La ampliación de la licencia de paternidad se abre paso en Colombia e impulsa un cambio cultural

La extensión de dos a cuatro semanas promueve el cuidado, desde el nacimiento, como una responsabilidad compartida

Un hombre esperan el certificado de nacimiento de su bebé en un hospital de Cúcuta, Colombia.Fernando Vergara (AP)

Colombia tiene ante sus ojos la posibilidad de avanzar en un cambio cultural que rompe con la idea tradicional sobre los roles de género en la crianza y el cuidado. La propuesta de duplicar la licencia de paternidad de dos a cuatro semanas ―que aprobó la Cámara de Representantes en los primeros dos de los cuatro debates de la reforma laboral― llevaría a los padres a tener la oportunidad de involucrarse más en el cuidado de sus hijos e hijas desde su nacimiento. Además, las madres podrán estar mejor acompañadas en una etapa en la que se dispara la carga doméstica sobre sus espaldas.

En el fondo está un desbalance que se refleja en el tiempo destinado a asumir actividades cotidianas de cuidado no remunerado. Mientras las mujeres pasan ocho horas en promedio al día cocinando, limpiando o haciendo compras para el hogar ―una jornada completa de trabajo― los hombres destinan tres horas, según datos de la encuesta nacional de uso del tiempo del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE). Esa brecha se acentúa cuando hay hijos a cargo, y es más evidente si son menores de cinco años. En ese escenario, mientras en promedio las mujeres consagran 12 horas y 45 minutos al día a las labores del cuidado, para los hombres la cifra es de apenas 5 horas y 15 minutos.

Ese peso lleva a un agotamiento que sufren las madres en privado. Además de los riesgos que esa sobrecarga supone para el bienestar físico y emocional, quedan expuestas a la discriminación laboral. Por cada 100 hombres ocupados en Colombia se calcula que hay 67 mujeres, de acuerdo con cifras de 2022 reportadas por ONU Mujeres y el DANE.

Esa realidad refleja una sociedad en la que imperan modelos preconcebidos de responsabilidades divididas según el género, que también han dejado a los padres por fuera del descubrimiento de la crianza. La misma encuesta oficial sobre el uso del tiempo revela que más de la mitad de los ciudadanos se declara “muy de acuerdo” con una afirmación que, tradicionalmente, ha distanciado a los hombres de las labores del hogar: “Las mujeres son mejores para el trabajo doméstico que los hombres”. Es una creencia arraigada no solo entre el 51,3% de los hombres, sino entre el 50,1% de las mujeres, y que ha fracturado cualquier asomo de equidad.

La ampliación de la licencia de paternidad que se abre paso en el Congreso encierra una oportunidad para replantear esas creencias, destaca la representante a la Cámara del Pacto Histórico y coordinadora ponente de la reforma laboral, María Fernanda Carrascal. “Ampliar la licencia de paternidad supone una acción de política pública para impulsar la redistribución del cuidado. Hoy en día vemos a padres más involucrados en la crianza de sus hijos y este ajuste busca profundizar ese cambio cultural”, afirma la congresista gobiernista.

Antes de la expedición de la Ley 2114 de 2021, la licencia de paternidad era de apenas ocho días. Esa misma actualización creó una licencia parental compartida, que permite que las últimas seis semanas de la licencia de 18 semanas a las que tiene derecho la madre se divida entre ambos padres, si así lo deciden de mutuo acuerdo. Con la reforma laboral, a la que le resta la aprobación del Senado de la República, se buscaba, originalmente, extender la licencia del padre a 12 semanas. Sin embargo, en el transcurso de las discusiones se negoció un tiempo menor como camino para evitar un naufragio del proyecto que defiende el Gobierno de Gustavo Petro y que contempla un paquete más amplio de cambios relacionados con derechos de los trabajadores.

Uno de los argumentos para oponerse a una licencia más larga fue el de los costos, que se cubren con las cotizaciones que hacen los trabajadores formales y sus empleadores al sistema de salud. “Demasiados derechos, pero no hay de dónde sacar la plata”, sostuvo el representante opositor Jhon Jairo Berrío, quien demostró cómo afloran las divisiones de roles. “No podemos desconocer de dónde nace la licencia de maternidad, no es solamente el derecho de la madre, es más el derecho del niño a ser cuidado y a ser alimentado… no podemos asimilar la licencia de paternidad a una licencia de maternidad”, agregó el congresista del Centro Democrático.

Esa tesis, que ata el cuidado de los recién nacidos a la lactancia, generó el rechazo de Carrascal, madre de una bebé de cuatro meses. “Hay una responsabilidad compartida. Te dicen que tienes que parir, pero que no importan las condiciones sociales. Las mujeres no solamente estamos para lactar. Es la sociedad la que debe hacerse cargo de las maternidades, no solo las mujeres”, respondió la representante que no tomó su licencia. De haberlo hecho, habría tenido que ceder su curul al siguiente en la lista de su partido, un modelo que también refleja desigualdades y que ella y otras congresistas de distintas corrientes políticas buscan cambiar, haciendo que se autoricen las participaciones virtuales durante la licencia.

Pese a los ajustes frente a la propuesta inicial, Colombia se ubica como uno de los países de la región con más días de licencia de paternidad, aunque sigue lejos del promedio de ocho semanas de los países de la OCDE. En todo caso, una mayor licencia ayuda a moldear una paternidad más activa. Las videollamadas o el encuentro de un padre con su hijo o hija después de la fatiga de un día de trabajo no reemplaza el vínculo que genera su presencia, subrayan algunos expertos. “La interacción cercana sincroniza el cuerpo, el cerebro, las hormonas de los recién nacidos. Los bebés que comparten con ambos padres suelen desarrollar mejor control de las emociones, se tranquilizan con más facilidad. La cercanía crea una trayectoria de mejor salud física y psicológica”, explica el doctor en Psicología Diego Armando León, profesor de la Universidad Externado.

Luis René Bautista, doctor en Ciencias del Comportamiento y docente de la Universidad EAN, agrega que la biología favorece a la madre, por lo que a los hombres les corresponde empeñarse en fortalecer la relación. “Es muy importante que el papá pueda pasar tiempo con su hijo incluso desde antes de que nazca. Eso le va a ayudar a generar compromiso, a ubicarse y a posicionarse como papá”, señala. Asumir la crianza hombro a hombro también favorece la salud de la madre y las relaciones de familia presionadas por nuevos factores de estrés. Y, ante todo, descompone los estereotipos que alteran el desarrollo de hijos e hijas, incluso desde el nacimiento.

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