El agro, el sector lácteo y la sostenibilidad social, ¿empresa privada o empresa social?
Como ha dicho bien la filósofa Adela Cortina: la empresa del futuro será social o no será
En sus 65 años de presencia en el mercado, Alquería hoy demuestra una clara comprensión de cómo debe transformarse con equidad el sistema lácteo en una Colombia agraria, en el marco de la coyuntura social del país y de frente a su responsabilidad frente al calentamiento global. Es una industria que genera gases de efecto invernadero a través del metano producido por los semovientes; y por ello ...
En sus 65 años de presencia en el mercado, Alquería hoy demuestra una clara comprensión de cómo debe transformarse con equidad el sistema lácteo en una Colombia agraria, en el marco de la coyuntura social del país y de frente a su responsabilidad frente al calentamiento global. Es una industria que genera gases de efecto invernadero a través del metano producido por los semovientes; y por ello luchamos contra la deforestación, consecuencia de la expansión de la frontera agrícola, principalmente en la Amazonía colombiana, y en los bosques y páramos andinos del centro del país.
Una empresa familiar que fue creada por el profesor Jorge Cavelier, salubrista y fundador también de clínicas públicas para el tratamiento de enfermedades venéreas. Le preocupaba que la gente consumiera leche cruda con sus riesgos asociados, en lugar de leche pasteurizada con todas sus ventajas; así se establecieron los principios de la base social de la empresa. Desde sus inicios, todos los colaboradores directos de la empresa recibían en sus hogares, de manera gratuita, un litro de leche diario si no tenían hijos y tres litros si los tenían.
La compañía comenzó con maquinaria usada que Enrique Cavelier, zootecnólogo e hijo del médico, desmontó cerca de Medellín en 1959 para instalarla en Cajicá, 30 kilómetros al norte de Bogotá. En los años setenta, la empresa evolucionó en sus empaques y forma de distribución, manteniendo siempre la asepsia “de quirófano” que caracterizaba al fundador; este sello de calidad fue reconocido por clientes y consumidores, consolidando su nombre en el mercado.
En 1990, con la apertura económica, se introdujeron nuevas tecnologías, como las de la leche larga vida. Con estos avances, una nueva generación tomó las riendas del negocio y consolidamos una distribución robusta que hoy alcanza cerca de 200.000 clientes; se construyó, además, una marca sólida con una estrategia de marketing única, posicionándola como la primera en Top of Mind y Top of Heart en Colombia.
Durante los últimos 20 años, tras superar la ley de quiebras a raíz de la recesión de 1998, la compañía se expandió mediante alianzas, estableciendo plantas en Cali, Medellín, Bucaramanga y la Costa Caribe. También formó una joint venture con la empresa Danone que duró 10 años, dejando valiosos aprendizajes en bebidas fermentadas y ampliando la visión de la compañía más allá del contexto colombiano. Finalmente, se asoció con Mesoamérica, un fondo de inversión centroamericano que comparte los valores sociales de los fundadores.
Hoy en día, es la empresa que procesa la mayor cantidad de leche líquida en Colombia para venta al público, con ventas de 400 millones de dólares, y la tercera en el sector lácteo. Ha evolucionado últimamente a una empresa multimarca y multicategoría con una gerencia profesional de primer nivel. Pero más allá de su tamaño, siendo la compañía B (de Beneficios) más grande de Colombia, Alquería se define como una empresa que busca ser “la mejor compañía para el mundo” y ello lo hace creando valor público y social.
En este proceso de transformación sistémica con objetivos sociales, ya había comprendido al consumidor y al tendero. Sin embargo, solo había dado pequeños pasos sociales dentro del gran desafío que representa el campesinado y el campo colombiano, y sus acciones sociales se limitaban al municipio, con avances en salubridad, acueducto y educación, aportados por Enrique Cavelier como transformador de comunidades locales.
Surge de pronto una primera serendipia, con una invitación para comprar leche a campesinos/guerrilleros de la región de la Serranía de la Macarena, zona histórica de presencia de las FARC. El éxito fue rotundo: en cuatro años, el acopio creció de 6.000 a 60.000 litros diarios, beneficiando a 1.500 familias y evitando el desplazamiento forzado de cocaleros hacia las ciudades.
En otra serendipia, con el padre Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Bogotá, se da un coup de foudre que no se hizo esperar y la empresa se convirtió rápidamente en el principal donante industrial del Banco que cumplió una gran tarea en aliviar el hambre de los más pobres durante la pandemia, en alianza entre otras con PRISA, empresa propietaria del diario EL PAÍS.
Con Daniel Saldarriaga y el modelo mexicano como referencia, fundamos Ábaco, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, junto a otros 22 bancos de alimentos en 2008; hoy cubre todo el país y ofrece alimentos diariamente a más de 1,2 millones de personas vulnerables. El impacto social hoy es así el mayor compromiso de la empresa.
Dicho aspecto social de la compañía se desarrolló aún más con la creación de la Fundación Alquería Cavelier en 2010, apuntando a la educación como factor de lucha contra la desigualdad. El programa Talentos Excepcionales identifica a niños de bajos recursos y alto potencial intelectual en municipios apartados de Cundinamarca, departamento que rodea a Bogotá; hasta ahora, casi 500 niños han recibido becas para estudiar en las mejores universidades de Colombia. Además, los colegios públicos del municipio del proyecto piloto han alcanzado niveles educativos excepcionales, posicionándose como los mejores del país. Este programa se ha ido extendiendo y se espera que beneficie a 200 colegios y a 200.000 niños para 2025, transformando la cultura educativa y organizacional entre rectores y maestros, logrando resultados sobresalientes con los educandos.
Sin embargo, el programa Vaca Madrina es hoy por hoy el proyecto estrella, orientado a que pequeños lecheros, con ingresos de medio salario mínimo, los multipliquen por cinco o siete. Esto se logra mediante asistencia técnica, crédito y mejoras en la finca, como pozos de agua, resiembra de potreros, división de estos para pastoreo rotacional y biodigestores que proporcionan gas metano a los hogares y previenen la deforestación. Este modelo pretende sustituir importaciones de leche y sacar de la pobreza a miles de pequeños ganaderos. Paralelamente, se enfoca en el cuidado de los páramos y la reforestación, con el objetivo de resembrar 3.000 hectáreas de bosque tropical seco.
Como ha dicho bien la filósofa Adela Cortina: la empresa del futuro será social o no será.