El Congreso de Colombia evita la votación del presupuesto para 2026 y lo deja en manos del Gobierno
Las cuentas saldrán previsiblemente por decreto tras el rechazo tácito a la propuesta del Ejecutivo de Gustavo Petro
El presupuesto general de Colombia vuelve a quedar a la deriva. El Congreso no ha convocado para este lunes, el último día de plazo, la votación sobre el monto de 557 billones de pesos (unos 143.000 millones de dólares) de la propuesta fiscal del Gobierno de Gustavo Petro para 2026. La cifra que propuso el Ejecutivo desató fuertes críticas, pues implicaba un aumento sustancial y la necesidad de recaudar más impuestos, y el Legislativo optó por ni aprobarlo ni rechazarlo. Las comisiones económicas de la Cámara de Representantes y del Senado no fueron convocadas y los legisladores dejan así las cuentas nacionales en manos de la propuesta original del mandatario de izquierdas.
El jueves pasado era el día clave. Se reunían las cuatro comisiones y tenían previsto votar el proyecto. El inicio de la sesión quedó marcado por el tono moderado y conciliador del ministro de Hacienda, Germán Ávila. El economista lo defendió, pero también propuso recortar el monto en 10 billones, una forma de atraer a los congresistas dubitativos. Con ello, argumentó, podría también disminuir la ambición de la reforma tributaria que ha presentado para llenar el hueco del presupuesto, de 26,3 billones de pesos. En concreto, ya no subirían los impuestos de la cerveza, las boletas para espectáculos de bajo costo o los juegos de suerte y azar. “Esta propuesta busca un consenso con el poder legislativo”, recalcó.
Mientras tanto, el viento a favor que parecía tener el Ejecutivo se desinfló. Habían pasado apenas un par de horas cuando llegó el momento de votar, no el monto sino una de una docena de propuestas para cambiar el proyecto. Faltaba tiempo, pues cada una de las cuatro comisiones debía pronunciarse sobre cada idea. La bancada oficialista optó por ausentarse, y así rompió el cuórum necesario para mantener la sesión. Al levantar el encuentro, quedaban solo cuatro días en los que no suele haber reuniones del Congreso —de viernes a lunes— para aprobar el monto global del presupuesto y así continuar su trámite. Nunca ocurrió.
La historia reciente ya dibujaba un escenario muy complejo. En 2024, el Legislativo negó el monto propuesto por el Gobierno. La estrategia era muy similar a la de este año: presentar ante el Congreso un presupuesto desfinanciado y a la par formular una reforma tributaria para cubrir ese agujero. El plan no funcionó en el pasado. Aunque el Gobierno emitió su presupuesto inicial por decreto, desde el primer momento estuvo claro que no tendría los ingresos suficientes para financiarlo. Por ello, este 2025 tuvo que recortar el gasto sobre la marcha. Pese a ello, el déficit fiscal ha crecido hasta ser del 3,8% del PIB en el primer semestre de 2025, el más alto en 21 años. El destino del nuevo presupuesto parece ser similar, con la particularidad de que quien deba recortar probablemente sea un nuevo presidente, el que se elegirá entre mayo y junio de 2026.