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La inflación anual en Colombia desacelera levemente y fija el piso del salario mínimo

El indicador de noviembre retrocede 21 puntos básicos desde octubre, lo que sitúa el encarecimiento anual en un 5,3% y establece la base de la negociación salarial con un ajuste mínimo alrededor del 6,21%

El alivio en el bolsillo de los colombianos es lento, incómodo y, sobre todo, insuficiente para declarar la victoria sobre la carestía. El DANE ha publicado este viernes el dato de inflación de noviembre, que deja la variación anual en el 5,3%. El retroceso es leve, pero queda en la lupa de todos los actores económicos porque esa cifra se convierte, de inmediato, en la base técnica para definir el ajuste del salario mínimo de 2026. El consenso del mercado —capturado por la encuesta de Citi a 26 entidades— anticipaba una desaceleración moderada hacia el 5,44%. El dato de este viernes representa una reducción de 21 puntos básicos frente al 5,51% de octubre que sacudió al mercado.

El dato de noviembre ata, en distintos sentidos, las manos del Banco de la República y de la mesa de concertación salarial, instalada este lunes. La cifra anual marca el piso innegociable de la discusión salarial, pues la ley obliga a preservar el poder adquisitivo de los trabajadores. Con la suma de inflación y la productividad total de los factores a septiembre (del 0,91%), el alza mínima se ubicaría alrededor del 6,21%, lo que empujaría el salario alrededor de los 1,5 millones de pesos en 2026. Aun así, los sindicatos presionan por un incremento de dos dígitos, con el riesgo de atizar la inflación.

Justamente, el encarecimiento de los bienes y servicios sigue lejos de la meta del 3% anual del Banco de la República, y el estancamiento de los precios en los últimos meses he llevado a la Junta a mantener la cautela. El mercado, de hecho, espera que su decisión de tasas de diciembre sea mantenerla en el 9,25%, aunque admite que en enero el Emisor podría endurecer su postura si el impacto del nuevo salario mínimo inyecta una inercia alcista a los precios. La advertencia no es nueva: cuando la demanda de servicios y la indexación ganan tracción, el margen para recortar la tasa de interés se angosta.

El alivio de noviembre proviene de los alimentos, que han dado tregua al gasto de los hogares. “Las frutas frescas, como el mango, han sido el mando hacia la baja, así como el tomate y la zanahoria”, explicó Piedad Urdinola, directora del DANE, en la rueda de prensa. En lo corrido del año, la división de Alimentos y bebidas no alcohólicas acumula un encarecimiento del 5,18%, mientras otras categorías siguen presionando: Educación (7,36%), Salud (6,73%), Restaurantes y hoteles (6,59%) y Bebidas alcohólicas y tabaco (6,00%). Por debajo del promedio nacional se ubican alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles (4,68%), Bienes y servicios diversos (4,60%) y Recreación y cultura (0,80%).

La inflación subyacente —que excluye alimentos y servicios públicos— pone freno a la desescalada: son categorías atravesadas por contratos indexados y ajustes tarifarios que tardan en moderarse. Aquí encaja la lectura de Mariana Quinche, economista de BBVA Research: “Proyectamos una variación mensual de 0,17%, con impulso de la canasta sin alimentos —en especial alojamiento y restaurantes—, y bienes y transporte sumando presión”. Su mapa apuntaba a una inflación anual del 5,4% y que cierre el año en torno al 5,2% (el dato final se conocerá en enero).

La alerta sobre servicios y regulados se mantiene. Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas de Bancolombia, lo resume: “El efecto de la indexación sigue elevado frente a lo deseable para lograr una normalización más rápida de la inflación, debido al incremento significativo del salario mínimo”. Y precisa el frente regulado: “Las tarifas de electricidad, suministro de agua, gas y combustibles para vehículos ejercerían presiones al alza” de cara a 2026. Es el esquema que se ha visto todo el año: la subyacente cede a pasos pequeños, y los regulados no terminan de normalizarse.

La práctica lo confirma. Camilo Pérez, director de investigaciones económicas del Banco de Bogotá, explica que los arriendos han evidenciado indexaciones del 100% del ajuste por la inflación de 2024 (5,2%), lo que ancla los precios de los servicios. Con ese telón de fondo, las apuestas del mercado para noviembre eran estrechas: Occieconómicas veía una variación del 5,46% anual; ANIF lo ubicaba en el 5,47% y BBVA Research en el 5,4%. Según el DANE, la variación anual del IPC fue de 5,27% para los hogares pobres, 5,28% para los vulnerables, 5,31% en la clase media y 5,29% en los ingresos altos. El dato de este viernes cae dentro del rango bajo que preveía el mercado y corrige en algo la pendiente, pero el combate contra la inflación se mantiene y es una batalla que se libra décima a décima.

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