El Gobierno de Petro pierde el control de la Cámara de Representantes y la reforma a la salud queda en el limbo
El proyecto que busca transformar de raíz el sistema sanitario de Colombia lleva varios días estancado en la plenaria porque el Ejecutivo no ha logrado consolidar las mayorías que antes obtenía con facilidad
Desde que llegó al poder en agosto de 2022, el presidente Gustavo Petro había tenido mayorías casi fijas en la Cámara de Representantes. Allí se han aprobado con relativa facilidad muchas de las iniciativas parlamentarias del Gobierno, incluso las que han naufragado en el Senado. En la plenaria y en las comisiones pasaron varias veces y con amplio margen las reformas a la salud, laboral y pensional, además de proyectos como la jurisdicción agraria o la ley que modifica el Sistema General de Participaciones. Los tres presidentes de la Cámara, —David Racero, Andrés Calle, y Jaime Raúl Salamanca, el actual— han apoyado con decisión al Ejecutivo.
Sin embargo, en la última semana, el Gobierno perdió el control de la Cámara baja. El miércoles en la tarde, las comisiones tercera y cuarta, en las que Petro siempre había tenido mayorías, votaron en contra de la reforma tributaria, y participaron del hundimiento de uno de los proyectos más importantes para el Gobierno. El presidente estalló, y en un virulento discurso anunció la “ruptura de las relaciones” con las cuatro comisiones económicas. “Finito, se acabó, no tienen ya nada que hablar con nosotros y nosotros nada qué esperar de ellos. La relación del Gobierno con las comisiones económicas ha finalizado. Ellos verán si aprueban presupuestos o créditos, ya veremos cómo nos defendemos”, dijo el jefe de Estado. Y añadió: “Maldito el parlamentario que destruye la prosperidad de su propio pueblo”.
La inesperada derrota en estas comisiones se dio porque los representantes de los partidos Liberal, Conservador, de la U, e incluso Verde, que hasta entonces habían apoyado las iniciativas del Gobierno, decidieron sumarse a la oposición liderada por el Centro democrático y Cambio Radical. Además de esa caída, el Gobierno sufrió un nuevo revés en el trámite de la reforma a la salud, la iniciativa legislativa más importante para Petro desde marzo de 2023, que confirma la pérdida de poder de decisión en la Cámara.
Durante toda la semana, la plenaria intentó sin éxito aprobar el proyecto de ley que busca transformar de raíz el sistema sanitario de Colombia. Ni siquiera se terminaron de votar los impedimentos de los congresistas, un requisito previo a la discusión de fondo y que normalmente no genera debates ni problemas. Sin embargo, en las tres sesiones de la semana, se rompió el cuórum necesario para hacer cualquier votación. La lentitud del proceso, justo en los últimos días del periodo legislativo, llevó al Gobierno a convocar al Legislativo a sesiones extraordinarias solo para discutir ese proyecto en la semana que inicia. Se trata de un expediente muy usual, pero que puede tensionar las relaciones con los congresistas.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, se ha mostrado confiado en que ese camino permitirá que la reforma quede aprobada por la Cámara antes de Navidad. “Esos cuatro días son más que suficiente para que la Cámara pueda ya definir el proyecto. Yo soy muy optimista al respecto. Faltan cerca de 9 impedimentos, que se discutirán en la próxima sesión, y ahí inmediatamente comenzará la discusión, a la que le quedarán unos días para que sea suficientemente debatida”, dijo el médico y político de izquierdas el jueves pasado, antes de que se oficializara la convocatoria.
El optimismo del ministro contrasta con la realidad que se ha visto en los últimos debates. La representante del Pacto Histórico, Martha Alfonso, aliada del Gobierno, se quejó de un supuesto plan tortuga para retrasar la discusión en la plenaria: “Hay una estrategia muy tremenda para dilatar el debate de la reforma a la salud”. Si el Gobierno tuviera las mayorías consolidadas, el proyecto podría avanzar sin problemas y mucho más rápido, aun con el rechazo de los partidos de oposición.
Para la representante de la Alianza Verde y crítica del Gobierno, Catherine Juvinao, el contenido del proyecto también incide: “La reforma a la salud es tan mala que ni los congresistas del Pacto Histórico hacen cuórum”, dijo el jueves. “El Gobierno debería entender que su adefesio contra la salud ya no tiene los votos”, concluyó. El representante del opositor Centro Democrático, Andrés Forero, coincidió en las críticas: “Que los partidos que han estado del lado de este Gobierno no asistan a debatir la reforma a la salud es un mensaje para que esta se presente en el próximo semestre con rigor y con suficiente discusión”.
Este lunes, cuando se espera que se vuelva a debatir el proyecto, se comprobará si el Gobierno logra recuperar al menos una parte de las mayorías o si definitivamente ha perdido el control de la Cámara. De ser así, en el año y medio restante de Administración de Gustavo Petro, el camino legislativo para concretar su promesa de cambio estará aún más difícil, y será más alta la necesidad de obtener mejoras reales, a través de la ejecución del presupuesto o de la regulación vía decretos y resoluciones.
Mientras tanto, la incertidumbre sobre el futuro del sistema de salud se suma la grave situación financiera que padecen hoy todos sus actores, desde las clínicas y hospitales, hasta los médicos y enfermeros, pasando por los laboratorios, las farmacéuticas y, sobre todo, la atención que reciben los pacientes. Más allá de los atrasos en la Cámara, el escollo más difícil para la reforma será el siguiente, el debate en la Comisión Séptima del Senado, donde se hundió el primer proyecto.