China consolida su presencia en Latinoamérica con la inauguración en Perú del megapuerto de Chancay
Xi Jinping y Dina Boluarte asisten al estreno del multimillonario proyecto conjunto desde un despacho gubernamental por “razones de seguridad”
El megapuerto de Chancay, ubicado en el distrito del mismo nombre a 80 kilómetros al norte de Lima, quedó inaugurado este jueves en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). La obra, un multimillonario proyecto conjunto de China y Perú que comenzó a gestarse en el 2007, pretende fortalecer la presencia de Pekín en Latinoamérica y, al mismo tiempo, consolidar al país sudamericano como ...
El megapuerto de Chancay, ubicado en el distrito del mismo nombre a 80 kilómetros al norte de Lima, quedó inaugurado este jueves en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). La obra, un multimillonario proyecto conjunto de China y Perú que comenzó a gestarse en el 2007, pretende fortalecer la presencia de Pekín en Latinoamérica y, al mismo tiempo, consolidar al país sudamericano como el principal hub portuario del Pacífico Sur ante el mercado asiático. “Nuestro objetivo es convertirnos en el Singapur de América Latina”, señaló el ministro de Transportes y Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes. Una declaración de intenciones que el Gobierno de Dina Boluarte, de bajísima aprobación, ha intentado capitalizar a pesar de que el proyecto está envuelto en una serie de conflictos.
Si bien la inauguración contó con la presencia del presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, el acto careció del brillo propio de un acontecimiento de estas características. La ceremonia fue virtual, se celebró en el Palacio de Gobierno, donde tanto Xi Jinping como Boluarte contemplaron el megapuerto de Chancay a través de una pantalla gigante. El Ejecutivo dio dos versiones sobre el asunto: primero se justificó alegando que por “tradición” el presidente de China acostumbra inaugurar las obras de forma remota, pero luego sostuvo que en realidad la medida obedece a “razones de seguridad”. Cercado por el sicariato y las extorsiones, Perú atraviesa una nueva crisis que ha reavivado las protestas de la sociedad civil.
Mientras Xi Jinping se daba un apretón de manos con Boluarte al final de la tarde, un nutrido grupo de manifestantes hizo sentir su rechazo en las calles aledañas a la cumbre de la APEC, en el distrito limeño de San Borja, así como en diversas regiones del país. Es el segundo de tres días de paros consecutivos impulsados por los gremios de transportistas y comerciantes, y la represión de las fuerzas policiales estuvo a la orden del día, con porrazos, perdigones y bombas lacrimógenas. El malestar no solo se debe a la inseguridad, sino a una pobreza que se ha agudizado y a un cúmulo de leyes lesivas sobre las cuales el Ejecutivo ha guardado silencio. Próxima a cumplir dos años en el poder, Boluarte no ha sido capaz de estabilizar el país ni de inspirar confianza. Por eso se aferra a la cumbre de la APEC, que el Perú alberga por tercera vez. Como sucedió con el sultán de Brunéi, este jueves Dina Boluarte le entregó el Gran Collar de la Orden El Sol, la máxima distinción del Estado peruano, al presidente de Indonesia, Prawobo Subianto.
“Gracias a las sabidurías de las civilizaciones compartimos visiones similares y estamos unidos de corazón. Los chinos siempre ven ‘la sinceridad como lo fundamental y la benevolencia como la moral’, mientras los incas apuestan por ‘no robar, no mentir, no ser perezoso’. El pensador peruano José Carlos Mariátegui dijo: ‘Espiritual y físicamente, China está mucho más cerca de nosotros que Europa. La psicología de nuestro pueblo es de tinte más asiático que occidental’”, escribió Xi Jinping en el diario oficial El Peruano sobre la relación entre China y Perú, dos naciones que a su modo de ver son “geográficamente lejanas pero filosóficamente cercanas”.
Durante la ceremonia, el presidente chino felicitó que, a pesar de la pandemia, los responsables de la construcción de ambos países lograran culminar esta obra. Sostuvo, además, que “los puertos son pilares fundamentales para el desarrollo de nuestras naciones”. “Este es el primer puerto inteligente de Sudamérica. Se ahorrará una gran cantidad de presupuesto logístico y generará ingresos para Perú. Hoy somos testigos del nacimiento de un nuevo corredor marítimo para la nueva era”. Boluarte, en tanto, dijo que el megapuerto de Chancay “posicionará al Perú como un actor clave en el comercio global [...]. Invitamos a los países hermanos a tener a Chancay como su puerta al mundo”.
El megapuerto de Chancay generará, según varias estimaciones, 4.500 millones de dólares de ingresos anuales y en su primer año, durante el 2025, podría aportar hasta un 0,9 puntos porcentuales al PBI de Perú, de acuerdo con Banco Central de Reserva. Es una obra que contará con quince espigones —en esta primera fase solo serán cuatro— que permitirá recibir a los barcos más grandes del mundo al poseer una profundidad de 17,8 metros, según los expertos la mayor de América Latina. Además, operará con un sistema automatizado de última generación donde las grúas y los vehículos moverán los contenedores, casi sin intervención humana, desde un centro de control. Se calcula que le ahorrará un promedio de 25 días de viaje a embarcaciones comerciales de los vecinos latinoamericanos que deseen conectarse con Asia. También contará con un túnel de 1,8 kilómetros para facilitar el tránsito de carga.
Pero el proyecto que, en un principio, fue una apuesta de un exmarino llamado Juan Ribaudo, y que ahora pertenece en un 60% a la empresa estatal china Cosco Shipping Ports Limited y en un 40% a la minera peruana Volcan, enfrenta varios cuestionamientos. El principal es que todo indica que no operará bajo el mismo marco legal de los otros puertos del país. La infraestructura es un terminal de titularidad privada, pero a la vez está categorizado como de uso público. Es decir, debería estar disponible para cualquier empresa que desee transportar una carga con un pago de por medio y como tal se convertiría en una entidad prestadora de servicios, como los demás puertos.
Sin embargo, Cosco Shipping rechaza esa denominación y se niega a pasar el filtro del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran), el ente público que regula la infraestructura del transporte en el Perú. Según ha revelado el portal de investigación Ojo Público, la empresa china ha presentado una acción de amparo, un recurso que será analizado por el Juzgado Civil de Chancay el 22 de noviembre, una semana después de la inauguración. Señalan que se está vulnerando su derecho a la propiedad y a la libertad de empresa. Un asunto delicado que por ahora el Gobierno de Boluarte ha escondido debajo de la alfombra.
La controversia se remonta a una medida emitida en el 2021 por la Autoridad Portuaria Nacional que le otorgó la exclusividad de los servicios esenciales del megapuerto de Chancay a Cosco Shipping. Ojo Público también ha denunciado que “entre el 2013 y 2023, el área de influencia directa de la obra creció en un 685% [pasó de 3,3 kilómetros cuadrados a 25,9 kilómetros cuadrados]. Para que la expansión de este proyecto sea posible se cedió un área marítima intangible destinada a la defensa nacional del Perú, se aprobaron obras sin estudios de impacto ambiental y se vendieron terrenos públicos por 0,85 dólares el metro cuadrado”. La inversión total prevista es de 3.400 millones.
Otra polémica que envuelve al megapuerto es su posición estratégica para un potencial uso militar. Hace unos meses Laura Richardson, jefa del Comando Sur de la Armada de los Estados Unidos, indicó que “podría utilizarse como una instalación de doble uso al ser un puerto de aguas profundas”. Son Yang, embajador chino en Perú, ha rechazado dichas afirmaciones y ha enfatizado que su país no tiene intenciones geopolíticas. Se estima que este megapuerto, que cuenta con 141 hectáreas de zona portuaria, tendrá una marcha blanca hasta mediados de 2025 antes de empezar sus operaciones comerciales.
Washington observa con recelo la creciente influencia de Pekín en la región, que considera un riesgo a su propio liderazgo, y ha arremetido contra la construcción del megapuerto de Chancay en varias ocasiones. Para Estados Unidos, que una empresa china tenga derechos de operación exclusivos sobre esta infraestructura podría abrirle la puerta al Gobierno de Xi para realizar actividades de inteligencia y monitoreo. “Consideramos esencial que los países del hemisferio [sur] garanticen que las actividades económicas de China respetan las leyes locales y garanticen los derechos humanos y la protección medioambiental”, declaró el jueves Brian Nichols, principal diplomático estadounidense para América Latina, recoge AFP.
En un editorial publicado el lunes por el rotativo chino Global Times se abordaban precisamente las críticas de Washington y el temor de que Pekín utilice el puerto con fines militares o como herramienta de coerción económica. “La obsesión hacia la ‘Doctrina Monroe’ hace que algunos políticos estadounidenses tengan prejuicios contra el puerto de Chancay, inventen difamaciones, como ‘el uso militar del puerto’, ‘coacción económica’ y ‘daños ecológicos’, y que exageren la ‘creciente expansión’ de China en América Latina”, rezaba el texto. “China ha exportado la tecnología de construcción y gestión portuaria más avanzada y llevado a cabo la cooperación basada en el concepto de construcción verde y baja en emisiones y el principio de apertura, inclusión y no exclusión de terceros países”, añadía.
Al filo de la tarde, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aterrizó en Lima para participar activamente de la cumbre de líderes APEC y sostener encuentros bilaterales en sus últimos meses en la Casa Blanca. Los analistas señalan que Biden llega mermado tras la victoria de Donald Trump y el protagonismo que ha recibido Xi Jinping, con quien se reunirá este sábado. La próxima semana los dos líderes viajarán a Brasil para participar en la cumbre del G-20 de Río de Janeiro.