Enamorado de Maduro

Pareciera que Gustavo Petro tiene una especie de enamoramiento político con Nicolás Maduro. Con él no funciona su discernimiento, a él le cree ciegamente y él pareciera ser su “intocable ideal”

Gustavo Petro y Nicolás Maduro en el Palacio Presidencial Miraflores, el 1 de noviembre 2022.Ariana Cubillos (AP)

Estoy a punto de creer que, si el presidente Petro ha tenido varias esposas, el final de sus matrimonios o uniones libres no se dio por decisión de él, sino de ellas. Porque si algo nos ha demostrado el actual presidente de los colombianos es que a él lo pueden engañar, le pueden mentir, lo pueden empujar al ridículo y a pesar de todo...

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Estoy a punto de creer que, si el presidente Petro ha tenido varias esposas, el final de sus matrimonios o uniones libres no se dio por decisión de él, sino de ellas. Porque si algo nos ha demostrado el actual presidente de los colombianos es que a él lo pueden engañar, le pueden mentir, lo pueden empujar al ridículo y a pesar de todo él sigue fiel y enamorado. Él no abandona a quien ama, así lo maltrate. Él es una abnegada víctima del enamoramiento.

En el caso de Nicolás Maduro, se trataría de una especie de enamoramiento político el que mantiene encandilado al presidente colombiano, quien a todas luces parece incapaz de utilizar su profundo discernimiento y claridad mental para ser con Maduro tan frío y estricto como sí lo es con los empresarios colombianos, los medios de comunicación colombianos, los que le llevan la contraria o sencillamente quienes no le caen bien. Con Maduro es paciente y suave. A Maduro no lo ataca, sino que lo justifica. Maduro pareciera ser un intocable ideal, tan perfecto que estuvo a punto de merecer viaje de felicitación el pasado 10 de enero para abrazarlo el día de su juramentación como presidente de los venezolanos.

Sí. No me cabe duda que a Petro las “ex” lo han tenido que echar. Porque Maduro lo engañó diciéndole que iba a hacer elecciones libres, mientras se dedicaba a perseguir a la oposición y se atravesaba en el camino de María Corina Machado, quien en las urnas lo habría hecho añicos. Maduro lo engañó antes de las elecciones, pero Petro siguió ahí, firme.

Maduro le dijo a Petro que las elecciones no pudieron ser libres porque estaba agobiado por las sanciones económicas de los Estados Unidos. ¡Falso! Los Estados Unidos vienen aligerando las sanciones sobre Venezuela desde tiempo atrás, por cuenta de la guerra de Ucrania. Y, además, con el compromiso de Maduro de hacer unas elecciones libres, el Gobierno norteamericano terminó por otorgarle la libertad a Alex Saab, fiel escudero de Maduro y operador internacional para el manejo de los dineros que el régimen ubica en opacos países del planeta. Pero, como Petro está enamorado (políticamente) de Maduro, es imposible que el presidente colombiano se dé cuenta de la verdad. Basta con que Maduro le diga: “son las sanciones” y Petro, obnubilado por el vozarrón del dictador bolivariano, solo repite el discurso.

Reportan desde la oposición venezolana que la líder María Corina Machado fue detenida por hombres del régimen de Maduro. Petro corre a gritar “fake news”, así como lo hicieron desde las toldas del madurismo. ¿Quién le dijo al presidente colombiano que eso nunca pasó? ¿Cuáles fueron sus fuentes, él que vive de condena en condena a los medios de comunicación? ¿Contrastó fuentes o simplemente puso lo que desde el Palacio de Miraflores le dijeron que era la verdad? ¿Cree él únicamente y ciegamente en lo que dicen desde Miraflores como si allí estuviera la verdad revelada?

Entiendo por fin en qué consiste aquella que, desde tiempos de su alcaldía, Gustavo Petro llama la política del amor. Aunque creo que es, más bien, la política del enamorado. Aquella en la que se está dispuesto hasta a negar que cada mañana sale el sol, porque se es incapaz de llevar la contraria a esa persona que logró cautivar nuestro corazón. Por eso si Maduro no “echa” a Petro, Petro nunca lo dejará a él. ¡Qué viva el amor!

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