Periodistas en vías de extinción en Nicaragua

Diez de los 15 departamentos del país carecen de informadores de cualquier tipo, expulsados, perseguidos o detenidos por el régimen de Ortega y Murillo

Una periodista en Managua, antes del desmantelamiento a manos del régimen de la redacción del diario 'La Prensa'.Eduardo Verdugo (AP)

Ni reporteros, presentadores de noticias o incluso comunicadores locales que cuentan en páginas de Facebook los pormenores de sus comunidades existen ya en 10 de los 15 departamentos que conforman Nicaragua. En estas localidades los periodistas han sido extinguidos por la persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha alertado la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) en un informe publicado este lunes que hace...

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Ni reporteros, presentadores de noticias o incluso comunicadores locales que cuentan en páginas de Facebook los pormenores de sus comunidades existen ya en 10 de los 15 departamentos que conforman Nicaragua. En estas localidades los periodistas han sido extinguidos por la persecución del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha alertado la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) en un informe publicado este lunes que hace balance del año 2024. Se trata de una amplia radiografía de la libertad de expresión y prensa de un país sometido a “un modelo totalitario”, en el que las voces disidentes han sido criminalizadas.

El informe destaca que no sólo periodistas como tal han sido criminalizados, sino también comunicadores locales que reportan temas que podrían ser nimios para la Administración sandinista, como accidentes de tránsito o recuento de fiestas patronales, pero que también resultan incómodos al régimen. La FLED asegura que en estas 10 regiones del país centroamericano ya no existe la práctica periodística bajo ninguna modalidad. “Hay una expansión de los desiertos informativos, de noticias”, resaltan.

“En estas zonas no se ejerce periodismo independiente debido al hostigamiento gubernamental. Este año, cinco nuevos departamentos –Granada, Madriz, Nueva Segovia, León y Río San Juan– se sumaron a estas áreas, elevando a diez el total de regiones sin cobertura periodística independiente en Nicaragua. Actualmente, los medios oficialistas controlan el 59% del espacio informativo del país, y, de continuar las medidas represivas, esta cifra podría aumentar significativamente”, augura la FLED.

En el resto de los departamentos de Nicaragua, es decir cinco, donde aún quedan pocos periodistas –y comunicadores– operando en resquicios cada vez más incómodos, la FLED denuncia que “los profesionales enfrentan asedio constante, amenazas y citaciones regulares a delegaciones policiales”.

“Muchos periodistas trabajan de manera clandestina, describiendo su labor como ‘periodismo de catacumbas’, ocultándose para evitar ser identificados mientras continúan documentando las múltiples violaciones a los derechos humanos que viven los nicaragüenses”, indica el organismo en el exilio.

Desde las protestas sociales de 2018, el régimen de Ortega y Murillo ha mantenido sobre la mirilla represiva al periodismo. No sólo ha encarcelado, torturado, confiscado, exiliado y desnacionalizado a decenas de reporteros y directores de medio de comunicación, sino que han virado hacia sus familiares que se encuentran en Nicaragua, como represalia por sus coberturas que, generalmente, denuncian las violaciones a los derechos humanos que cometen.

Durante 2024, la FLED documentó 81 casos de violaciones a la libertad de prensa. “Se trata de una cifra ligeramente inferior a la de 2023, pero, cuya disminución no implica mejoría en las condiciones para la prensa, sino un incremento de la autocensura entre las víctimas. Esto quiere decir que muchos periodistas y medios han optado por no denunciar las agresiones para minimizar los riesgos personales y profesionales que implica hacerlo”, dice el informe, que acota que no publicaron otras denuncias recibidas para garantizar el anonimato de las víctimas.

Según la FLED, la autocensura ha incrementado tanto a lo interno como fuera de Nicaragua, es decir en el exilio, donde muchos periodistas recurren con mayor frecuencia al recato en sus publicaciones para evitar represalias contra sus familias o ser víctimas de procesos judiciales en ausencia –como permite el Código Penal recientemente reformado– y ser declarados “traidores a la patria”, una condena política que implica confiscación y pérdida de la nacionalidad nicaragüense.

Periodistas desaparecidos y desterrados

De los 81 casos documentados por la organización promotora de la libertad de prensa, 57 afectaron a personas y 24 a entidades jurídicas. Entre los patrones más frecuentes de agresión destacan: discurso estigmatizante, utilizado por funcionarios y medios oficialistas para desacreditar a periodistas y medios independientes; agresiones físicas y verbales y abuso de poder estatal. En el 49% de los casos, ha sido el Estado el principal agresor, seguido de elementos paraestatales con 37%.

En mayor detalle, señala la FLED, “durante el año 2024 efectivos de la Policía Nacional, con lujo de violencia, allanaron varias casas de periodistas”. “En dichos allanamientos les confiscaron sus equipos electrónicos [...]. En los últimos meses de 2024, el gobierno intensificó su represión mediante desapariciones forzadas, destierros y detenciones arbitrarias dirigidas contra medios y periodistas independientes”.

Los casos más notables son el de Fabiola Tercero, detenida desde julio de 2024. Está en desaparición forzada y sobre su paradero o su estado de salud las autoridades sandinistas no han dicho absolutamente nada. La FLED también registra la detención de Elsbeth D’Anda, director del programa La Cobertura en Canal 23, arrestado el 27 de octubre de 2024 tras reportar sobre el aumento de los precios de la canasta básica.

O la detención de Leo Catalino Cárcamo Herrera, quien fue capturado de forma violenta por la Policía Nacional de León. “Él es un reconocido periodista en su comunidad. Ya había sido arrestado en enero de 2019 cuando aún trabajaba en una radio local. Sin embargo, su reciente detención ha generado preocupación debido a su frágil condición de salud”.

Pero además del arresto por motivos políticos contra periodistas, la FLED destaca otro patrón represivo: El régimen ha cargado contra periodistas retirados, a quienes les ha impuesto un destierro forzado. El ejemplo más reciente es el de Henry Briceño, detenido de forma violenta y expulsado del país junto a su familia cerca de la frontera de Peñas Blancas. “Sus propiedades fueron confiscadas por el gobierno, y su vivienda ahora alberga una sede de la Cruz Blanca, en un patrón que evidencia la apropiación estatal de bienes privados”, recoge el informe.

En su recuento de periodistas exiliados, la FLED alerta de que 46 periodistas fueron forzados al exilio en 2024 para proteger sus vidas y las de sus familias. “Entre 2018 y el cierre de este año, el total de periodistas exiliados asciende a 283 profesionales. Asimismo, FLED documentó el destierro de cinco periodistas, dos de manera violenta y tres a quienes se le negó el reingreso al país tras viajes de trabajo”, recoge el organismo.

Otro factor que impactó profundamente al periodismo nicaragüense en 2024 fue que un número considerable de profesionales abandonaron el ejercicio del periodismo para dedicarse a otras actividades económicas con el objetivo de garantizar el sustento de sus familias, según la FLED. Al menos 52 periodistas dejaron el oficio.

“Este fenómeno obedece a múltiples razones, entre ellas el creciente desempleo en el sector, la precarización de los salarios, la alta peligrosidad asociada a la profesión, el cierre de medios y espacios informativos, así como el impulso de emprendimientos personales como una alternativa de subsistencia”, concluyen.


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