dejar a los bolivianos?
R. El futuro es mejor que el pasado. Pero incluso superando todos los problemas que nos están dejando lo que hayamos podido hacer no habrá sido suficiente. Espero que Bolivia vuelva al mundo y que el mundo vuelva a Bolivia. Y quiero generar una economía para la gente. La economía no es para el Estado ni tampoco para unos cuantos poderosos.