De Trump a Maduro: ¿el mundo en poder de gángsteres estatales?
Putin, Netanyahu, Daniel Ortega, y el próximo presidente de Estados Unidos son otros líderes más que fusionaron la política con el crimen, respaldados por millones de sus seguidores
La respuesta, desde luego, es afirmativa. El gansterismo es el rasgo común que comparten Trump, Putin, Netanyahu y Maduro, pues al asegurarse la jefatura de sus respectivos Estados adquieren inmunidad e impunidad personal por sus crímenes y delitos pasados, presentes y futuros. Sin duda, los tres primeros represe...
La respuesta, desde luego, es afirmativa. El gansterismo es el rasgo común que comparten Trump, Putin, Netanyahu y Maduro, pues al asegurarse la jefatura de sus respectivos Estados adquieren inmunidad e impunidad personal por sus crímenes y delitos pasados, presentes y futuros. Sin duda, los tres primeros representan una temible banda con armas de destrucción masiva, que blandirán sin escrúpulo contra quien ose cuestionar sus decisiones y fechorías, las cuales hoy presumen victoriosamente. Son, pues, gánsteres estatales que tienen el mundo en sus manos.
Gánsteres estatales
Así aconteció con Hitler y Mussolini a mediados de los años veinte del siglo pasado. Eufóricos celebraron su ascenso en Alemania e Italia, fusionando la política con el crimen, respaldados por millones de sus seguidores. Es una lección que parece haber aprendido muy bien el actual cuarteto de gánsteres, pues les asiste la certeza de que mientras estén en la cumbre del Estado adquieren una triple vacuna que les garantiza: Inmunidad legal, Impunidad penal e Intangibilidad política. Por eso harán lo que estimen necesario para permanecer al mando de sus respectivos Estados y prolongar sus delirios gubernamentales y designios criminales. Delirios y designios encubiertos políticamente por Trump con sus exitosas consignas y coartadas, exaltadas en las almas deprimidas y proyectadas en las mentes pueriles de sus seguidores: America First y Make America Great Again. Pero también Putin, reviviendo nostalgias imperiales y ocupando Ucrania en respuesta al asedio de la OTAN desde la implosión de la URSS en la década del 90, para así reafirmar a Europa y occidente su condición de potencia no despreciable en el nuevo orden mundial. Hasta llegar al extremo criminal de Netanyahu, quien exacerba el odio y el miedo ancestral de sus compatriotas, después del despiadado y brutal ataque de Hamás contra civiles inermes el 7 de octubre del 2023, que dejó cerca de mil doscientos víctimas mortales y un centenar de secuestrados. Víctimas que ha cobrado el gánster de Netanyahu a la población civil palestina con más de cuarenta y cinco mil muertos y 108.000 heridos, según un reciente reporte de France 24, dejando arrasada y ensangrentada a Palestina la otrora tierra santa. Y, ahora, Nicolás Maduro, invocando en Venezuela un supuesto triunfo electoral, que no es otra cosa que una cleptocracia electoral autoritaria incapaz de reconocer el triunfo legítimo de Edmundo González y el principio fundacional de la democracia, la soberanía popular.
Coartadas históricas
Todas las anteriores son coartadas históricas, arraigadas en la existencia e identidades de los respectivos pueblos, hoy hábilmente reeditadas por sus líderes mediante la inescrutable penetración de algoritmos en las mentes de sus seguidores, las redes sociales y la inteligencia artificial, que les impide a millones de ellos discernir entre la realidad y el delirio de grandeza que proyectan sus idolatrados líderes. Ellos tienen la absoluta certeza de que mientras más mientan para conservar y potenciar sus imágenes de ídolos imprescindibles e imbatibles, sus vidas, libertades y glorias como jefes de Estado serán incuestionadas y hasta celebradas. Por eso su nacionalismo y patriotismo no tiene límites y Trump hace del Estado su empresa más exitosa, manipulando aranceles y convirtiendo al mercado en su campo de guerra predilecto. Su Estado no reconoce otra soberanía que la de la ganancia de sus empresas y mercados, America First, y la impunidad de sus actuaciones. Así como para Putin y Netanyahu solo importa la seguridad y vida de sus compatriotas y burlan impunemente las decisiones de la Corte Penal Internacional, cuyos Estados desconocen, y de la misma Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, que carecen de poder vinculante.
La Plutocracia Gansteril
Para estos gánsteres el Estado es un trofeo a repartir entre sus incondicionales socios, financiadores y cómplices. Así el Estado de derecho es degradado en Norteamérica a un Estado plutocrático gansteril para combatir sin reservas éticas a las hordas de inmigrantes pobres e indeseables, subir aranceles y desconocer las limitaciones para la protección ambiental. Por eso Trump anunció que sería dictador por un día para “cerrar la frontera y vamos a perforar, perforar y perforar. Después de eso, no soy un dictador”. Todo parece indicar que ellos son la expresión exultante de una nueva y ascendente plutocracia tan criminal como codiciosa, cuyo máximo exponente es Elon Musk, lanzado a la conquista del espacio sideral pues el terrenal no le basta. Lo más grave es que semejantes gánsteres y empresarios estatales no solo son admirados por millones de consumidores de sus productos y sus delirios narcisistas, sino que tienen émulos en otras latitudes que han sido proclives a la generación de estos especímenes en la vida pública y al frente del Estado.
Gánsteres Tropicales
Así lo vemos con la esperpéntica pareja presidencial de Daniel y Rosario en Nicaragua, legítimos herederos de los Somoza en brutalidad y ambición. Con Maduro en Venezuela, émulo del dictador Juan Vicente Gómez y Milei en Argentina, anarco-liberal que diluye el Estado en el mercado y promueve la inanición de millones de argentinos para bajar la inflación. Quizá la única excepción a esta ola arrolladora de gánsteres estatales sea el proceso que en la actualidad se adelanta contra el destituido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, que se refugia en su mansión para escapar a la justicia. Es inimaginable que llegue a suceder algo semejante en el caso de la banda de los tres más poderosos gánsteres globales y menos en Nicaragua y Venezuela. De allí que tras el pulso por la presidencia de Venezuela entre Edmundo González y Nicolás Maduro, estén alineados esos poderosos gánsteres globales: Trump, Putin y Xi Jinping. Sin duda, el mundo está en sus manos. Así lo anuncia Trump con su delirante imperialismo militar tras Groenlandia, el canal de Panamá y el golfo de México en desarrollo de sus alucinantes consignas: America First y Make America Great Again. Pero su adversario, Xi Jinping, sabe bien que la diplomacia de la Ruta de la Seda, sus megainversiones en el Sur Global y los avances tecnológicos son más exitosos que la burda amenaza militar. Un nuevo sol nace en Oriente y otro se oculta en Occidente.