Iván Mordisco, el mayor enemigo público de Petro
El guerrillero de rango medio que no aceptó el acuerdo de paz con Juan Manuel Santos es ahora el comandante que rechaza la paz total del actual Gobierno y el principal blanco de las Fuerzas Militares colombianas
El presidente colombiano Gustavo Petro ha sido enfático esta semana que su mayor enemigo actualmente se llama Néstor Gregorio Vera Fernández, más conocido por su alias, Iván Mordisco, jefe de un grupo ilegal que se llama a si mismo Estado Mayor Central y se reivindica como continuación de la extinta guerrilla de las FARC. Petro ya lo había llamado “socio de la junta del narcotráfico”, mafioso, líder de una organización de “traquetismo armado”. Esta semana escaló su tono. “Es el mayor reclutador de menores en el país, lo denunciaré a la corte penal internacional“, afirmó el jefe de Estado. Lo dijo después de que ha sido duramente criticado por ordenar a los militares el bombardeo de un campamento en el que estaban dos lugartenientes de Mordisco, alias Jimmy y alias Pescado, y en el que murieron siete menores de edad. “Si se suspenden los bombardeos, los capos van a reclutar más niños y niñas, porque se darán cuenta que así se cubrirán de riesgos”, dijo el mandatario en su defensa.
Mordisco respondió con cinismo. “Evaluaremos juicios revolucionarios contra los responsables materiales e intelectuales del asesinato de niños”, dijo en un video difundido en redes sociales este miércoles, sin reconocer que es él quien los lleva a la línea de fuego. También amenazó la tranquilidad de las elecciones que se llevarán a cabo el próximo semestre. “Quisimos que el proceso electoral del 2026 tuviera los menores traumatismos posibles, pero ante la avanzada de sectores guerreristas, no nos queda más que asumir una posición en defensa de los territorios”, añadió.
La situación es delicada porque si bien es cierto que Mordisco es responsable de reclutar a decenas de niños, también es obligación del Estado proteger la vida de los menores. Justamente por eso, el jefe guerrillero los mantiene a su lado en caso de un bombardeo. “Es mayor el nivel de niños en sus filas en comparación con otros grupos, y esa es su estrategia”, señala Elizabeth Dickinson, analista senior de Internacional Crisis Group en Colombia. “Cuando ves las fotos de las cabecillas del EMC, siempre están rodeados por niños. Por un lado, los usan como un escudo humano, piensan que le hace más difícil a la fuerza pública atacarlos; por otro lado, muchas niñas están ‘al servicio’ del comandante. Como la mayoría de los operativos militares han sido contra el EMC, este grupo ha buscado aumentar sus filas, y lo más fácil para ellos es hacerlo con niños”.
De acuerdo a un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) sobre el crecimiento de los ocho grupos armados en el país, a partir de cifras de la fuerza pública, el EMC de Mordisco es el que más ha aumentado recientemente, con un 20% más de personas en sus filas en siete meses: saltó de 3.276 integrantes en diciembre del 2024, a 3.919 en julio del 2025. La tercera fuerza en tamaño, detrás de la guerrilla del ELN (6.450) y el Clan del Golfo (8.945), hace mucha presencia y es muy temido en el sur del país, especialmente en los departamentos de Guaviare, Cauca, Valle del Cauca y Nariño.
Si bien no es posible saber claramente qué parte del aumento se debe al reclutamiento de niños, la apuesta del EMC es notoria en el Cauca, donde usan formas de seducción para que los menores entren a sus filas, de las que luego les impiden salir. “Usan las redes sociales para llamar la atención, les dan plata, cosas de lujo. Luego salirse es imposible, en parte porque los mandan a otros departamentos donde no pueden escapar, en la Amazonía”, cuenta Andrés Cajiao, investigador de Conflicto y Seguridad en la FIP.
Pero el enorme poder de Mordisco que describe Petro tiene matices, añade el especialista. El que fuera un mando medio en las extintas FARC, y se negara a firmar el acuerdo de Paz de 2016, suele moverse en los bordes de la selva amazónica, donde dirige su bloque Amazonas y donde está Guaviare, el departamento en el que ocurrió el bombardeo contra sus dos aliados. Pero más del 60% de los integrantes del EMC pertenecen al bloque occidental, y se concentran en el Cauca, donde los jefes son más aliados que subordinados del ahora enemigo público número uno. “Si bien hay comunicación entre los dos bloques, Mordisco no define todo lo que pasa en el Cauca, ni puede siempre acceder a los recursos que salen de allá”, añade Cajiao, en referencia a dineros que muchas veces vienen del narcotráfico, como dice Petro. “Claro que Mordisco tiene nexos con el narcotráfico, pero no es un gran Pablo Escobar que lo maneja todo. Hoy en día ningún grupo o jefe tiene una influencia tal. Lo que ocurre en cada lugar del Cauca es más responsabilidad de los comandantes en la zona”, continúa.
Por esta misma razón, tanto Cajiao como otros analistas ven que el impulso de Petro contra Mordisco repite la fallida estrategia del expresidente Iván Duque frente al EMC, persiguiendo cabecillas u “objetivos de alto valor” en estructuras poco jerárquicas. “¿Qué pasaría si matan a Mordisco en un bombardeo? ¿Veremos el fin de las disidencias guerrilleras? Podría ser reemplazado o, lo más probable, podríamos tener más disidencias chiquitas en lugar de una grande”, dice Kyle Johnson, director académico de la Fundación Conflict Responses (Core). “Esta ofensiva militar contra Mordisco realmente es más política, pensando en las elecciones del próximo año, en las que el gran tema va a ser la seguridad. Es una forma de mostrar acciones del Gobierno de izquierdas frente a los votantes más de centro”.
Abatir a Mordisco puede no acabar con el EMC, pero sí golpear a quien de alguna forma se ha ido convirtiendo en un ícono. Primero, en 2016, se negó a desmovilizarse como miembro de las extintas FARC. Luego, en 2022, ganó visibilidad cuando el saliente presidente Duque afirmó que lo había asesinado. Vera apareció meses después, campante y dando declaraciones, cuando Petro luego le extendió para negociar la paz, y permitirlo una inédita reunión de jefes disidentes que entronizaron a Mordisco como su jefe. Este terminó levantándose de la mesa en abril del 2024 y pasó a convertirse en enemigo del jefe de Estado. A cuatro meses de las elecciones legislativas y seis de las presidenciales, Petro apuesta a lograr una gran victoria militar golpeando a Mordisco. Pero sería el fin de un cabecilla, no de las llamadas disidencias y menos del conflicto.